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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Putin, el seguro aliado de la seguridad

El presidente ruso sostiene que métodos de espionaje como los que utiliza EE UU son necesarios

Pilar Bonet

En cuestiones de seguridad entendida como actividades policiales, de servicios secretos y militares, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, se presenta como un hombre con el que Estados Unidos y sus aliados pueden contar, al margen de cuales sean sus diferencias en lo que a democracia y libertad se refiere.

El martes en una entrevista en RT (el complejo de canales televisivos estatales en inglés, español y árabe, destinados a propagar el punto de vista ruso en el extranjero), Putin fue interpelado sobre Edward Snowden, el joven que desveló programas de vigilancia de las comunicaciones por internet. Según el presidente ruso, Snowden no dijo nada que “no se supiera” cuando reveló que los servicios de seguridad de EE UU espían las comunicaciones electrónicas de los ciudadanos.

Afirmó Putin que “en condiciones de la lucha contra el terrorismo internacional esto adquiere un carácter global” y que “estos métodos de trabajo se necesitan”. Tras referirse a la importancia del “control” por parte de la sociedad, Putin afirmó que Rusia no se pueden escuchar las conversaciones sin “el correspondiente permiso de los jueces”, así que escuchar con las autorizaciones correspondientes es “normal” y escuchar sin ellas es ”malo”. Lo que no dijo el presidente es que en Rusia, según aseguran expertos independientes de este país, los servicios de seguridad tienen jueces que sancionan todas sus peticiones de escucha.

Así las cosas, habría que ver cuál sería el resultado si a Snowden se le ocurriera pedir asilo político en Rusia. Una cosa es protagonizar un programa de entrevistas en RT, como hace Julián Assange, y otra muy distinta vivir e integrarse en Rusia, con un marco de libertades y derechos que difieren del occidental. De momento, ningún alto funcionario ha prometido asilo a Snowden. El ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, se negó a especular sobre el tema y afirmó que si lo pide, examinarán el tema. En el mismo sentido se expresó el jefe de prensa de Vladímir Putin, Dmitri Peskov, y el jefe del comité de internacional de la Duma, Alekséi Pushkov, ha dicho que acogerlo equivaldría a darle asilo político y que los EE UU se pondrían histéricos.

Como veterano de la Seguridad, Putin entiende el uso de distintos tipos de armamento, desde los aviones sin piloto a los misiles intercontinentales sin cargas nucleares pasando por las cargas nucleares de baja intensidad, pero en todas estas modalidades se muestra a favor de una regulación internacional. En el caso de los aviones sin piloto, subrayó que es necesario elaborar unas reglas que minimicen el número de víctimas.

De la seguridad hace depender Putin la futura relación con Georgia, el país vecino del Cáucaso de importancia clave para la tranquilidad de los juegos Olímpicos de Sochi, que transcurrirán en febrero de 2014 a pocos kilómetros de la frontera con Abjazia, territorio autoproclamado independiente de Georgia que Rusia ha reconocido como país. En los estudios de RT, Putin vinculó el incremento de las relaciones comerciales y la normalización de las relaciones con Georgia con la cooperación policial y de servicios de seguridad contra la delincuencia y el terror. Putin se refirió de forma nebulosa a un incidente “hace 6 ó 7 años” en el que Rusia se habría visto obligada a repeler una incursión de guerrilleros que habrían llegado a 30 kilómetros de Sochi desde Georgia en camiones del ministerio del Interior. “Desde el territorio de Georgia en el Cáucaso se nos infiltra constantemente el elemento terrorista”, dijo. El presidente negó que el suceso al que se refería hubiera ocurrido en el valle de Kodori, de donde los abjazos echaron a los georgianos en 2008.

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Refiriéndose al Norte de África, Oriente Próximo y Siria, Putin llamó la atención sobre las contradicciones y la falta de previsión de la política occidental. Y de nuevo, subrayó el tema de la seguridad: Irak es inestable y no tiene seguridad sobre el mantenimiento de su integridad territorial, Yemen es inestable, Túnez también. En Libia hay enfrentamientos étnicos entre tribus y guerra por los recursos. Como mínimo, dijo midiendo sus palabras, la región se hunde en un estado de “indefinición y conflicto”. Putin se refirió al grupo Dzhabjat an Nursa, una de las organizaciones claves de la oposición armada siria, que ha sido declarado terrorista por su colaboración con Al Qaeda por el departamento de Estado norteamericano. Según el presidente, EE UU no tiene respuesta cuando se le pregunta si ese grupo participará en el futuro gobierno. Putin dijo que cuando les pregunta a los americanos: “¿Acaso van a tomar un periódico y espantarla como si fuera una mosca?”, ellos responden: “no sabemos”. “Esto no es una broma, sino una cosa seria” sentenció.

Tras varias disquisiciones filosóficas sobre las diferencias culturales y de comprensión del mundo entre EE UU y Rusia, Putin afirmó que EE UU fue durante un tiempo el único imperio tras la desintegración de la URSS y que, como tal imperio, no quiere reconocer sus equivocaciones porque ello sería dar signos de debilidad. En realidad, Putin estaba extrapolando un modelo de comportamiento oriental que no es ajeno al comportamiento ruso. La discusión con colegas norteamericanos que, como esta corresponsal, estaban en los estudios de RT cuando Putin era entrevistado, llevaba a otras interpretaciones: EE UU no quiere cambiar de comportamiento, porque “ni se le ocurre pensar que pudiera haberse equivocado”, tan seguros están de su infalibilidad de criterio. Sea como sea, Rusia y EE UU quieren dialogar y ambos están convencidos de que no hay otra salida. Otra cosa es cómo articulan cada uno de ellos la seguridad con la libertad y la democracia.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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