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Los partidos italianos ven con recelo el comité de ‘sabios’ de Napolitano

Los grupos políticos reaccionan con escepticismo y críticas a la iniciativa del presidente

El presidente de Italia, Giorgio Napolitano, durante un encuentro con la prensa el sábado en el palacio del Quirinal
El presidente de Italia, Giorgio Napolitano, durante un encuentro con la prensa el sábado en el palacio del QuirinalAlessia Pierdomenico (Bloomberg)

La iniciativa del presidente de la República, Giorgio Napolitano, de crear dos comisiones de expertos para intentar acercar posturas entre los partidos políticos italianos no ha gozado ni de 24 horas de confianza. Tras unas horas de respeto —o tal vez solo era sorpresa—, los distintos bandos se han abonado al escepticismo cuando no a la crítica directa. Los más belicosos han sido, como de costumbre, el centroderecha de Silvio Berlusconi y el Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo. Renato Brunetta, fiel escudero del Cavaliere, dijo ayer: “Con todo el respeto que me merece el presidente de la República, los grupos que ha formado no sirven para nada”.

 Y, de ahí, para arriba. El Sábado Santo, cuando Napolitano compareció para acallar los rumores de su supuesta dimisión y anunciar la creación de los dos grupos de expertos, las formaciones principales saludaron la iniciativa e incluso prometieron su colaboración. Se trataba de que los 10 “sabios” elegidos por el presidente —un compendio de técnicos y políticos— ayudaran a los partidos a fijar una serie de objetivos principales sobre los que cimentar un acuerdo de mínimos. Napolitano también recordó que el gobierno de Mario Monti sigue en funciones y que puede seguir tomando medidas con la complicidad del nuevo Parlamento. Nadie dijo que fuese un camino fácil, pero a todos les pareció mejor que la dimisión del presidente.

Tras unas horas de respeto, los distintos bandos se han abonado al escepticismo cuando no a la crítica directa

Ahora ya no está tan claro. Aunque ni Berlusconi ni el candidato del centroizquierda, Pier Luigi Bersani, dijeron esta boca es mía, sí mandaron por delante a sus portavoces para dejar constancia de su escepticismo. El citado Brunetta dijo que el gobierno Monti es un “zombie” y que la intentona de Napolitano solo es una maniobra de dilación: “Basta ya de perder tiempo y de hacer nuevas consultas”. También indicó que su jefe Berlusconi piensa lo mismo, y que la solución solo tiene dos caminos: o un acuerdo con el centroizquierda —a lo que Bersani se ha venido negando de forma tajante— o unas nuevas elecciones. El problema es que para ello el presidente de la República tendría que disolver el Parlamento, pero no puede hacerlo porque se encuentra dentro de los últimos seis meses de su mandato, el llamado “semestre blanco”, y la ley se lo impide. En su comparecencia del sábado, Napolitano dejó claro que permanecerá al mando “hasta el último día”, esto es, hasta el 15 de mayo.

Y, como suele ser habitual, los miembros del Movimiento 5 Estrellas volvieron a decir digo donde 14 horas antes dijeron Diego. Aunque en un primer momento saludaron la apuesta de Napolitano, enseguida Grillo saltó al ruedo de su blog para cuestionar a los “misteriosos negociadores o mediadores que operan como grupos de sabios o de cuidadoras de la democracia…”. La única formación que ve con verdaderos buenos ojos la apuesta del presidente es Scelta Civica, de Mario Monti, sobre todo porque el primer ministro técnico ya estaba amortizado —sus malos resultados electorales lo dejaron sin capacidad de maniobra— y en cambio ahora aún puede seguir jugando un papel político, en especial ante Europa. Sobre todo después del sobresalto del sábado, cuando los periódicos italianos anunciaron en sus portadas la posible dimisión de Napolitano. Los mismos medios publicaron ayer que Mario Draghi, el poderoso presidente italiano del Banco Central Europeo (BCE), telefoneó a Napolitano para disuadirle de la decisión. No obstante, personas muy cercanas al presidente como el periodista Eugenio Scalfari, fundador de La Repubblica, descartan de plano que Napolitano pensara en algún momento abandonar la nave. La columna de ayer de Scalfari se congratulaba muy gráficamente de la decisión del presidente: “Una pesadilla menos”.

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