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Elecciones ecuatorianas

Ecuador otorga más poderes que nunca a Rafael Correa

El mandatario consigue la mayoría absoluta como presidente y también en la Asamblea legislativa

Francisco Peregil
El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, este domingo en Quito.
El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, este domingo en Quito. Dolores Ochoa (AP)

Rafael Correa era el candidato a la presidencia de Ecuador que más minutos dispuso en los medios públicos; quizás el único con carisma, el que mejor propaganda difundió y el que marcó la agenda de los temas a debatir. Pero, sobre todo, Correa ha sido el político que en seis años logró encaminar al país hacia el siglo XXI. Y el electorado se lo agradeció como nunca antes lo había hecho, otorgándole el 57% de los votos, según los datos que facilitó ayer el Consejo Nacional Electoral con el 70% escrutado.

Correa se situó a una distancia sideral —y esto es lo importante— de 34 puntos sobre el segundo candidato, el banquero del Opus Dei Guillermo Lasso (23%). Los otros cinco aspirantes se quedaron entre el 6 y el 1% de los votos. Por primera vez Correa conseguía imponerse en una sola vuelta electoral. Y por primera vez en muchos lustros, Ecuador contará con un presidente que gobernará diez años (2007-2017) de forma ininterrumpida, lo que garantiza una estabilidad muy distinta a la década anterior, cuando se sucedieron siete mandatarios.

Por si no bastara con esa victoria arrolladora, Alianza País, el movimiento que lidera Correa, obtuvo por primera vez la mayoría absoluta en la Asamblea legislativa. Con lo cual, queda abierta la puerta para la promulgación de leyes sin apoyo de ningún partido opositor. Nada más conocer los primeros resultados, Correa anunció que entre sus prioridades se encuentra la aprobación de Ley de Comunicación. En un país donde los partidos opositores están tan fragmentados y debilitados, solo cierta prensa a la que Correa llamó el domingo “corrupta”, “manipuladora” y “mercantilista”, se interpone en el camino de la “revolución ciudadana”.

Durante la campaña, Correa ya amenazó al diario El Universo con emprender acciones legales si no pedía disculpas por una viñeta en la que el dibujante Bonil se mofaba de la rebelión o “golpe de Estado” del 30 de septiembre de 2010. El diario publicó la carta íntegra de Correa con el párrafo textual en el que el mandatario dictaba palabra por palabra cómo tenía que disculparse el periódico. Y en la noche del domingo, Correa arremetió de nuevo contra la caricatura y contra los “sicarios de tinta”. “Tenemos que realmente lograr una sociedad donde manden los ciudadanos y no el que tuvo plata para comprarse una imprenta”, declaró.

Cuando le preguntaron al presidente electo qué iba a hacer para atraer la inversión privada al país, contestó que esa inversión era un medio para lograr el crecimiento, no un fin en sí mismo. Y recordó que la lucha contra la pobreza -que disminuyó del 36,7 al 27,3 en cinco años- seguirá siendo su objetivo.

Alrededor del crecimiento gira la política de Correa y también giró su campaña. Su equipo electoral ideó un anuncio en el que se le veía recorrer el país en bicicleta. Sin necesidad de mencionarlas, los publicistas consiguieron meter por los ojos el principal baluarte de la gestión de Correa: las carreteras, los miles de kilómetros construidos y reparados. Pero la bicicleta aportaba una imagen ecológica que dista mucho de las críticas al “desarrollismo feroz” que Correa ha recibido desde la izquierda.

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Nos están robando el paisaje, estamos asistiendo a la demolición del paisaje, a la transformación del país en un suburbio, en una inmensa y espantosa factoría”, lamentaba días atrás en El Comercio el columnista Fabián Corral B. “Pronto no quedará nada, ni montañas limpias, ni agua pura, ni caminos vecinales, ni campo, ni pueblos auténticos... Habremos encementado todo entre el aplauso interesado de los unos y la indolencia de los otros. Habremos incurrido en la tontería universal, en la ceguera que no deja ver más allá de la autopista”.

Sin embargo, el izquierdista Alberto Acosta, el candidato que más hincapié hizo en la preservación del medio ambiente, solo ha conseguido el 3,2% de los votos. “Un mal resultado habría sido un 7%, pero nadie esperaba algo tan negativo. Y la verdad es que no tenemos aún una respuesta para explicar qué ha pasado”, reconoce Decio Machado, asesor de Acosta en la campaña. El politólogo Simón Pachano coincide en que la gran derrotada es la izquierda y tampoco se explica “la poca importancia que la ciudadanía ha dado a cuestiones tan graves como la corrupción o la amenaza a las libertades”.

Por su parte, el Gobierno anunció ayer la construcción de 60 nuevos hospitales en los próximos cuatro años. Ahí podría encontrarse parte de la respuesta a muchas preguntas.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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