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Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

El solitario preso del mar de Mármara

Abdulá Ocalan, fundador y líder del PKK, cumple cadena perpetua en régimen de aislamiento

Abdulá Ocalan, durante su traslado desde Kenia a Turquía en 1999.
Abdulá Ocalan, durante su traslado desde Kenia a Turquía en 1999.EL PAÍS

Hace casi 14 años que muy pocos lo pueden ver en persona. Así que la imagen que la mayoría de los turcos tienen de Abdulá Ocalan, fundador y líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, en kurdo), dependerá de a qué medios preste atención. Las imágenes en publicaciones prokurdas lo suelen mostrar como un hombre bien vestido, afable y siempre sonriente, que responde a la perfección a su apodo, Apo, que en kurdo significa tío.

En medios opuestos a las aspiraciones kurdas, Ocalan suele aparecer con el pelo y bigote desaliñados y con una mirada hostil. En Turquía, gran parte de la opinión pública lo responsabiliza de los más de 40.000 muertos que durante los últimos 30 años han causado los enfrentamientos entre el Estado turco y el PKK. Hay quienes lo apodan "el asesino de niños".

Ocalan lleva desde 1999 en una prisión especial en la isla de Imrali, en el mar de Mármara, donde cumple cadena perpetua prácticamente en régimen de aislamiento. Solo ocasionalmente se permite que lo visiten familiares y, hasta el inicio de la actual ronda de negociaciones, hacía meses que no se le permitía ver a un abogado.

Nacido en 1948 en el seno de una familia de campesinos en un poblado del sudeste turco, Ocalan estudió Ciencias Políticas en la Universidad de Ankara, y fue allí donde fundó el PKK en 1978, como un partido de ideología marxista-leninista y que aspiraba a la independencia del pueblo kurdo repartido por Turquía, Siria, Irak e Irán.

Ocalan se exilió en 1981 a Siria, donde su organización recibía apoyo del Gobierno, y tres años después el PKK se alzó en armas contra Turquía. Ocalan se convirtió en la persona más buscada por las autoridades turcas, que presionaron a Siria hasta que el fundador del PKK abandonó este país y se refugió en Rusia. De allí, inició un periplo que lo llevó a Italia y Grecia, entre otros países, y finalmente a Kenia, donde fue arrestado por agentes de los servicios de inteligencia turca en 1999. La veneración hacia su figura por parte de la población kurda es tal que se han dado casos de personas que se inmolaron prendiéndose fuego.

Ese mismo año fue juzgado, sentenciado por el delito de traición y condenado a muerte, castigo que se convirtió en cadena perpetua cuando Turquía abolió la pena capital en 2002.

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Desde entonces, Ocalan sigue en la isla de Imrali, donde se dice que pasa sus horas en soledad leyendo y escribiendo. Es autor de varios libros y su visión política se ha moderado. En la actualidad, tanto Ocalan como el PKK dicen perseguir el reconocimiento de derechos sociales y políticos para los kurdos en Turquía y una mayor autonomía en la región kurda, pero no la independencia.

El pasado mes de noviembre, Ocalan demostró que a pesar de su aislamiento aún mantiene su influencia. Entonces, cientos de presos kurdos abandonaron una huelga de hambre tras recibir un mensaje suyo a través de su hermano.

Las conversaciones que se acaban de iniciar entre Ocalan y el Gobierno turco en busca de una solución al conflicto pondrán a prueba su capacidad negociadora y su influencia sobre los militantes del PKK en las montañas.

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