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abismo fiscal
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Giro a la izquierda

El presidente se debate entre mantener la postura centrista, en la que más cómodo se siente, o ceder a las principales voces progresistas

Antonio Caño

Barack Obama define estos días, en la negociación sobre el llamado abismo fiscal, el tono de su presidencia. Ceder ante los republicanos, como ya hizo en el pasado, y aceptar la extensión de las ventajas fiscales para los ricos, frustraría a muchos de sus seguidores, aunque potenciaría sus credenciales centristas. Sostenerse en el principio de elevar los impuestos de quienes más recursos tienen equivaldría a iniciar su segundo mandato en una línea de izquierda que no tuvo el anterior.

Algunas de las principales voces de la izquierda, Robert Reich o Paul Krugman, le presionan para que no ceda, le recomiendan afrontar las graves consecuencias de una ruptura de la negociación antes de que renunciar a que los ricos paguen más.

Reich o Krugman, simplemente, no creen que la reducción del déficit deba de ser una prioridad. Consideran que la economía norteamericana requiere aún de mucha más inversión pública y que EE UU no tiene ninguna dificultad para financiarse con deuda a tasas muy ventajosas. Pero, en el caso de abordar el problema del déficit, aconsejan que aporten más los que más tienen.

Obama sí cree que hay que hacer algo contra el déficit. Eso lo coloca automáticamente en una posición centrista, que es donde se siente naturalmente más cómodo. Pero, forzado en parte por las necesidades de una campaña electoral, se comprometió a que, esta vez, no se va a reducir el gasto público sin subir los impuestos a los ricos.

A estas alturas, eso puede convertirse en una de las señas de identidad de su paso por la Casa Blanca. El calendario legislativo de este país es muy corto. Obama y el nuevo Congreso arrancan el nuevo periodo el 20 de enero de 2013, y en noviembre del siguiente año vuelve a haber elecciones legislativas. Con lo difícil que es el proceso de tramitación de las leyes, solo hay tiempo para un par de grandes proyectos. En el anterior mandato fueron la reforma sanitaria y la reforma financiera. En este mandato, pueden ser la reforma migratoria y la reforma fiscal. Entre las huellas que Obama puede dejar en la presidencia está la de haber aumentado la justicia distributiva con más impuestos a los ricos.

Eso puede sonar algo más sencillo de lo que parece. La política en EE UU es un asunto de millonarios. Prácticamente todos los miembros del Senado son ricos. No son aliados incondicionales de las políticas sociales. Para Obama es una oportunidad de demostrar su liderazgo.

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