Fallece a los 78 años el presidente de Malaui tras sufrir un ataque cardiaco
Su reputación de Bingu wa Mutharika se vio manchada en 2011 por la inflación y la corrupción
El presidente de Malaui, Bingu wa Mutharika, ha fallecido a los 78 años tras sufrir un ataque cardiaco, han informado fuentes hospitalarias y del Gobierno malauí. Según esas fuentes, citadas por las páginas web de los diarios Malawi Voice y Nyasa Times, los médicos no pudieron reanimar al presidente, que llegó inconsciente al Hospital Central de Kamuzu en Lilongwe, capital del país. Miembros del Gobierno han confirmado la información a la cadena BBC.
El jefe de Estado ingresó este jueves en ese hospital tras desmayarse durante una audiencia en su residencia oficial. De acuerdo con el Nyasa Times, la esposa del presidente, Callista Mutharika, fue informada formalmente de la muerte de su marido y recibió la noticia "con conmoción". Igualmente, el ministro de Exteriores, Peter Mutharika, hermano del difunto, está muy afectado por el fallecimiento del mandatario.
La Constitución estipula que si el presidente muere, el vicepresidente (Joyce Banda, en este caso) asume el poder
La vicepresidenta, Joyce Banda, ha asumido el poder de acuerdo a los estipulado en la Constitución. La vicepresidenta Banda expresó ayer sus mejores deseos para el presidente, con el que mantenía una tensa relación desde que ella fuera expulsada del gubernamental Partido Democrático Progresista (DPP, en sus siglas en inglés) en 2010 por un problema interno.
Mutharika dirigió Malaui, uno de los países más pobres del mundo, desde 2004, cuando venció en las elecciones. El mandatario, reelegido en 2009, se ganó al principio una reputación de demócrata reformista que en 2011 se vio erosionada por las protestas que sacudieron el país contra el alza de los precios, la falta de combustible y la corrupción del Gobierno.
Además, las críticas a Mutharika se han incrementado desde el año pasado, cuando la Embajada del Reino Unido comentó, en un documento privado filtrado por la web Wikileaks, que el mandatario malauí se había vuelto "autocrático e intolerante". La respuesta del presidente de Malaui fue la expulsión del embajador británico, Fergus Cochrane-Dyet.
