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ELECCIONES PRESIDENCIALES EN RUSIA

Seguidores de Putin toman la calle para impedir protestas

El Kremlin teme una reacción airada si las elecciones de mañana no son limpias

Pilar Bonet
Dos personas frente a un cartel de Vladimir Putin en Moscú.
Dos personas frente a un cartel de Vladimir Putin en Moscú.VIKTOR DRACHEV (AFP)

En vísperas de las elecciones presidenciales del 4 de marzo, los partidarios del presidente ruso Vladímir Putin, el favorito entre los cinco candidatos, han convertido Moscú en un escenario geoestratégico y se aprestan a tomar posiciones en sus plazas más céntricas para evitar que éstas sean ocupadas por el movimiento “Por unas Elecciones Limpias” al concluir la jornada de voto.

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Haciendo uso de su posición de privilegio en la administración, los seguidores de Putin han obtenido permiso para celebrar mítines dos días consecutivos, el domingo y el lunes, en las plazas del Manezhe y de la Lublianka. Acaparan así todos los espacios públicos de amplitud en las cercanías del Kremlin, el Servicio Federal de Seguridad (SFS) y la Comisión Electoral Central. La plaza roja está excluida del reparto.

Tras una durísima negociación y cuando existían señales de que la gente saldría a la calle de forma espontánea, la oposición consiguió el jueves que el consistorio la autorizara a concentrarse el 5 de marzo por la tarde en la plaza Pushkin, céntrica pero más distante de los núcleos de poder que las adjudicadas a los partidarios del primer ministro. Todos los escenarios de los futuros mítines —para festejar una victoria anticipada y para protestar por una falsificación dada por hecha—, tienen su aura.

La plaza del Manezhe, donde Putin podría salir a saludar a su público el domingo, acogió las gigantescas protestas de la perestroika y ahora es un espacio bastante kitsch tras una barroca reconstrucción. La Lublianka, donde se agruparán los jóvenes partidarios del primer ministro, tiene una historia con pasajes siniestros. En ella está la sede del KGB (hoy SFS) y sigue vivo el recuerdo de la estatua que la presidía (Félix Dzherzhinski, el fundador del KGB) hasta que fue derribada por la multitud en agosto de 1991.

La plaza Pushkin es el “Hyde Park” moscovita, escenario de animados debate y protestas desde los años ochenta. Preside el entorno la estatua de Alexandr Pushkin sobre un pedestal decorado con loas a la libertad y la magnanimidad. El inconveniente de esta plaza es su escasa cabida que obligará a cortar el tráfico por la calle más céntrica de Moscú, con eventuales atascos que pueden indisponer a los moscovitas contra los manifestantes.

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En el comité que organiza el mitin “Por unas elecciones limpias” ha habido divergencias sobre la forma de salir a la calle y sobre el reparto de tiendas de campaña. En su cuenta de Twitter, el abogado y bloguero Alexéi Navalni ha dicho estar “en contra” de manifestarse en la plaza Pushkin y a favor de “una acción no autorizada en el Manezhe”. Sin embargo, ya que los organizadores han llegado a un acuerdo con el ayuntamiento “no veo ningún sentido ahora en criticarlos y armar un escándalo”, ha dicho Navalni y ha agregado: “quienes lo deseen pueden avanzar de forma pacífica y tranquila hacia el Manezhe tras el mitin en [la plaza de] Pushkin”.

En el Ministerio del Interior causan inquietud las informaciones, según las cuales los organizadores de concentraciones permitidas planean además realizar marchas no autorizadas por las calles céntricas de la ciudad, según un despacho de la agencia Interfax que cita a un responsable de prensa del departamento. Según estas fuentes, los organizadores de una marcha prohibida están formando “grupos de seguridad” para “realizar acciones de provocación”, incluido el “enfrentamiento violento” con las fuerzas de orden público y los participantes en otros actos organizados, señala la agencia.

Los llamados nazboli, miembros del ilegalizado partido nacional bolchevique liderado por el escritor Eduard Limónov, planean el lunes una manifestación no autorizada para protestar por la exclusión de la contienda electoral de los candidatos independientes, incluido el mismo Limónov.

La campaña electoral que concluyó el viernes se ha caracterizado por el predominio absoluto de Putin en los medios de comunicación. Una de las grandes novedades respecto a anteriores comicios es la formación de una red de observadores electorales sin precedentes, en la que se han integrado decenas de miles de ciudadanos voluntarios. A su formación se han dedicado centros como “Rosvybor”, un proyecto impulsado por Alexéi Navalni, “La Liga de los Electores” y los equipos de los diversos candidatos. El partido comunista, que coopera con Rosvybor y “La Liga de los Electores”, dispone por sí solo de observadores capaces de cubrir el 70% de todos los colegios. Novedad es también la presencia de cámaras televisivas en todos los colegios electorales del Estado. Al cierre de la campaña, el presidente Dmitri Medvédev se dirigió a sus conciudadanos y les exhortó a votar. “Nuestra sociedad es más madura y formula de modo preciso sus exigencias a las autoridades”, dijo, y expresó su esperanza de que su reforma política (cuatro leyes en trámite en la Duma estatal) permita una mayor participación ciudadana en la gestión pública.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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