En 2011, Mark Shuttleworth prometió que pronto Ubuntu estaría presente en los teléfonos móviles, las tabletas, los televisores y cualquier otra pantalla de nuestras vidas. Erró en los plazos, pero el fundador de Canonical, la compañía creadora del sistema operativo libre, no estaba muy equivocado: ya hay un nuevo dispositivo móvil con Ubuntu.
Se trata de la tableta lanzada por BQ, la Aquaris M10 Ubuntu Edition. La compañía española sigue apostando por el software libre y hoy ha sorprendido con la primera tableta del mundo con Ubuntu OS en su presentación en el Mobile World Congress de Barcelona.
El fabricante de móviles sigue así experimentando con un sistema operativo que aún no ha logrado pisar con fuerza en el mercado de los dispositivos móviles. Solo Meizu, junto a BQ, parece querer darle una oportunidad a Ubuntu. A pesar de que la llegada al mundo de las tabletas suponga un paso importante para Ubuntu, la creación de Canonical parece estar lejos de la promesa de su fundador. Al fin y al cabo, ninguna de las grandes compañías ha apostado por este sistema operativo.
Por ahora, no queda duda alguna de que iOS y Android dominan el mercado móvil y los escasos experimentos que hacen los gigantes de la tecnología excluyen a Ubuntu: Samsung ha probado Tizen, Motorola ha hecho lo propio con Cyanogen e incluso BQ ha tanteado este sistema operativo libre basado en Android.
Más allá de la falta de apoyo por parte de los fabricantes, Ubuntu tiene algún que otro problema para dar un golpe en la mesa el sector de los dispositivos móviles. Por una parte, la experiencia de usuario es totalmente distinto a lo que Apple y compañía nos tienen acostumbrados. Nada de pantallas con escritorios y carpetas. Los dispositivos con Ubuntu se basan en los ‘scopes’, una suerte de escritorios virtuales que hacen las veces de agregadores de información extraída de las apps instaladas en el dispositivo. Así, un Ubuntu no le da tanta importancia a lo que tienes instalado en él como a los datos que de ahí se pueden extraer.
No obstante, esta barrera que impide que los usuarios menos curiosos se lancen a probar Ubuntu no es el mayor problema de Canonical. El gran déficit de Ubuntu está en las aplicaciones disponibles, ya que la mayoría de las más famosas no son sino una versión para navegador móvil. La falta de adaptación es tal que WhatsApp no ha llegado a Ubuntu: los que quieran tener este sistema operativo tendrán que apañárselas con Telegram.
Así, hoy Ubuntu ha dado un pequeño paso más y su historia en el mundo de los dispositivos móviles cuenta con un renglón más gracias a la tableta de BQ. Sin embargo, el éxito total en el mundo de las pantallas parece estar aún lejos para este software libre.