EL PAÍS

En la piel de un refugiado: Siria

Dos rutas peligrosas

No es fácil abandonar tu país. No solo por todo lo que dejas atrás: los bombardeos son diarios y los caminos están llenos de puestos con hombres armados. Un día los controlan las tropas de El Asad, otro los rebeldes o los yihadistas del ISIS. Tienes dos opciones. La frontera turca está al norte, es la más cercana a tu pueblo. Tu madre también te ofrece algunos ahorros para que llegues a un aeropuerto desde el que tomar un vuelo a Argelia, donde vive tu hermano. Ambas rutas son peligrosas y atraviesan varios frentes de combate.