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De parado sin estudios a programador en unos meses

Los 'bootcamps' son cursos intensivos que sirven para desarrollar habilidades de desarrollador digital en poco tiempo. Suponen una oportunidad para cerrar brechas de desigualdad

Un programador informático trabajando en Brasil.
Un programador informático trabajando en Brasil.Jefferson Santos (Unsplash)
P. L.
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¿Qué diferencia de rendimiento hay entre un licenciado en informática y una persona que haya hecho un curso intensivo de programación de unos pocos meses? A la hora de ejercer un primer trabajo de desarrollador, muy poca. En una encuesta a 1.000 gerentes de empresas en Estados Unidos se les preguntó por el rendimiento de ambos. Un 72% no notaron diferencia y un 12% dijo que eran mejores los segundos.

¿Cuál es la diferencia entre el coste de uno de estos cursos intensivos (llamados bootcamps) y una licenciatura de cuatro años? En Estados Unidos, el primero ronda los 11.000 dólares (unos 10.000 euros) y el segundo los 170.000 (algo más de 153.000 euros). Son datos recogidos en un reciente informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que trata de arrojar luz sobre esta nueva forma de aprendizaje completamente volcado al mercado laboral. Uno en el que las empresas necesitan mano de obra que no encuentran por falta de cualificación.

Para entrar en un bootcamp no hay requisitos. No es necesario un título previo. Los accesos se hacen mediante entrevistas que miden más las potencialidades del futuro alumno y su motivación que los conocimientos técnicos, que se aprenderán en las semanas o meses que dure el curso.

Esto abre posibilidades a personas que quizás ni soñaban con un empleo así. “Es una cosa que se hace en corto plazo. No requiere de la inversión de cuatro o cinco años en una universidad, puedes estar listo en posiciones atractivas para mercado en poco tiempo”, explica Juan Carlos Navarro, autor del estudio.

Aunque 10.000 euros sigue siendo una cifra inalcanzable para muchas de las personas que podrían reconvertir su vida laboral, especialmente en países en desarrollo, son muchos los campus que ofrecen becas o un pago condicionado a un empleo posterior. Esto lo hace por ejemplo Laboratoria, una startup peruana que forma exclusivamente a mujeres para que sean programadoras. Después de medio año intensivo, con casi 1.000 horas de clases eminentemente prácticas, el 75% consigue trabajo con una media del triple de salario que recibían en sus ocupaciones previas. Si no lo logran, no pagan.

Para entrar en un bootcamp no hay requisitos. No es necesario un título previo. Los accesos se hacen mediante entrevistas que miden más las potencialidades

En Hola Code, una empresa que imparte estos cursos en México, aseguran que los salarios de sus egresados se multiplican hasta por 10. “Para un país como México, en donde la movilidad social es casi un mito, es bastante fuerte que esto se pueda lograr. Se abren nuevos caminos para quienes cuenten con las habilidades. Lo importante es hacer estas habilidades accesibles para quienes normalmente no cuentan con accesos”, asegura Marcela Torres, fundadora de la compañía. En opinión de esta emprendedora, los bootcamps pueden ser una herramienta para romper desigualdades y brechas entre países.

En Colombia, Bogota Dev lleva un par de años formando a jóvenes programadores para un mercado que no tiene tanta mano de obra como necesita. Su fundadora, Nicolle Jasbon, explica que las compañías quieren personal local que no encuentran. “Los prefieren a contratar fuera, en China o India, donde está la barrera cultural y horaria. Quieren tener sus propios desarrolladores para tener más control, pero no los encuentran”.

Estos cursos no son nuevos, pero tienen poco tiempo. Hace una década se podían contar con los dedos de una mano y en 2018, según estimaciones de LinkedIn y de SwitchUp, hay 300 bootcamps en todo el mundo.

Naomi Krieger, del departamento de innovación del Gobierno de Israel, explica que en cada país se debería analizar las necesidades del mercado local. “¿Hay suficientes trabajos en tecnología? ¿Hay más oferta que demanda? ¿Hay muchos suficientes graduados universitarios en carreras técnicas?”. Son preguntas que Krieger cree que hay que responder para enfocar estos cursos de forma individualizada en cada lugar. Además, esta experta hace hincapié en que la modalidad de enseñanza puede ir más allá de la programación, como el marketing digital.

El informe del BID concluye que los bootcamps digitales pueden contribuir de manera significativa a resolver los desafíos del reentrenamiento y la mejora de habilidades digitales de manera "eficiente y rentable". "Sin embargo, esto requerirá voluntad política, la formación de alianzas público-privadas y una formulación de políticas públicas innovadoras y eficaces", sostiene el documento.

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Sobre la firma

P. L.
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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