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Ascenso y caída de los hermanos Affleck

Alcoholismo y acusaciones de abusos sexuales. Ben y Casey Affleck se enfrentan a sus demonios para rehabilitarse de sus adicciones y centrarse en recuperar el éxito en sus carreras

De izquierda a derecha, Ben y Casey Affleck.
De izquierda a derecha, Ben y Casey Affleck.
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“Hollywood es un lugar desagradable. Ha pasado factura a mis dos hijos”, así de rotundo se mostró a principios de este año Timothy Affleck, de 74 años, en una entrevista en la que habló claramente sobre los problemas de Ben y Casey Affleck.

Sus palabras son hoy más reveladoras que nunca porque ambos están viviendo un momento de caída libre por el alcoholismo del primero y las acusaciones de abusos sexuales del segundo.

Fue Ben Affleck quien abrió el camino hacia el triunfo familiar en la industria cinematográfica y tras la fulgurante carrera que siguió a su éxito en El indomable Will Hunting, los títulos que tuvieron el beneplácito de la taquilla eran constantes, tanto como actor como ejerciendo de director.

Su propia estela de éxito facilitó que pudiera apoyar a su hermano Casey Affleck y rescatarle de las películas indie para proyectarle hacia filmes con presencia en las grandes pantallas de cines de todo el mundo. Así llegó en 2017 un Oscar por su interpretación en Manchester frente al mar.

Hoy ambos hermanos se podría decir que se encuentran en cuarentena de cara a la industria. Ben Affleck ha vuelto a ingresar en un centro de desintoxicación a causa de su alcoholismo empujado por su exesposa Jennifer Gadner. Y Casey Affleck se mantiene en un prudente segundo plano porque aunque las acusaciones por abusos sexuales no le impidieron ganar en 2017 el galardón más preciado del cine sí fueron decisivas para romper la tradición y Casey debió retirarse y no acudir a la gala del año siguiente en el que le habría correspondido entregar el Oscar a Mejor Actriz.

Precisamente Casey Affleck, de 43 años, ha mostrado su cariño a su hermano mayor, en una entrevista realizada este sábado en Entertainment Tonight (ET). En este programa Casey afirmó que Ben, de 46 años, tiene cuatro razones importantes para estar sobrio: sus tres hijos, Violet, Seraphina y Samuel, de 12, 9 y 6 años, y su ex mujer, Jennifer Gadner, que ha sido quien le ha apoyado en este proceso de desintoxicación que no es la primera vez que afronta.

“El alcoholismo tiene un gran impacto no solo en la persona, sino también en su familia”, afirmó Casey en ET.

Ben Affleck, en el centro, y su hermano Casey, a la izquierda de la imagen con otros actores durante la ceremonia de los Oscar de 2016,
Ben Affleck, en el centro, y su hermano Casey, a la izquierda de la imagen con otros actores durante la ceremonia de los Oscar de 2016,GtresOnline

El actor también reconoció que la historia de alcoholismo de su hermano tiene antecedentes familiares. “Ben es un adicto y un alcohólico”, dijo, “mi padre es alcohólico, tan malo como se pueda llegar a ser, y lleva sobrio 30 años. Yo he estado sobrio durante seis años. Ben lo está tratando y aunque puede ser difícil de conseguir, él tiene recursos y tiempo para poder acudir a un buen centro”.

Igual que el patriarca de la familia se refirió a lo difícil que es equilibrar la vida familiar en mitad de un estrellato global como en el que vive su hijo mayor, Casey también se refirió a la fama como un nivel añadido de dificultad en la lucha contra el alcoholismo: “No es fácil que todos te miren y tomen fotografías cuando sales de una sesión. Vi a mi padre luchar contra el mismo problema durante muchos años, pero a él nadie lo seguía con cámaras. No digo que sea un tema agradable, pero no es nada de lo que avergonzarse y lo positivo es que se haya ocupado de afrontarlo”.

Una decisión en la que ha tenido un papel decisivo Jennifer Gadner, que según fuentes de su entorno es muy clara con los hijos de la pareja sobre los problemas que está atravesando su padre.

Ben y Casey Affleck deben afrontar rehabilitar su imagen si quieren salir del ostracismo al que les ha condenado sus propias adicciones. Corren nuevos tiempos en Hollywood y ya no es aceptable hacer la vista gorda, el caso Wenstein y movimientos como el MeToo lo han cambiado todo. Aunque Casey negó siempre las acusaciones de abuso y se ha esforzado en que se olvide el asunto desde que llegó a un acuerdo privado con las dos actrices que le denunciaron tras abonar dos millones de dólares y 2,25 millones, ya nadie está dispuesto a reírle las gracias.

Fue evidente en el rostro gélido de Brie Larson cuando le entregó el Globo de Oro al Mejor Actor y lo corroboró que tuviera que renunciar a asistir a la entrega de los Oscars del año pasado.

El padre de ambos confía en ellos: “Mis hijos son hombres buenos y amables. Ellos tratan bien a las mujeres, lo puedo garantizar. Trabajan duro, tienen empatía y no olvidan de donde vienen. Esas son las cualidades que valoro”, afirmó Timothy Affleck hace unos meses.

En esas mismas cualidades confían todos los suyos para que ambos hermanos reencuentren el camino y puedan centrarse en recuperar su carrera.

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