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3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez
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El despilfarro de comida, una prioridad de Estado

Cada hogar europeo desperdicia 80 kilos de alimentos al año

Los supermercados deberían estar obligados a donar sus excedentes a entidades sociales
Los supermercados deberían estar obligados a donar sus excedentes a entidades socialesSpencer Platt (AFP)
“Siempre parece imposible hasta que lo haces” (Nelson Mandela)

En este blog ya hemos denunciado en varias ocasiones una de las ironías más macabras de nuestro tiempo: en el mundo hay más de 800 millones de personas que pasan hambre y al mismo tiempo un tercio de los alimentos que producimos se acaba despilfarrando. Esta realidad se torna aún más lúgubre si tenemos en cuenta el tremendo impacto que el derroche de alimentos tiene sobre el medioambiente.

Sin duda alguna los ciudadanos tenemos una enorme cuota de responsabilidad en este asunto del despilfarro, ya que por ejemplo cada hogar europeo desperdicia 75-80 kilos de comida al año. Por tanto, somos nosotros los primeros que tenemos que cambiar nuestras pautas de consumo. Pero soy de los que piensa que también nuestros gobernantes han de implicarse activamente en la lucha contra el despilfarro. Y tenemos un magnífico ejemplo proveniente de Inglaterra. El pasado 30 de abril vio la luz “Food Waste in England” (“Despilfarro de Comida en Inglaterra”, PDF), un informe encargado por la Cámara de los Comunes -la cámara baja del parlamento británico- y que ha sido elaborado por un comité formado por representantes de todas las fuerzas políticas. Esto, ‘per se’, constituye ya una primera buena noticia: todos los partidos políticos han participado en el debate. Es decir, se trata de un asunto de Estado.

¿Qué podemos encontrar en este informe? Un análisis pormenorizado del despilfarro de alimentos en Reino Unido: hay cifras detalladas y análisis concienzudos sobre las causas que contribuyen al desperdicio alimentario. Pero además “Food Waste in England” incluye varias recomendaciones. Repasamos algunas.

En primer lugar, se pide explícitamente al Gobierno británico que fije un objetivo nacional de despilfarro de alimentos: ha de ser un objetivo ambicioso que haga que el Gobierno priorice este tema. El informe, por ejemplo, exhorta al Gobierno a dotar de mayores recursos económicos a WRAP, una institución creada en el año 2000 para fomentar la economía circular y la lucha el desperdicio alimentario.

En segundo lugar, se hace una llamada para que los supermercados y tiendas de alimentación hagan pública la cantidad de comida que despilfarran. Hasta la fecha en Reino Unido solo la cadena Tesco lo hace (y parece que en breve también lo hará Sainsbury). Pero el texto redactado va más allá y señala: “El hecho que ninguna otra cadena haya seguido este ejemplo muestra que un enfoque “voluntario” es inadecuado. Recomendamos que el Gobierno exija a todos los negocios por encima de cierto tamaño que informen públicamente sobre sus datos de despilfarro de comida”. La publicación de estas cifras además debería hacerse con criterios comunes previamente acordados con WRAP para asegurar que son comparables.

En tercer lugar, se emplaza a los supermercados para que revisen los criterios estéticos que utilizan para descartar fruta y verdura por el simple hecho de ser “imperfecta” o “fea”. Se estima que pequeños ajustes tales como cambiar 2 milímetros las especificaciones de las patatas que se venden, podría reducir un 15 por ciento la cantidad de comida que se descarta en los campos de cultivo. Asimismo, el informe también recomienda que el Gobierno apruebe leyes que faciliten a los supermercados la donación de excedentes alimentarios a asociaciones sin ánimos de lucro. La lista de propuestas incluidas en “Food Waste in England” no acaba aquí, así que recomiendo su lectura íntegra a quien quiera saber más al respecto. En todo caso resulta envidiable que este tipo de debate forme parte de la agenda del Parlamento.

Pero ¿cuál es la situación en España? De momento no hay avances destacables, aunque parece haber algún resquicio de esperanza. Veamos. La activista Cristina Romero inició hace unos meses una campaña en Change.org para pedir que se modifique la ley de Seguridad Alimentaria y así ayudar a canalizar el excedente de comida que se da en los comedores escolares. El pasado mes de octubre Cristina se plantó en el Congreso de los Diputados e hizo una entrega simbólica de las 225.000 firmas que había recogido hasta ese momento (ahora lleva más de 243.000). En breve Cristina tiene previsto reunirse con la mesa del Congreso para discutir un posible cambio legislativo. Recientemente la OCU (Organización de consumidores y usuarios) ha emprendido una campaña para solicitar una Ley contra el despilfarro de Alimentos a nivel nacional. Y yo mismo abrí hace unos meses una petición en Change.org para que se apruebe una ley que obligue a los supermercados a donar la comida que les sobra a entidades sociales. Se trata de una campaña en la que participamos varios activistas europeos y de momento hemos superado las 895.000 firmas (queremos alcanzar el millón).

Tu firma en estas dos campañas puede ayudarnos a cambiar las leyes y a seguir luchando contra el despilfarro de alimentos. Porque a veces las cosas parecen imposibles, hasta que dejan de serlo.

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