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La valiente foto de una madre que muestra la pesadilla que puede llegar a ser amamantar a un bebé

No todas las imágenes son tan idílicas como las que salpican las redes sociales. La británica Jessica Martin-Weeber lo explica (y lo enseña)

Motivos para amamantar, hay muchos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda hacerlo de forma exclusiva con los niños hasta los 6 meses de vida, con beneficios para la salud del bebé y la propia madre. Además, genera estampas idílicas, que las féminas comparten en redes sociales, burlando incluso la censura del pezón femenino: mujeres sonrientes que sostienen al niño en brazos, con mucha ternura y buena luz de fondo. Millones de likes.

Por eso, en esta ocasión, la imagen subida a Facebook es tan desconcertante: la británica Jessica Martin-Weber, madre de seis hijos y fundadora del grupo de apoyo para el amamantamiento The Leaky Boob, ha roto el molde al publicar la siguiente fotografía en el perfil de su grupo:

These photos are not of a sacred, special breastfeeding moment. They aren't to celebrate my belly or even feeding my...

Posted by The Leaky Boob on Wednesday, May 17, 2017

“Tener hijos no siempre conlleva la felicidad absoluta. Esta foto no representa un momento sagrado y especial, sino mi lucha por sobrevivir”, escribía Weber, que padece mastitis, una inflamación de las glándulas mamarias que afecta al 10% de la población lactante. Esta condición médica puede producirse por una infección bacteriana, la falta de higiene o el estrés, entre otros motivos detallados por la OMS. Adicionalmente, la presencia de grietas en los pezones, el uso de antibióticos orales, el padecimiento de la enfermedad en circunstancias previas y las infecciones de garganta son algunos de los factores relacionados con un incremento del riesgo de desarrollarla, según un estudio realizado por la Universidad Complutense de Madrid. Las consecuencias: fuertes dolores durante el proceso de amamantamiento. Por ello, las mujeres que sufren este mal “infravalorado”, según un artículo publicado en el 2009 por Acta Pediátrica Española, “suelen tener que enfrentarse a un difícil dilema: seguir alimentando a su hijo aguantando el dolor o abandonar la lactancia”.

“Dar el pecho puede resultarle fácil a algunas, pero no siempre es una experiencia positiva - y no pasa nada”, escribía Weber: “Hay quienes aprenderán a hacerlo aunque no les salga inmediatamente. Pero hay madres que toman la decisión de no intentarlo, ya sea por motivos médicos o por decisión propia”. Con estas palabras, la británica resalta, en este post que se ha hecho viral, que, a pesar de los múltiples beneficios de la lactancia, no siempre es la decisión correcta para todas. En su caso, era tal el sufrimiento, que aseguró haber querido “arrancarse los senos”, estando “segura de que moría” a causa de las náuseas y la fiebre. Finalmente, encontró una posición que le ayudaba a mitigar el dolor. Y no dudó en compartirla en las redes.

Desafortunadamente, según la pediatra Lucía Galán Bertrand, autora del libro Lucía, mi pediatra. Lo mejor de nuestras vidas (Editorial Planeta), muchas mujeres temen ser tachadas de “malas madres” por renunciar al amamantamiento.“Cualquier decisión tomada por una madre desde el conocimiento y la madurez merece mi más absoluto respeto”, explica la experta en su libro: “Si decides no dar el pecho habrá quienes te señalarán con el dedo. Si, por el contrario, le das el pecho y tu pediatra te aconseja darle una ayuda y no se la das, de nuevo sobrarán los dedos que te apunten. Si lo intentas, pero finalmente no lo consigues, o no cumple tus expectativas y decides abandonar la lactancia, un vez más te sentirás criticada y 'atacada'. ¿En qué quedamos? ¿A qué juzgamos? ¿Por qué juzgamos? ¿Para qué juzgamos? La madre es libre de elegir el tipo de alimentación que quiere dar a su hijo. Como es libre de decidir la escuela a la que lo inscribirá, o si le quiere contar un cuento por las noches o bailarle una sardana. ¿Por qué tanto interés en criticar, culpabilizar y criminalizar a las madres?”, se pregunta la autora. Y concluye, tajante: “Para que las cosas funcionen, la mamá tiene que estar bien. Y esto pasa por que ella se sienta libre de tomar sus propias decisiones y la gente que la rodee la apoye casi de manera incondicional, sobre todo en las primeras semanas, en que, como ya hemos visto, a veces el camino se hace cuesta arriba. Los profesionales estamos para ayudar, asesorar y dar información cuando las familias nos lo solicitan; nunca para criticar, juzgar, ni culpabilizar”.

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