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Tentaciones
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Cinco biopics musicales que Madonna odiaría incluso más que el suyo

La diva está enfadadísima porque en breve se rueda una película sobre sus años mozos en Nueva York. Repasamos las de Whitney Houston, Britney Spears. Michael Jackson y otras con las que puede consolarse

Madonna anda cabreadísima. Y su indignación se entiende porque Universal está preparando un biopic sobre sus primeros años en Nueva York antes de convertirse en una estrella y, obviamente, ella no ha dado autorización alguna para que nadie cuente o manipule su propia historia. Sin ni siquiera haber arrancado el rodaje de la cinta, que llevará por título Blond Ambition, la artista recurrió a Instagram la semana pasada para mostrar su indignación en tres posts (uno de ellos borrado a las pocas horas porque su memoria le traicionó, tal como Ignacio Gomar apuntó en este mismo diario) y dejar claro que va a ir a por todas para que la película nunca se estrene, o bien para boicotearla con todas sus armas.

El culebrón está más que servido, pero a la espera de ver qué va a salir de todo esto Madonna debería estar tranquila porque en los últimos años se han podido ver, tanto en la televisión como en los cines, un buen número de biopics musicales vergonzosos que pueden dejar a Blond Ambition como una obra maestra del género. Cuando un grupo de guionistas y un director se proponen reencarnar la vida de un artista sin su previa autorización ya se sabe que los datos y las conductas de los personajes se falsean en nombre de la recaudación de taquilla. Para muestra estos cinco títulos que aquí te mostramos.

‘Britney Ever After’: Omitiendo la chicha

Britney Spears es una de esas figuras públicas que pedían a gritos un biopic que repasara su bajada a los infiernos en 2007. Cuando el canal por cable Lifetime anunció que iba a hacer un telefilme sobre su vida y milagros pensábamos que no tendrían reparo alguno en recrear momentos históricos de la cultura pop como esa catarsis capilar que le convirtió en una bola de billar, su agresión a los paparazzis con la boca desencajada y un paraguas en la mano, o aquel ingreso en una clínica mental por el que perdió la custodia de sus dos hijos en 2008. Todos estos temas, sin que sepamos el porqué, se tocan de forma meramente anecdótica o directamente ni se mencionan. Pero si a eso le sumamos la interpretación de una Natasha Bassett con menos personalidad que un gato de escayola y un guión que naufraga desde el primer momento, lo que nos queda es una película que falta a la verdad y que sólo tiene sentido de verse un domingo por la tarde entre amigos para echarse unas risas. Britney, sin duda, se merecía algo mucho mejor.

‘Whitney’: indignación familiar

La propia Lifetime, que no tiene reparo alguno en producir a granel biopics de dudoso gusto de artistas archiconocidos, también se atrevió con la figura de Whitney Houston. El telefilme, titulado simplemente como Whitney, abarcaba los primeros años de la cantante desde que empezó a destacar en el coro de la iglesia hasta que se divorció del polémico Bobby Brown en 2007. Obviar los últimos pasajes de su repentina muerte fue todo un detalle de los productores, pero la familia de Houston se despachó a gusto con su directora, Angela Bassett, tildándola de pesetera y de inventarse por completo la historia porque desconocía los verdaderos detalles de la truculenta relación entre ella y Brown, por mucho que ambas fueran compañeras de reparto en Esperando un Respiro. Poco importó el conseguido parecido de la actriz Yaya DaCosta con el de la intérprete de I Wanna Dance with Somebody: la hermanastra de la diva, Pat, calificó la cinta como “un tortazo en la cara a los verdaderos y más leales seguidores de Whitney”. Se puede decir más alto pero no más claro.

‘The Doors’: alcohol por las venas

Val Kilmer estuvo más que convincente en su encarnación de Jim Morrison. Sin embargo, el que no estuvo tan atinado fue su director, Oliver Stone, al mostrarnos al líder de The Doors como un psicópata peligrosísimo que lo único que hacía en vida era beber como si no hubiera un mañana. Bien es sabido que durante sus últimos años de vida Morrison abusó del alcohol y protagonizó escenitas pasadas de vueltas, pero eso no quita que el rockero asimismo fuera un hombre sensible y de lo más culto. La imagen que se proyecta de él en la película dista bastante de la realidad, al igual que cómo se presenta a Nico de The Velvet Underground (una devorahombres que iba más desnuda que vestida por la vida) o a su pareja más célebre, Pamela Courson (según Stone una mujer cándida y vulnerable que sufría por las amantes de Morrison, cuando en realidad ella era ultra dominante y también coleccionaba una larga lista de amigos con derecho a roce). De estar vivo Morrison estamos seguros de que habría cogido el teléfono y le habría cantado las cuarenta al director.

‘Man in the Mirror (The Michael Jackson Story)’: lo que viene siendo un despropósito

Michael Jackson desde bien pequeño también era carne de biopic, pero lo que VH1 estrenó en 2004 acabó siendo más una parodia que otra cosa. El propio protagonista pudo ver en vida este quiero y no puedo y, muy probablemente, ni se reconoció a sí mismo ni al resto de personajes que se pasean por la cinta. La caracterización de Michael debería estudiarse en todas las academias de maquillaje (más que nada para enseñar qué no debe hacerse), y el parecido de la actriz que interpreta a Lisa Marie Presley es nulo se mire por donde se mire, entre muchísimos otros gazapos. Si a eso le añadimos un guión que podría haber escrito cualquier niño de parvulario y unas interpretaciones más sobreactuadas que las de Sonia Monroy en sus peripecias por Hollywood, no hay que advertir de que el visionado de esta cinta es sólo para masoquistas o cachondos mentales que quieren reírse a gusto de todo lo que aquí se cuenta. Lifetime ya ha puesto en marcha un nuevo biopic del Rey del Pop, así que lo peor aún está por venir.

‘Gloria’: carne de ‘Sálvame’

La ópera prima del cineasta suizo Christian Keller es con diferencia el mejor de los biopics aquí expuestos. El ascenso a la fama de la joven Gloria Trevi en los noventas y su caída a los infiernos por culpa de su amante-representante-productor Sergio Andrade fue uno de los mayores culebrones televisados del pop latinoamericano, con temas tan escabrosos en su trama como un supuesto delito de abuso de menores, violencia física y psicológica por doquier o la misteriosa muerte de Ana Dalai, el bebé que ambos tuvieron. El filme para aquellos que desconocen la historia de la Trevi es entretenidísimo y morboso a partes iguales, y nadie puede discutir que la actriz Sofía Espinosa bordó su papel metiéndose en el pellejo de la intérprete de Dr. Psiquiatra. No obstante, lo que no es de recibo es que la película trate a la artista mexicana como un alma sumisa que desconocía por completo cuáles eran las fechorías de Andrade y que, además, reinvente su biografía hasta tal punto de afirmar (cinematográficamente hablando) que el padre de su segundo hijo, Ángel Gabriel, es el director de la cárcel brasileña en la que estuvo encerrada a principios de los dosmiles. Si ni la propia Trevi, una vez absuelta en 2004, ha querido decir públicamente quién es el padre de la criatura, ¿a qué responde esta manipulación en el guión de Keller?

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