Nos atacan por tierra, agua y aire
No hay día que no despierte con algún sobresalto sobre lo que bebemos, comemos y respiramos. Estos días despierto con la corrupción en la gestión del Canal que controla el agua que bebemos. ¿Quién me dice que su calidad no ha sido también manipulada por el ansia de enriquecerse de los gestores corruptos? A diario despertamos con noticias de fabricantes de automóviles que manipulaban las emisiones nocivas de sus vehículos contaminando el aire que respiramos; o con ganaderos corruptos que alimentan a sus animales irregularmente y que transmiten enfermedades extrañas a los que comemos su carne; o con la comercialización sin pudor de pescados y verduras contaminados con metales, abonos y pesticidas que consumimos todos a diario y que de manera incomprensible han pasado los controles de salubridad. Está claro que a los pobres ciudadanos nos atacan por tierra, mar y aire, y no tenemos armas suficientes para defendernos en tantos frentes. ¿Dónde están las sanciones ejemplares que persuadan a los infractores y que eviten que la corrupción avance inexorablemente hasta hacernos perder la dignidad?— Joaquín Fernández Sánchez. Pozorrubio de Santiago (Cuenca).
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