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Modelos de pasarela que peinan canas

La moda recupera mujeres mayores que buscan lucir jóvenes y desenfadadas

Desfile de Dolce&Gabbana y de Simone Rocha.
Desfile de Dolce&Gabbana y de Simone Rocha.L' ESTROP / Cordon Press

Fue uno de los momentos más emotivos de la recién clausurada Semana de la Moda de París. Para celebrar su desfile número 100, el diseñador belga Dries Van Noten logró reunir 54 de las modelos que habían desfilado para la marca desde 1993. Solo ellas y la ropa, sin necesidad de efectos especiales. Nadja Auermann, Trish Goff, Emma Balfour, Alek Wek, Carolyn Murphy, Liya Kebede y la española Marina Pérez demostraron que la veteranía es un grado. Algunas retiradas, otras en activo, subieron la madurez a la pasarela, devolviendo un reflejo más real de la clienta que compra y consume las prendas del diseñador. “Simplemente creo que ahora la gente busca realidad y autenticidad”, explicó entre bambalinas a Sarah Mower de Vogue.

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Van Noten, como el resto de sus compañeros, encara a su manera y con espíritu crítico el cambio que desde las redes sociales están reclamando las clientas hacia una moda más abierta, inclusiva y diversa. “No quiero hacer ninguna reivindicación política con nuestras prendas. Es la persona que las viste la que lo hace. Las ideas son más importantes que un eslogan en una camiseta. Pero con lo que está pasando en el mundo, te sientes empujado a pensar en todo: cuáles son los nuevos valores de la moda, qué es importante para nosotros en la colección…”, explicaba a Tim Blanks de The Business of Fashion.

Unas semanas antes, el día previo al desfile, Michael Kors hilvanaba un discurso parecido en las oficinas de la marca en Manhattan: “Pensando en el significado de la belleza hoy, ¿cómo se puede decir que solo hay un tipo de belleza? Cuando terminamos el casting del desfile me di cuenta de que teníamos modelos de cada continente del mundo y que había hasta diez madres. Mi trabajo consiste en vestir a todo el mundo”. Eso incluye mujeres mayores que buscan lucir “juveniles y desenfadas”. La moda, que hasta ahora solo parecía disfrutar con lo eternamente joven, abre su espectro de edades. La inglesa Simone Rocha se apuntaba al discurso. “Quiero ser inclusiva”, expresaba la diseñadora a Vogue en su desfile de Londres. En consecuencia, ajustó su casting teniendo en cuenta que su marca atrae a madres, hijas y nietas. Junto a modelos jóvenes, encima de la pasarela desfilaron veteranas como Jan de Villeneuve, de 72 años, Benedetta Barzini, de 73, Marie Sophie Wilson Car, de 55, o Audrey Marnay, de 36 años. En el desfile de Dolce&Gabanna en Milán, al lado de un nutrido grupo de influencers, también hubo sitio para mujeres de más de cuarenta.

La diseñadora Vivienne Westwood, con una creación de su esposo Andreas Kronthaler.
La diseñadora Vivienne Westwood, con una creación de su esposo Andreas Kronthaler.Cordon Press

La buena aceptación que generan personajes como la diseñadora de interiores y musa de 95 años Iris Apfel, o las modelos con canas Linda Rodin o Jacky O'Shaughnessy, ha ayudado a allanar el terreno en una industria que desde los años sesenta no deja de explotar el valor de lo joven. Pero la experiencia adquirida por el paso del tiempo, en esa realidad cada vez más líquida y cambiante a la que dio nombre Zygmunt Bauman, se está convirtiendo en un bien preciado. Solo hay que ver el valor de icono que tiene Vivienne Westwood.

La diseñadora inglesa se convirtió en el máximo reclamo del último desfile de su marca en París, ahora capitaneada por su marido Andreas Kronthaler. Comprometida y guerrillera, Westwood atrapa tanto por la forma como por el contenido. De hecho, no deja de ser paradójico que en un sistema que siempre busca la próxima gran promesa del diseño, esta sea la veterana Rei Kawakubo la única capaz de dar un golpe en la mesa. Como preámbulo de la gran exposición que le prepara el Metropolitan Museum de Nueva York, Kawakubo, de 74 años —y 36 años desfilando— se puso reflexiva con una colección que apodó El futuro de la silueta. Con sus marcianos vestidos, puras esculturas, el cuerpo se libera de cualquier límite para convertirse en una obra de arte.

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