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Seres Urbanos
Coordinado por Fernando Casado
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Ciudades Turísticas

Experiencias urbanas en Kreuzberg, Berlin

La comunidad local del barrio berlinés, con inmigrantes principalmente de origen turco, se ha convertido en reclamo turístico

Grafiti en una pared de Maybachufer, en Kreuzberg, Berlín.
Grafiti en una pared de Maybachufer, en Kreuzberg, Berlín. Wikimedia Commons
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Desde hace unas décadas, asistimos a un cambio gradual en lo concerniente al turismo urbano como fenómeno global. Desde la consideración de las Tourist Bubbles, en las cuales los elementos vinculados al turismo y el entretenimiento permanecían separados del resto de la ciudad, hasta aquellos emplazamientos donde, de manera cada vez más frecuente, los usos urbanos cotidianos conviven con los turísticos, de forma que cada vez es más difícil separar los unos de los otros.

Los cambios en los gustos y en las demandas de estos consumidores de espacio se han movido, de esta manera, desde las artificiosas recreaciones existentes en ciudades como Las Vegas, en Estados Unidos, o los entornos emblemáticos como el del Taj Mahal, en la India, a la búsqueda de experiencias de ciudadgoing local- bajo la premisa de vivir el destino junto a las denominadas “comunidades locales”, y donde el ejemplo de Berlín, entre otros, se nos aparecería como punta de lanza, hecho que ha sido aprovechado por distintas iniciativas empresariales para producir ofertas específicas.

De este modo, aproximaciones unidimensionales a fenómenos urbanos como los desplazamientos socioespaciales o los problemas de transporte y movilidad han quedado, en cierta medida, obsoletas, ya que es imposible diferenciar los efectos generados por la presencia constante y decidida de consumidores de espacios turísticos, de aquellas otras dinámicas originadas por nuevos vecinos y vecinas que desembarcaban en ciertos barrios en busca de experiencias urbanas.

En este novedoso contexto, el patrimonio juega, cada vez más, un papel fundamental como disputado recurso turístico. Los centros históricos –auténticos reservorios de elementos ideológico-simbólicos, han pasado a convertirse en parques temáticos, dando incluso nombre a un nuevo fenómeno, el de la disneyficación, donde la memoria colectiva está ausente y el turismo ha acabado desplazando al modelo de relaciones sociales anteriormente vigente. Este fenómeno abarca, incluso, a antiguos suburbios residenciales.

El barrio de Kreuzberg, en Berlín, que cuenta con gran parte del antiguo muro que separaba Oriente de Occidente, así como con el famoso CheckPoint Charlie, punto de paso entre ambos, y que hasta hace poco había permanecido ajeno a las dinámicas turísticas de la capital de Alemania, sería un paradigma de todo ello.

La historia de Kreuzberg ha estado protagonizada, hasta hace bien poco, por la presencia de una numerosa comunidad de inmigrantes -trabajadores y trabajadoras, principalmente de origen turco- que se asentaron dentro de sus fronteras hace décadas aprovechando la presencia de un stock de viviendas en relativo buen estado en el barrio, así como su localización periférica en un Berlín dividido tras la Segunda Guerra Mundial. A esto se vino a sumar, ya en los 60s y 70s, el surgimiento de una asentada cultura de pequeños colectivos y movimientos sociales, así como cierta fama de lugar de acogida para izquierdistas y, posteriormente, la aparición de numerosos lugares –bares, discotecas, restaurantes, etc.- destinados al entretenimiento. Es precisamente esta diversidad la que ha acabado por convertirlo en un atractivo lugar, tanto para los nuevos turistas, como para los nuevos vecinos y vecinas.

De este modo, los propios habitantes de la ciudad, esto es, tal y como se señalaba anteriormente, las comunidades locales y el capital simbólico por ellas sostenido, han acabado por convertirse en un reclamo más, en un elemento patrimonial, aunque habría que debatir si intangible o no.

Hete aquí que el papel de las ciencias sociales debe ser constatar los efectos que dichas transformaciones están suponiendo para la vida urbana, en una nueva vuelta de tuerca de fenómenos anteriores, y dar respuesta, en la medida de lo posible, a todos aquellos y aquellas que entienden y conocen que, no hace tanto, existía la aspiración de convertir la ciudad en un verdadero espacio de y para el uso.

José Mansilla es investigador de OACU y GRIT-Ostelea.

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