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Niños contra la moda

En el vídeo de Yolanda Domínguez los niños definen a las modelos como enfermas y a los hombres como exitosos universitarios o superhéroes.
Anatxu Zabalbeascoa

EN QUÉ momento dejan los niños de ver lo que tienen delante y empiezan a interpretar? La artista Yolanda Domínguez (Madrid, 1977) ha indagado en ese instante con un vídeo que critica la comunicación visual de la moda y que le ha valido el premio Beazley que el Design Museum de Londres concede al mejor diseño de moda del año.

Domínguez preguntó a alumnos de ocho años del colegio La Rioja, en el madrileño Puente de Vallecas, qué veían frente a imágenes publicitarias de Dior, Loewe, Balmain o Giorgio Armani. El resultado fue demoledor: los niños describieron a las mujeres como enfermas, hambrientas, borrachas o abandonadas. Los hombres les parecieron superhéroes, universitarios o con éxito en los negocios. ¿Por qué el lujo difunde una imagen que debilita a las mujeres y fortalece a los hombres? ¿Cómo influyen estas imágenes en nuestra educación visual?

Domínguez preguntó a alumnos de ocho años del colegio La Rioja, en el madrileño Puente de Vallecas, qué veían frente a imágenes publicitarias de moda.

Domínguez considera que la forma de su investigación –en boca de niños– ha hecho que la conclusión sea más digerible. Pero está convencida de que exponer la crítica en un museo, lejos de desactivarla, la refuerza: “Que la propia estructura reconozca que hay fallos es una señal de salud, significa que se está preparado para mejorar”. No obstante, matiza: “Un museo es un contexto que tiene muy poco impacto en el tejido social: el lugar de este vídeo es Internet y las redes sociales”.

La clave en la verdad que transmite el vídeo Niños vs moda es, precisamente, la mirada desprejuiciada de los chavales: “Todavía no están acostumbrados a ver las campañas publicitarias de la moda, y una de las razones por las que a nosotros ya no nos sorprenden es por la repetición: siempre hemos visto que las chicas se presentan como frágiles y los chicos como fuertes”.

El educador social Juanjo Vergara hizo de puente entre la artista, el colegio y los padres de los niños. Domínguez solo puso una condición: la edad. Era importante que los chavales vieran personas y no conocieran las marcas. “Con ocho años todavía no les importa lo que se ponen. La moda es una forma de jerarquía social: a través de lo que llevas indicas a los demás qué lugar ocupas en el mundo y a qué colectivo perteneces, pero ningún niño me dijo que quería llevar o tener nada de lo que mostraban los modelos. En cambio, sí decían ‘yo quiero ir a la universidad de mayor’ o ‘a mí no me gustaría ser esa chica”.

Los niños fueron interrogados de dos en dos para evitar que el grupo influyera en las respuestas. Luego la fotógrafa les aclaró que eran anuncios, no fotografías reales, y que ellos podían cambiarlos.

En Londres, Domínguez ha expuesto su obra junto a los vestidos de la joven promesa irlandesa Richard Malone, en el apartado de moda. Entre los vestidos de un virtuoso y las ideas de una artista, el jurado se inclinó por las últimas. Cuando ella preguntó por qué habían elegido su vídeo, le contestaron que los proyectos interesantes son los que desafían los límites y hacen que el propio sector cambie.

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