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MIRADOR
Columna
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El calentón

En una machada sin precedentes, el presidente de Murcia afirma que no está incumpliendo su palabra

Manuel Jabois
El presidente de la Comunidad de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, durante la rueda de prensa que ofreció el 13 de febrero.
El presidente de la Comunidad de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, durante la rueda de prensa que ofreció el 13 de febrero.Marcial Guillén (EFE)

En el último número de Letras Libres, Diego Osorno describe la acción de un alcalde mexicano: días antes de dejar el cargo sacó a la venta el Ayuntamiento para comprarlo, semanas después, él mismo a precio de ganga. Históricamente las cosas tienen un valor fuera del poder, y otro distinto dentro.

En España, por ejemplo, el partido Ciudadanos se presentó como tutor moral del Partido Popular para corregir sus vicios: una especie de catequista que reconduce por el bien de España al hijo descarriado poniéndole hora de llegada y una chapa con los días que acumula sin pasar por el juzgado. Así fue cómo el PP accedió a negociar públicamente el momento en que la mujer del César podía seguir siéndolo y dejar de parecerlo. O hasta dónde se podía intoxicar uno sin que afectase al cargo y qué delitos se consideraban corrupción política, y cuáles pasatiempo.

En Murcia, el candidato del PP amputó los miembros gangrenados que le iba señalando Ciudadanos y aceptó las cláusulas por las que sería elegido presidente. Una de ellas es conocida: el cargo imputado abandonará su puesto. Tras el acuerdo, el candidato Pedro Antonio Sánchez hizo unas declaraciones en las que avisó de que si él mismo fuera imputado, “dimitiría”. Porque “cumplo lo que firmo y cumplo mi palabra, y no esperaría que nadie me lo pidiera”.

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Tras ser imputado, y esperar a que toda la oposición se lo pidiese, la portavoz del Gobierno de Murcia le dijo ayer a Pepa Bueno que la “línea roja es la apertura del juicio oral” y, en una machada sin precedentes, que el presidente no está incumpliendo su palabra. Es decir: el presidente lo quiere todo. Y esa naturalidad en quererlo no es casual; la atmósfera se presta a nuevas y variadas impunidades, la mayor de ellas la social: no sólo se quiere presentar como respetable incumplir lo firmado, sino que se pretende hacerlo pasar por estricto cumplimiento.

Una de las cosas que más rápido se aprenden en política es que a la pregunta de “por dónde saldrá” siempre aparece una respuesta donde debería haber pulcro silencio: los partidos están llenos de superagentes consagrados a la entrevista. La diferencia entre ser candidato y ser presidente es parecida al precio del Ayuntamiento mexicano que vendió el alcalde y compró el ciudadano, siendo la misma persona. La verdadera corrupción española es que revisando las declaraciones del candidato a la presidencia de Murcia y del presidente, siendo la misma persona, se considera que las primeras, ésas en las que él dice que se irá si es imputado porque siempre cumple su palabra, parecen producto de un calentón.

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Sobre la firma

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario de Pontevedra. Ha trabajado en El Mundo y Onda Cero. Colabora a diario en la Cadena Ser. Su última novela es 'Mirafiori' (2023). En EL PAÍS firma reportajes, crónicas, entrevistas y columnas.

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