Mujeres y humor
Cada vez vamos prácticamente las mismas, así que se ha convertido en una especie de cena navideña de empresa de cómicas
Me llaman mucho para reportajes que se llaman Mujeres y humor, por ese orden. Normalmente, el reportaje consiste en fotos de mujeres —entre las que estoy yo con mis gafotas, buscad a la señora Wally—, todas ataviadas con ropa preciosa y posando menos humorísticas de lo que pudiera parecer por la intención del titular, y un texto escueto que sorprende menos que un test de conducir.
De hecho, cada vez que convocan un Mujeres y humor (siempre por ese orden) vamos prácticamente las mismas, así que se ha convertido en una especie de cena navideña de empresa de cómicas (ni que hubiese pocas que cumplieran los dos requisitos, no sé). Casi nunca nos llaman (a las mujeres del humor, digo) para los reportajes de humor solo. Como somos mujeres, tenemos nuestro sitio especial. El humor solo, cuando no especifican género, es cosa de chicos.
En el último encuentro, la periodista arrancó preguntando: “Como mujeres que sois, ¿qué os parece que cada vez haya más hombres en vuestros espectáculos?”. OH YEAH.
Podría haberme callado (otra vez), pero no lo hice. Le dije: “Perdona… ¿Te importaría cambiar mujer por negro y hombre por blanco? ¿Podrías preguntarme: tú, como negro que eres, qué te parece que cada vez más blancos vengan a verte? ¿Podrías? ¿Igual eso sí te avergonzaría preguntármelo, no?”.
Es una repregunta a lo Pastor que le habría volado el flequillo a cualquiera, ¿eh? No sé qué pasó, debió traspapelarse entre sus notas. Por lo que sea, no aparecía junto a las fotos preciosas. A ver si sale en el siguiente Mujeres y humor… o igual ya no me llaman, porque en el fondo no tiene ninguna gracia.
