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BUENAVIDA PARA CARREFOUR

Cinco formas perfectas de comer queso de oveja

Reconocidos a nivel mundial, pueden ser tiernos, semicurados , curados, viejos… Resultan igual de 'adictivos' solos o acompañados

Una porción de queso de oveja, acompañado de un buen vino o una cerveza (con moderación, ¿eh?) es una de las tapas por excelencia, la madre de todos los aperitivos, incluso de los postres (muy francés). Los orígenes de este alimento están llenos de suposiciones y leyendas, aunque se cree que surgió de manera accidental en el neolítico, en Asia Central o en Oriente Medio, cuando se empezaron a domesticar ovejas y cabras (la vaca sería más tarde). La leche se cuajaba, ¡albricias! Y a más temperatura lo hacía más rápido. Luego se descubrió el cuajo, una enzima digestiva proveniente del estómago del cordero o cabrito, y sus efectos coagulantes sobre la leche. Todos estos hechos juntos, y perfeccionados, provocaron el nacimiento del queso como un producto consistente, sabroso, con entidad propia y, por supuesto, exquisito.

Ya en nuestros días, analizar en profundidad su elaboración es tarea ardua y, además, “depende de múltiples factores: si es leche cruda o pasteurizada, si es de granja, artesanal o de cooperativas, de la intensidad que se le quiera dar”, apuntan desde Carrefour. Pero en fin, sin entrar en muchos detalles lo primero es que las ovejas se encuentren, sanas y bien alimentadas. Luego ya vendrían el resto de pasos: ordeño, filtrado y refrigeración de la leche; la coagulación en las cubas de cuajar (se le añade el cuajo, claro); el fraccionamiento para obtener pequeños granos del tamaño del arroz; el desuerado para eliminar la parte líquida; el moldeado o cómo introducir la cuajada obtenida en moldes; el prensado, el volteado, se sala y se deja secar. Por último, la maduración que depende del tipo de queso que queramos obtener.

“Entre todos los quesos de oveja que se elaboran en España, se encuentran, por nombrar los más conocidos, algunas denominaciones de origen protegida como, la Torta del Casar, el Manchego, Idiazábal, Zamorano, el Roncál… todos muy sabrosos y con sus características particulares”, cuentan desde Carrefour. Con los quesos de oveja ocurre como con las series de televisión, cada uno tiene sus favoritos y sus preferencias, hay para todos los gustos, pero, en general, tienen más densidad en boca y son más intensos que los de vaca (y contienen menos lactosa a medida que se eleva su curación). Alimento muy nutritivo, es rico en minerales (sobre todo calcio y hierro) y en vitaminas del grupo B.

¿Solos o en compañía?

Generalmente, los quesos de oveja (y casi todos) se lo montan por su cuenta. Pocos placeres existen más sencillos y frugales, que degustar una tabla de quesos en compañía, empezando siempre por el más suave y terminando por el más intenso y fuerte, pero a veces, agradecen acompañarse de amigos. Estas son algunas maneras perfectas de degustar un buen queso de oveja:

1. Solo. Con unos trozos de pan y una copa de vino

2. Con tomatitos cherry, albahaca fresca, sal y un poquito de aceite de oliva virgen

3. Con una buena confitura de frutas (un magnífico aperitivo)

4. Acompañando un plato de pasta

5. Junto a carne picada, como relleno de unas empanadillas

En fin, que hay recetas con quesos de oveja para aburrir. Imaginación al poder.

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