La victoria de Trump
A muchos nos ha decepcionado la victoria de Donald Trump en las elecciones americanas, pero a mí lo que me duele es ese 42% de mujeres que lo ha votado. No entiendo que un porcentaje tan amplio apueste por un hombre que ha demostrado ser un machista y un misógino. Nadie del género femenino debería querer como presidente a un hombre que descalifica y denigra públicamente a las mujeres, que las acosa y se pavonea de hacerlo, que las insulta y las desprecia. Un hombre que objetiviza y cosifica a la mujer, que no ve más allá de lo superficial y que no cree en la inteligencia y capacidades de las mujeres. La victoria de Trump significa un paso atrás en la lucha por la igualdad de género. Que tantas mujeres le hayan otorgado su voto es algo tan sorprendente como preocupante. — Alba Martínez Conte. Cubelles (Barcelona).
Los medios de comunicación, absolutamente unánimes en el error. Ni el pronóstico, ni el análisis, ni las encuestas: ganó el payaso misógino, el excéntrico racista. Lo suyo es una mezcla de diatribas, vaguedades absurdas y mentiras como puños. Cóctel suficiente para conquistar a los votantes estadounidenses, que si no le dan el botón de los misiles al ratón Mickey es porque no se presenta. Alguien dijo que el mejor termómetro del mundo es Estados Unidos. Si eso es cierto, estamos todos para la UCI.— Alic Nasrawi Sarabia. (Madrid).
El fin de lo políticamente correcto. Así se resume lo que ha vivido la política mundial en el 2016. Los populismos, el Brexit, ahora la victoria de Donald Trump. En 2016 el mundo se ha expresado: se van a mover por aquello en lo que creen y no por aquello que crean que es lo correcto. No importa quién sale sino qué sale. El verdadero Brexit, camuflado con tintes económicos, es un empujón a la xenofobia. Trump no ha necesitado ponerse ninguna careta. Ha hecho apología del racismo y el machismo y se ha alzado con el sillón más poderoso del mundo. A partir de ahora todo vale: prometer lo imposible, apelar a lo inapelable, atacar a los indefensos o echar a los nuestros. Acabamos de dar el pistoletazo de salida, esperemos que la bala no nos rebote en la frente.— Víctor Díaz García. Barcelona.
