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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Quien a tuit delinque, a tuit paga

Una novedosa sentencia condena a la publicación durante 30 días en Twitter un fallo por difamación

Rosario G. Gómez
Logo de Twitter,
Logo de Twitter,LEON NEAL (AFP)

En 140 caracteres caben ideas brillantes, comentarios ingeniosos, declaraciones impactantes y también, convenientemente seleccionados, una docena de insultos. No son pocos los deportistas, actores y políticos que utilizan Twitter para cualquiera de las cuatro opciones. Atacar al contrincante y aventar viejas rencillas nunca fue tan fácil como en la era digital. Un tuit tiene alcance incalculable y a menudo una repercusión en el público infinitamente mayor que una entrevista televisiva en horario estelar.

Como toda tecnología destinada a la información y la comunicación, Twitter está sujeto a normas y quienes lo utilizan deberían tener en la mesilla de noche el Código Penal. Algo que el presidente de Ausbanc, Luis Pineda, parece que olvidó cuando comenzó a acribillar a insultos al portavoz de la asociación de consumidores Facua, Rubén Sánchez, a través de la red social. Desde su cuenta de Twitter, el abogado Pineda —que con el tiempo se ha revelado un justiciero impostor oculto bajo la máscara de la defensa de los usuarios— llamó a Sánchez “imbécil”, “corrupto” y “golfo”, además de acusarle de “emitir facturas falsas”, de “llevarse la pasta de los desempleados andaluces ilegalmente” y de cobrar “dinero hurtado a los desempleados”. Tal sarta de afirmaciones, como el más bisoño picapleitos podría prever, acabaron en los tribunales.

La demanda cayó en manos del juzgado de Primera Instancia número 22 de Sevilla, que condenó a Pineda por intromisión ilegítima en el derecho al honor. Era un caso de libro, pese a que el presidente de Ausbanc —actualmente en prisión como supuesto cabecilla de una trama de extorsión a entidades financieras— invocó en su defensa la libertad de expresión e información.  La sentencia del juzgado de Sevilla fue ratificada por la Audiencia Provincial y avalada por el Tribunal Supremo, que la semana pasada decidió no admitir el recurso de Pineda y, por tanto, respaldó el fallo. Aquellos mensajes vulneraron la “dignidad personal” de Sánchez. Dicen los jueces que el honor se estima en un doble aspecto: uno interno de íntima convicción (inmanencia) y otro externo de valoración social (trascendencia). Y ambos saltaron por los aires.

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Lo sorprendente es la pena. El portavoz de Facua propuso que Pineda pagara con la misma moneda y fuera obligado a publicar en su cuenta de Twitter la sentencia. El juez aceptó la idea y le condenó a difundir durante 30 días, en horario de mañana (de 9.00 a 14.00) o tarde (de 17.00 a 22.00), la transcripción del fallo.  Sánchez recibirá una indemnización de 4.000 euros, cantidad superior a los 1.300 que tuvo que pagar hace dos años un tuitero que insultó gravemente a la entonces delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes. El acuerdo extrajudicial obligaba al autor, emboscado en la Red bajo el seudónimo Ximicomix, a publicar la sentencia en “todo aquel medio informativo donde hubiese tenido cuenta”. Para Ximicomix, que tenía 26 años, fue un alivio. Cifuentes pedía cuatro años de prisión.

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