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Tentaciones
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Desastres culinarios (a manos de chefs extranjeros) con recetas españolas

A raíz del incendio en las redes por la versión extraña de paella de Jamie Oliver, el famoso chef inglés, te mostramos hasta qué punto los cocineros de otros países pueden convertir una receta española en auténticas bombas nucleares

Hace unos días, Jamie Oliver incendió las redes sociales y no por ser como siempre un guarrete en la cocina, ya que su falta de higiene ha hecho correr ríos de tinta, sino que ahora apostó por una versión de arroz con cosas que quiso llamar paella. Y claro, se lió parda. Pues, aprovechando que el Día de la Hispanidad lo tenemos encima, conviene recordar que con la cocina española, todo han sido desastres fuera de nuestras fronteras.

Ni "paela" ni "paieia", se llama "crimen"

En la cúspide de los damnificados de nuestra gastronomía por la tontería de muchos chefs con un firmamento de estrellas Michelín en su palmarés y muy poca materia gris en la sesera, se encuentra la paella. Lo del emoji de la paella no era oportunismo, era premonición; porque no existe chef mediático donde los haya que, ya no es que cocine arroz con cosas, sino que los ridículos potingues que mezcla con arroz son dignos de un suicidio mediático más histriónico que los de Aramis Fuster. Aquí van unos ejemplos:

Paella con salchichas

Al mediático rabino Avi Levy, un señor que cuenta con un Emmy con colaboraciones con la NBC, le dio por hacerse youtuber y mostrarle a todo el mundo lo bien que se pueden fusionar las cocinas de Turquía, Israel, EE UU y España. Tanto es así, que la ida de olla más grande que tuvo fue la de inventarse una paella con salchichas; un arroz que parece hacer a la plancha y que tiene que estar rascando constantemente para que no se carbonice en el fondo. Menos mal que siempre se puede echar un chorro de vino chileno para darle un toque español. Enriquecedor.

Paella con bien de chorizo

Esa obsesión que tienen por ahí fuera de que todo lo español lleva chorizo ya llega hasta el asesinato en serie. Nos escandalizamos con Oliver, pero otros astros de la cocina como Gordon Ramsay, el Chicote español, están convencidos de que la combinación de almejas y chorizo es tradición milenaria en nuestro país. Ramsay mezcla chorizo picante, con chile y bien de guisantes. Indescriptible es la cara de la mujer del vídeo cuando le pregunta por su sabor; no sabe donde meterse.

Sopa de paella

La mejor forma de rizar el rizo a la hora de hacer el mayor desastre en la cocina respecto a la paella, es convertirlo en una sopa. De hecho, la versión más realmente asquerosa de la paella nos llegó de la mano de Emeril Lagasse, uno de los más televisivos chefs de EE UU, toda una celebridad en Nueva Orleans. Lagasse nos invita a la indigestión con una cacerola de pollo empapuzado con chorizo, salsa Worcester, salsa brava y demás ingredientes tipicos de nuestro levante. El truco para obtener el verdadero sabor español está en inundar el potingue con caldo de pollo y mover constantemente para que no se pegue y el arroz quede completamente deshecho. Con la cantidad de dinero que ha hecho este hombre haciendo el tonto y que no haya invertido en un simple libro de cocina española es de novela de folletín. Después de mirar el vídeo, seguro que muchos valencianos ya tienen ideas para un ninot.

Todo esto sin nombrar los sándwich de paella del Reino Unido, la pizza de paella que se comercializaba en Polonia de la mano de una conocida cadena de pizzerías, croquetas, donuts y hasta nachos con sabor paella, causando furor en EE UU. Así, el mundo está bien surtido de españoladas.

Lo llaman español, pero no lo es

Tanto ha escandalizado la paella de Jamie Oliver que ya hemos olvidado cuando intentó hacernos ver la perfecta tortilla de patata española, convirtiendo una especie de marmita de patata semi cruda, cebolla, chorizo, hinojo, queso manchego y tomate fresco en una creación más cercana a un banquete funerario de la Familia Adams que a nuestro recetario patrio

Pero de entre todas las inmundas ideas que se tienen por ahí para imitar, versionar o vacilar de saber cocinar una tortilla española, sin duda los chefs indios se llevan la palma. Desde Michael Swamy, que está entre los 50 mejores de la India, hasta el televisivo Harpal Singh, la tortilla española se ha convertido en una especie de pizza en la que la base es el huevo batido y el topping es todo un carnaval dantesco de ingredientes de todo tipo. Porque para los chefs asiáticos todo vale, incluso si hay que añadir pimiento verde, tomate, ajo, tomillo o granadas. Hasta magdalenas si les dejan. Y el truco está en achicharrar las patatas en dos gotas de aceite para que luzcan bien negras y churruscadas, que sepan bien a carbonilla. Delirante.

A muchos les costó recibir el alta médica tras el shock colectivo que causó el pesadísimo de Gordon Ramsay cuando tuvo la indecencia de hacernos creer que el gazpacho era una sopa caliente de tomate y pimiento que había que servir bien humeante. Es que el ensimismado chef no se puso ni colorado con la hazaña; vamos que ni pestañeó.

De hecho, quizás la promoción que hace de la herramienta de cocina se habría visto menos indecente si la receta se hubiera acercado un mínimo aunque sea a Mexico. Tras este cataclismo, el californiano Alton Brown debió de sufrir en la ciudad de Los Angeles una posesión demoníaca de 53 entes del otro mundo cuando nos presentó su versión del gazpacho español con nada más y nada menos que 15 ingredientes donde no podía faltar el jalapeño, la salsa Worcester, el zumo de limón, el vinagre balsámico y la albahaca. Typical spanish, ¡si señor!

En resumidas cuentas, cuando en América o en Asia hablan de España y no nos confunden con Mexico, se limitan a la paella, el gazpacho, los toros y la sevillana de encima de la tele. Será complicado el exorcismo, para sacarles con sacacorchos esa obsesión de echarle chorizo a todo lo que creen español. No quiero imaginar la que podrían liar Gordon Ramsay y Jamie Oliver con un marmitako, un cocido o una caldereta asturiana. Que sí, que cada uno versiona las cosas como le da la gana, pero para llamar "español" a un plato sin haber visto siquiera Toledo o Sevilla por la tele, hay que tener muy poco respeto por la guillotina, por muchos galardones que se tengan.

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