_
_
_
_
_
MIRADOR
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Libertades

Los ciudadanos han sido capaces de demostrar que Rajoy y Soria mintieron y de obligar al poder a rectificar

Jorge M. Reverte
El presidente del Gobierno español en funciones, Mariano Rajoy, en la cumbre del G20 en China.
El presidente del Gobierno español en funciones, Mariano Rajoy, en la cumbre del G20 en China.Juan Carlos Hidalgo (EFE)

La etapa previa a la caída del muro de Berlín provocó en la entonces llamada Unión Soviética y los países bien llamados satélites el nacimiento de un espléndido sentido del humor que se mantuvo hasta la completa desaparición del viejo sistema. Cuba, casi el último reducto de eso que se llamó comunismo, es el postrer fabricante de ese humor tan literario, y allí se quejan de que antes les mentían sobre las virtudes del socialismo, pero de que eso sirviera para ocultar que lo que les decían sobre el capitalismo era verdad.

En España tuvimos algo parecido con el franquismo, pero no dio un resultado literario de calidad apreciable, quizá porque el régimen franquista era la perfecta demostración de que el capitalismo puede tener todos los defectos, de que España era el ejemplo de esa verdad espantosa que están viendo aparecer los cubanos.

El capitalismo no está necesariamente ligado a la verdad ni a la libertad. La prueba última de ello la hemos tenido delante estos días: el nombramiento y el desnombramiento de José Manuel Soria como representante español en el Banco Mundial.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Mariano Rajoy y su Gobierno han hecho una gestión franquista del asunto de Soria y el Banco Mundial. Han mentido en todos los foros, han intentado utilizar el poder de una manera completamente abusiva. Y todo ello, en el convencimiento de que nos la iban a colar una vez más.

En este caso han sido las redes sociales, todas las fórmulas que al calor de Internet logran dar voz a los ciudadanos de cualquier estrato social, las que han servido para impedir una nueva tropelía de este Gobierno.

Yo creo que en España ya no hay nadie, desaparecido en la práctica el partido comunista prosoviético, que suspire por el socialismo que Nicolás Maduro les ha vendido con éxito a algunos profesores de Política de la Universidad de Madrid.

Por el contrario, cada vez hay más personas cultivadas que aprovechan las nuevas tecnologías para apoyar la participación ciudadana y la ampliación de las libertades. A la sempiterna teoría paranoica que pronostica que el Estado amenaza con devorarnos, se le puede oponer que igual que los panfletos servían para combatir a la literatura monopólica de la dictadura, las redes sociales superan a los programas que intentan controlarlo todo. Hoy, como ayer, y como siempre, la lucha por la verdad y por la libertad es posible.

José Manuel Soria mintió, Mariano Rajoy mintió, y los ciudadanos han sido capaces de demostrarlo y de obligar al poder a rectificar. Han defendido con éxito sus libertades.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_