Vivir en armonía
Nuestro país, que aún está realizando su periodo de adaptación como receptor de migrantes con respecto a las potencias económicas de nuestro entorno, ha tenido una capacidad ejemplar de respeto y tolerancia. El despegue económico que experimento España a mediados de los ochenta del pasado siglo dio lugar a que nuestra oferta de empleos nos situara como objetivo para aquellos que buscaban cambiar su situación y prosperar junto a nosotros. Con las dificultades propias que acarrea cualquier cambio, fueron poblando nuestros barrios e integrándose en sus oficios según formación; sus hijos, fueron escolarizados y aprendieron nuestro idioma y costumbres sin perder su identidad, que cada familia decidió hasta que punto debían o no perder su araigo y hábitos con su país de origen. Aquello que tanto sorprendió a una sociedad hasta entonces hermética, donde el complejo de inferioridad y superioridad estaba a la orden del día, se ha superado y, salvo algún conato de intransigencia, hoy vivimos todos en perfecta armonía.— José Solano Martínez. Cartagena.