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Todo lo que un puñetazo al aire hace con su cerebro

Si piensa que el boxeo solo sirve para cultivar el cuerpo, está en un error. Alivia tensiones, eleva la autoestima... Y sí, también mejora la celulitis

Es fácil adivinar que el boxeo es una gran disciplina para mantenerse en forma: “Tonifica todo el cuerpo y quema entre 700 y 1.000 calorías por clase”, apunta Claudia Cañas, instructora en la cadena de gimnasios Virgin Active. La razón es la enorme demanda metabólica que genera. “Para satisfacer a la vez las necesidades energéticas de los músculos de brazos, torso y piernas, se activa a tope el sistema cardiorrespiratorio. Y cuanto más se ejercitan, más fuertes se ponen. Esto da lugar a una tipología mesomórfica de deportista: delgado pero bien definido”, apunta Helmi Chaabène, experto en fisiología y biología, en un artículo en Sports Medicine. Pero quizá le sorprenda saber que también es un magnífico deporte para entrenar su mente.

Así moldea todo su cuerpo

Para lanzar un gancho interviene prácticamente toda la musculatura. “Solemos decir que el golpe comienza en el pie y termina en el nudillo”, apunta Javier Sanmartín. Y no le falta razón.

Hombros: "Al lanzar el puñetazo, accionamos los deltoides. Tras el golpe son el trapecio medio, los romboides y músculo dorsal ancho los encargados de retirar el brazo. Muy apto para quienes les acompleja tener unos hombros huesudos".

Brazos: "La constante tensión para mantener la guardia o para atacar, endurece sin 'sacar molla' y combate el efecto ala de murciélago. En los golpes rectos trabajan los tríceps, en los ganchos o jabs, los bíceps".

Pecho: "La combinación del intenso ejercicio aeróbico y la activación de los pectorales tonifica la región y elimina grasa. Muy positivo para hombres con exceso de adiposidad pectoral, pero en mujeres puede llevar a perder una talla".

Abdominales: "Los deportes de lucha son un no parar de microtorsiones del tronco. Girar el torso para esquivar guantazos o adelantarse para golpear... Resultado: vientre plano sin lorzas en los costados".

Espalda: "Después de cada golpe hay que retornar a la posición de defensa cuanto antes, en especial en kick boxing donde la pérdida de equilibrio deja al luchador especialmente vulnerable. Los músculos dorsales se encargan de ello".

Glúteos: "Las patadas laterales o traseras ponen en tensión la musculatura glútea y obligan a incrementar la microcirculación. En otras palabras: nalgas de acero y mejora de la celulitis".

Piernas: "La patada se gesta en los cuádriceps, muy apreciados por los corredores, y la obsesión de las modelos para lucir unos muslos bien torneados. La agilidad del púgil depende de su destreza moviendo las piernas".

Un puñetazo apenas dura medio segundo y circula a casi 11 metros por segundo. En ese fragmento de tiempo el cerebro de un púgil funciona a toda máquina. Debe medir la distancia a la que se encuentra su objetivo, valorar su propia posición y su estado muscular (la eficiencia decae rápidamente si se golpea repetidamente con el mismo brazo), prever el contraataque y cómo esquivarlo. Y con todo eso, decidir qué tipo de golpe asestar a continuación: un directo, un gancho... Así lo desglosa Robert Hristovski, profesor en la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de San Cirilo y San Metodio (Macedonia) en la revista Journal of Sports Science and Medicine. “Su mente aprende a constreñir la información quedándose solo con los datos precisos y despreciando el resto de informaciones”, apunta el experto.

“Estas cualidades no se quedan en el cuadrilátero”, explica Javier Pardo, director técnico de la Federación Española de Boxeo. “Aumenta la capacidad analítica en condiciones complicadas y la toma rápida de decisiones. En otras palabras: agiliza la mente y desarrolla la comunicación no verbal”. Además, un trabajo conjunto entre el Club de Boxeo de Palo Alto del Este (EPABC) y la Universidad de Stanford (ambos en EE UU), reveló que la combinación de intimidad física y confianza entre los boxeadores cultiva conexiones interpersonales, como el apoyo emocional. Grandes cualidades para ser director. Lo explica el headhunter Javier Arambarri, director ejecutivo para Latinoamérica de la multinacional de búsqueda de profesionales Catenon: “Esas capacidades son básicas para ser director de cualquier área o empresa. Debe poder transmitir los datos precisos a su equipo o clientes, por lo que necesita criterio para discriminar información y entender bien la empresa, lo que exige contar con una gran capacidad de análisis. Para dirigir un equipo hay que ser ágil y generar confianza”.

Para atraer a clientela femenina muchos dejan caer que, además, aumenta su autoconfianza. “La sociedad enseña a las mujeres a ser princesas que serán rescatadas por un príncipe, no a pelear. Aquí se fortalecen, mejoran su determinación e iniciativa y adquieren los resortes para no bloquearse en una situación de pánico”, recalca Antonio Sanders, profesor de MMA (Artes marciales mixtas) en Urban Fitness. Javier Sanmartín, entrenador en Holmes Place, matiza: “Hacer como que boxeas mientras suena David Guetta a todo volumen no te hace un luchador profesional. Pero, mentalmente, elimina ciertos complejos de inferioridad”.

Con música y sin contrincantes

Algunos de estos beneficios mentales (y físicos) podrían irse al traste si opta por la competición. Sus detractores advierten del peligro de los golpes en la cabeza, “aunque la incidencia de las lesiones cerebrales en boxeadores tiende a reducirse por la menor exposición de los púgiles y la mejora en el neurodiagnóstico y tratamiento de estos traumas”, sentencia un artículo del British Journal of Sports Medicine.

Apúntese mejor a clases colectivas y practique contra un saco o al aire (hacer sombra). “Al aire no hay impacto, pero sí riesgo de hiperextensión”, avisa Juan Garaizar, director de B3B Woman Studio, un centro para mujeres con clases de fitness con bicicletas, ballet y boxeo. “El saco aumenta la posibilidad de lesiones por contacto, pero alivia tensiones si proyectas ahí un complejo y lo machacas”. Es una válvula de escape “a las malas vibraciones”, coincide Sanmartín. Eso sí, el boxeo no es el nuevo yoga: “La gestión del estrés también necesita accionar el sistema parasimpático, algo que sí logran el yoga o la meditación”, argumenta Luis Antón, director de Ipsia Psicología.

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