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Seres Urbanos
Coordinado por Fernando Casado
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Introduciendo el Lowline, el parque subterráneo de Nueva York

Teniendo uno de los parques urbanos más grandes del mundo así como alternativas que apuestan por potenciar el verde en la ciudad, Nueva York vuelve a sorprendernos tras la aprobación -por parte de las instituciones metropolitanas- para la construcción del primer parque subterráneo del mundo ideado por James Ramsey y Daniel Barasch, llamado The Lowline.

Se trata de un proyecto nacido para dar una alternativa innovadora en el barrio de la parte baja de Manhattan con el fin de hospedar más parques y zonas verdes recuperando los espacios baldíos existentes bajo la superficie.

Estableciendo un paralelismo con el subway neoyorkino, la ‘otra ciudad’ subterránea donde se pueden encontrar tiendas, establecimientos y servicios tales como farmacias o estaciones de policía, el Lowline pretende alojar de la misma manera senderos, zonas lúdicas, cafés y miles de plantas de distintas especies llevando la luz solar al subsuelo.

Para lograrlo, es necesario contar con recolectores, grandes espejos y otros mecanismos que estarán colocados en las azoteas de los edificios inmediatos del parque, los cuales se moverán siguiendo la luz del sol y reflejándola hacia los concentradores. Éstos estarán situados a pie de calle y serán los que absorberán la luz que pasará a través de unos tubos irrigadores conectados con los distribuidores, unos paneles en forma de domo que serán los encargados de iluminar todo el parque.

Equipamiento colocado en la azotea encargado de llevar luz solar al subsuelo. Imagen cedida por The Lowline

El sitio indicado para su construcción será la antigua estación de tranvía de Williamsburg Bridge, abandonada desde 1948 y situada en el barrio Lower East Manhattan, una zona muy poblada que carece de espacios verdes y culturales; por esta razón, los creadores del proyecto buscan aprovechar los 4000 metros cuadrados de las instalaciones ferroviarias soterradas.

Por el momento, el concepto ha sido aprobado y visto con buenos ojos por las instituciones gubernamentales de la ciudad de Nueva York, quienes les han ofrecido a los fundadores 12 meses para recolectar 10 millones de dólares, completar el diseño del parque y hospedar sesiones públicas para recibir comentarios al respecto por parte de la comunidad local; además, los diseñadores cuentan con el apoyo de la presidenta del condado de Manhattan Gale Brewer así como la concejala local Margaret Chin.

Por ahora, este proyecto viene acompañado del Lowline LAB, un laboratorio urbano construido dentro de un mercado abandonado en el Lower East Side, tan solo a dos cuadras del sitio propuesto para construir el futuro parque; un espacio entendido como una exposición pública y un laboratorio abierto donde se trata de testar, probar y mostrar cómo el parque crecerá y mantendrá toda su vegetación bajo tierra.

Voluntarios trabajando en el Lowline LAB. Imágenes cedidas por The Lowline

Los diferentes instrumentos ópticos, tales como espejos y otros mecanismos encargados de reflejar la luz solar de la superficie y distribuirla por el predio subterráneo se exponen en el LAB, donde se puede visualizar el concepto del sistema adoptado. Además, estos mecanismos podrán moverse y regular tanto la temperatura como el grado de exposición solar para cada especie que, tal como se ha anunciado, ya son más de 3000 plantas de una docena de especies las que estarán distribuidas por hectárea.

Con la idea de abrir este novedoso parque al público en 2021, el proyecto inicial está presupuestado en unos 60 millones de dólares, teniendo un coste adicional al año de 4 millones para su mantenimiento. A la vez, este proyecto necesita la aprobación y el apoyo de la comunidad local así como fondos para hacer este proyecto posible, aunque las autoridades no han descartado destinar dinero público para su construcción…

Definitivamente este proyecto establece un dualismo con el High Line, el parque elevado construido en el barrio de Chelsea y comentado ya en nuestro blog; se abre entonces un debate sobre la naturalidad o artificialidad del entorno urbano, la creación de espacios verdes para el disfrute de los vecinos o puntos de encuentro para los turistas, recuperación de espacios abandonados o intención de gentrificar áreas de la ciudad…

Tendremos que seguir de cerca cómo evoluciona este proyecto y si, finalmente, se logra el objetivo de Mr. Ramsey y Mr. Barasch (como explica en la TED talk) de ver su sueño hecho realidad en la gran manzana.

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