Muerte en directo
Dos ciudadanos afroamericanos muertos en enfrentamientos con la policía y cuatro agentes fallecidos durante una manifestación en repulsa de lo anterior es el balance provisional de la nueva revuelta racial en Estados Unidos. Son la consecuencia de la permisividad para la tenencia de armas, cierta tendencia a intervenciones policiales supuestamente abusivas, tolerancia a la discriminación por raza y juicios posteriores de sentencia dudosa. Son ciertas las palabras de Barack Obama en este sentido: “Es un problema estadounidense”; y también es cierto que esta nueva ola de violencia cederá para dar paso a otra futura, de no intentar poner remedio. La sociedad estadounidense debe reaccionar para que el resultado de una rutinaria revisión de documentación no finalice con un hombre muerto, y para que una manifestación no termine del mismo modo. La solución no es sencilla si se confirma que la raíz del problema es que muchos siguen pensando que no todos somos iguales, que no todos tenemos los mismos derechos y las mismas obligaciones. Será difícil anudar el cañón de las respectivas armas, de no avanzar en educación, tolerancia, equidad y respeto a la diversidad, sea del tipo que sea.— Luis Alberto Rodríguez Arroyo. Santo Tomás de las Ollas (León).
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