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Tentaciones
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La obra prohibida por anticlerical y sexual que se publica ahora en España

Se trata de 'El libro de la Ley' de Aleister Crowley, escritor conocido como 'La bestia' o 'el Hombre 666'. Ahora y por primera vez se pública la obra en nuestro país

Portada del libro 'El libro de la ley', de Aleister Crowley.
Portada del libro 'El libro de la ley', de Aleister Crowley.

Haz tu voluntad será el todo de la Ley. Esta es una de las premisas de El libro de la Ley, de Aleister Crowley; prohibido, venerado, odiado y reverenciado en todo el mundo. Aunque tal vez sea mejor decir haz lo que te dé la gana será toda la Ley. El autor es uno de los hombres más controvertidos del siglo XX y se le conoce como 'La Bestia', el 'Hombre 666' y otro montón de apelativos no muy cariñosos.

Capitulo de Nut

Aleister Crowley

Soy la Serpiente que otorga el Conocimiento y el Placer y la gloria luminosa, y que anima los corazones de los hombres con su ebriedad. Para adorarme, bebed vino y drogas extrañas de las que yo hablaré a mi profeta, ¡y emborrachaos! No os harán daño alguno. Es mentira, esa locura contra uno mismo. El desvelamiento de la inocencia es mentira. ¡Sé fuerte, oh, hombre! Desea, goza de todas las cosas de los sentidos y del embeleso: no temas que ningún Dios te niegue por esto.

La Felguera Editores publica por primera vez en España un curioso catálogo basado en libros ocultos y limitada a 777 ejemplares con el texto central del Thelema, una filosofía pseudoreligiosa cuya principal premisa es el consabido “haz lo que te dé la gana”.

La obra se escribió en El Cairo (Egipto) en 1904 por dictado divino. Según narra el prólogo escrito por Servando Rocha, Aleister Crowley recibió la inesperada visita de Aiwass, un demonio/dios relacionado con el antiguo Egipto, que le contó esta especie de poema que recoge algunos dictámenes espirituales además de una supuesta profecía del inicio de la Primera Guerra Mundial, junto con otros muchos pasajes que aún son un misterio.

Curiosamente, aunque hoy día tildaríamos a Crowley como un lunático, en su época llegó a ser temido y respetado. Formó parte de varias logias secretas, como la Aurora Dorada, se autoproclamó Mesías de Horus y fundó la Ordo Templi Orientis, organización todavía activa y cuya única edición en castellano cuenta con su aprobación.

La figura de Crowley no es fácil de poner en su contexto, ni de explicar hoy día. De hecho, ya solo la lectura de El libro de la Ley supone una especie de viaje del alma que recuerda más a un viaje psicotrópico que a una homilía. Puesto que Crowley practicaba la magia sexual, una especie de orgía en la que se transmite paz a través del coito indiscriminado. 

Páginas de 'El libro de la Ley'.
Páginas de 'El libro de la Ley'.

Señalemos lo positivo de la obra, pues entre todas las incomprensibles invocaciones a criaturas cuyos nombres y fisionomía recuerdan a la obra de Lovecraft, autor de cuentos de terror, se encuentran interesantes pasajes como este:

El nombre del Pecado es Restricción. ¡Oh, hombre! ¡Nada le niegues a tu mujer si es su voluntad! ¡Oh, amante! ¡Márchate si es lo que quieres! No hay más lazo capaz de unir lo que está dividido que el amor: todo lo demás es maldición.

Resulta asombroso leer algo así a principios del siglo XX, cuando la mujer no solo no tenía derechos fundamentales del ser humano como el voto o la libertad, y que además dependían de sus padres o sus maridos para cualquier cosa.

"Todo hombre y mujer es una estrella". Aquí Crowley pone a la mujer al mismo nivel que a el hombre, alabando la igualdad como un don divino

Lamentablemente, que un hombre (poseído por Aiwass, no lo olvidemos) hable de dejar a la mujer libre es un mensaje que no caló en su época. Pero tenemos aseveraciones más generales y metafóricas que, aún así, dejan un poso de reivindicación neoliberal: Todo hombre y mujer es una estrella. Aquí, de nuevo, Crowley pone a la mujer al mismo nivel que a el hombre, alabando la igualdad como un don divino (pues El libro de la Ley era la palabra de Dios para Crowley) y va más allá: todo ser humano es especial y debe ser tratado como tal.

Cuesta alejarse de ciertas nociones sectarias que presenta esta lectura, no se va a negar, pero también sorprende la actitud de la Bestia con respecto a los derechos sociales y a la concepción de la moralidad. También, dentro de la contradicción esotérica que caracteriza la carrera de este ocultista, nos encontramos con declaraciones ateas que evidencian un profundo humanismo: Estoy solo: no hay Dios donde estoy yo. Este culto al ser humano, este “haz lo que quieras”, probablemente es lo que le ha dado su fama a Crowley a lo largo de la historia.

A fin de cuentas, ¿quién no quiere que una entidad supuestamente superior y divina que le diga que no habrá castigo por sus apetitos, que haga lo que quiera mientras no dañe a otro ser humano, y que todo hombre y mujer son estrellas? Parece un dogma que, pese a las locuras y rituales mágicas que conlleva el culto a La Bestia, podría solucionar más de un problema en nuestras vidas.

No se sabe qué grado de realidad hay en todo esto, pero Aleister Crowley murió venerado por muchos y odiado por otros tantos. Sus enseñanzas, sin embargo, perduraron y muchas sectas y cultos secretos se valen hoy de ellas. Pero ojo, no estamos hablando de las sectas que vemos en la televisión, sino de cultos poderosos, cuyos líderes son mujeres y hombres conocidos y respetados. Cultos que tal vez acojan en su seno a nombres públicos que creen en la trascendencia del ser humano y la abolición de la figura de la deidad como la entendemos.

No estamos hablando de las sectas que vemos en la televisión, sino de cultos poderosos, cuyos líderes son mujeres y hombres conocidos y respetados

En resumen, la lectura de El libro de la Ley debería ser, sobre todo, un acto de curiosidad. Pues mucho se ha maldecido a este libro y ya iba siendo hora de que alguna editorial se atreviera a rescatarlo y traerlo a los lectores españoles, dado que el culto a las ideas de Crowley, las cuales influenciaron al escritor, músico e icono dentro del Satanismo, Szandor LaVey y su Iglesia de Satán, tiene muchos adeptos hoy día en nuestro país.

Y quién sabe, quizás muchos de los rituales que promulgaba la demoníaca figura de Aiwass se celebren actualmente en tu propia ciudad... en la oscuridad de las entrañas urbanas. 

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