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Las siete cosas que todos perdemos y nadie devuelve (y una que ahora sí)

El libro que 'prestaste' en un arrebato de esplendidez, los tuppers, los paraguas que corren a objetos perdidos...

Cuando se trata de paraguas y libros prestados, todos somos un poco Indiana Jones
Cuando se trata de paraguas y libros prestados, todos somos un poco Indiana JonesParamount

¿Alguna vez has hecho el cálculo del dinero que perdemos por cosas que eran nuestras, dejamos a alguien y jamás recuperamos? Aquel amoroso peluche que prestaste solamente una noche a la compañera del jardín de infancia que siempre se traía la misma muñeca. Esa caña –esas cañas– que el amigo gorrón que todos tenemos lleva meses, años o décadas diciendo que va a reembolsarte. El libro que jamás regresó a tu estantería o el paraguas que tarda 15 minutos en acabar en los objetos perdidos del metro o el taxi... El mundo nos roba cosas y quizá se esté acercando el momento de pedir que alguien nos lo devuelva. Al menos mientras nuestra madre cuando se lamenta amargamente porque hemos secuestrado todos sus tuppers.

Paraguas

Según la oficina de objetos perdidos de Londres, en un año se extravían en el suburbano más de 80.000 paraguas. Algunas aplicaciones para pedir taxis, como Hailo, ofrecen la posibilidad de enviar un aviso si te has dejado algo en el vehículo. Gracias a esto han contabilizado que, de todos los olvidos, los paraguas constituyen un 19% del total. Habría que preguntarse cuantos de ellos pertenecen a sus dueños o son de un compañero de trabajo y su “mañana te lo traigo, palabrita”, de un compañero de piso que te dice eso de “me lo llevo solo para ir al súper” o de ese amigo en cuya habitación reconocerías tantas cosas tuyas que a veces te preguntas si no viviste allí en una vida anterior.

No, no sé qué ha hecho la lavadora con tu calcetín, ¿por qué me lo preguntas?
No, no sé qué ha hecho la lavadora con tu calcetín, ¿por qué me lo preguntas?

Calcetines

Se ha hablado mucho de esto pero a la vez se comenta poco si se piensa cuánto se ha tragado la lavadora, las taquillas del gimnasio o la inercia infusa que en rige nuestro día a día: 1.200. según un estudio realizado por Samsung. (La casa coreana ha llegado hasta a desarrollar una ecuación sobre el tema). Pero el verdadero quid de la cuestión es dónde diantres se encontrará ese agujero espacio-temporal al que viajan en masa nuestros calcetines y por qué lo hacen. Lo curioso además es que los humanos en el fondo somos seres optimistas que guardamos el desparejado esperando que algún día vuelvan a unirse. Pero no, la lavadora no toma prisioneros.

Libros

Que levante la mano quien no tenga en su estantería algún libro que no es suyo. Hay veces que ni siquiera recuerdas quién te lo dejó exactamente y lo mismo pasa al contrario; jurarías que en algún momento de tu vida poseíste ese clásico de tu generación pero eres incapaz de recordar en qué momento y en qué manos desapareció de tu vida. Sólo tenemos el consuelo de que no estamos solos. Es más, George Washington tardó 221 años en devolver un libro sobre derecho escrito por Emer de Vattel. De hecho, lo que se devolvió fue una copia del ejemplar ya que los trabajadores de Mount Vernon -la residencia de Washington al morir- nunca llegaron a localizar el original. La multa hubiese alcanzado los 300.000 dólares.

El tupper de tu madre

Escenificación de cómo se siente uno con el tupper de su madre
Escenificación de cómo se siente uno con el tupper de su madre

El clásico tupper en el que tu madre embute la tortilla de patatas adaptándola con más maña que los sastres de Saville Row. Ese que tiene el tamaño perfecto para una ración milimetrada de cocido en la que no falte nada. O aquél que cierra tan bien que es imposible que se escape ni una gota del arroz con leche de tu abuela. La cantidad de amor que tu madre tenga a ese tupper es inversamente proporcional a las posibilidades de verlo de nuevo una vez ha caído en el armario de tu cocina.

Objetos perdidos en pos del amor

En el proceloso mundo de las técnicas para ligar hay una que puede tener un alto costo a nivel de cosas nunca recuperadas. Consiste en dejar algo al ligue en cuestión en el intento de forzar una segunda cita. Puede ser el libro del que hablasteis en las cañas, el disco del grupo que es que tiene que conocer o incluso algo de ropa acompañada de un inocente “no te preocupes, ya me la devolverás”. Toda apuesta conlleva un riesgo y aquí es un todo o nada.

Tiempo ante un café hirviendo

Proceso de elaboración de café con la leche templadita
Proceso de elaboración de café con la leche templadita

En España, el 80% de los cafés que se toman son con leche o cortados. Es ese elemento lácteo el que nos permite jugar con la ilusión de que podemos controlar la temperatura del café pero rara vez es así. Lo más probable es que, una vez elegida la modalidad, la bebida esté o hirviendo o fría. Si se da el primer caso, empieza entonces un ritual que normalmente se compone del cambio de vaso, el revolver compulsivo con la cucharilla, dar pequeños sorbos jugándonos la integridad del paladar para hacer hueco a un poco de leche fría y la sumisión final al hecho de que nadie va a devolverte los 15 minutos que tardará esa lava volcánica en convertirse en tu capuccino.

Dinero

A todos los gastos anteriores por cosas a las que debías haber dicho adiós en vez de hasta luego porque nadie te devuelve hay que sumarle el más directo, el que sale directamente de la cartera y uno de los que más cuesta reclamar. Un pequeño préstamo porque a tu amigo se le ha olvidado sacar dinero y lo ha recordado justo al pedir la cuenta -es muy probable que luego tampoco se acuerde de acercarse a un cajero-, el pago mensual de leche que tu compañero de piso jamás recuerda devolverte, las cuentas de gasolina de un viaje en coche que nunca se saldan o los temidos regalos entre varios amigos que ya sean por cumpleaños, despedidas de soltero/a, Navidades o cualquier otro evento, nunca terminan reembolsados en su totalidad al sufrido comprador del presente.

Y una cosa que ahora sí te devolverán: los datos que no uses con Tuenti

Tuenti te reembolsa el dinero de los megas que no has consumido. Al acogerte a esta tarifa, vigente desde el 1 de junio, tienes diferentes bonos; 1 GB por 7 euros, 2 GB por 14 y así hasta 5 GB. Si no los consumes, te devuelven la fracción de datos que no hayas empleado (1,75 euros por cada 256 megas). Y si te quedas corto, también puedes ampliar el saldo desde la aplicación. Seguiremos sin recuperar paraguas, calcetines, libros o tiempo pero quizás el dinero que sí nos ahorremos con Tuenti nos permita regalar un nuevo juego de tuppers a nuestra sufrida madre.

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