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LA PARADOJA Y EL ESTILO
Columna
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El Día de la Madre

Así como es complicado ser madre y tener que tratar con un hijo, ser rey y dialogar con unos políticos imposibles de convencer puede hacerte sentir impotente

Boris Izaguirre
Paulina Rubia y su hijo Nicolás.
Paulina Rubia y su hijo Nicolás. Cordon Press

Encuentro una delicia celebrar el día de las madres con Paulina Rubio en la portada de ¡Hola! Me encantan todas las Paulinas que hay en Paulina. Y aplaudo el nombre de Eros para su segundo hijo.

A mí me llamaron Boris después de pasar tres días sin nombre. Según mis padres, fue inspirado por Boris Gudunov, Boris Vian y Boris Karloff. Me ha funcionado bien y seguramente aproveché algo de cada uno de los inspiradores.

Otras personas se llaman Dulce, como la segunda concursante mejor pagada de Supervivientes 2016, un nombre que siempre marca la diferencia. Quiere significar algo lindo, suave, azucarado, pero la vida puede convertirlo en algo con sabor a conflictos. La vida de Dulce Delapiedra ha sido un cúmulo de sinsabores. Muy joven, entró a trabajar en Cantora, ese Camelot andaluz, para terminar cuidando y educando de Chabelita, la única hija de la reina del castillo y de la copla, Isabel Pantoja.

Cuando Chabelita se quedó embarazada antes de cumplir 18 años, el enfrentamiento con su madre fue también mitológico y servido como menú diario en los programas de televisión. Dulce se alió con Chabelita, quizás porque como segunda madre albergaba, como su nombre lo indica, más dulzura. Chabelita y Dulce se convirtieron en glucosa contra Pantoja, unas Davides contra una Goliat asediada por la justicia. Chabelita se convirtió en madre y se separó en menos de un año, fue más largo el cautiverio de su madre que su escalada por diferentes estados civiles y la relación con Dulce pasó de lo picante a lo amargo. Dulce volvió un día a Cantora y se encontró con una Isabel instándola a recoger todas sus pertenencias y marcharse para siempre. Dulce, ya resabida, cogió algunas cosas pero no todas, oliendo la mermelada que le esperaba en los programas de televisión, como Supervivientes, donde su historia, esa que el hambre que pasan en la isla va a obligarle a desvelar, vale 15.000 euros semanales.

En la era de las redes sociales, los culebrones están más vigentes que nunca. Dulce Delapiedra mantiene otra subtrama en la isla, Mila Ximénez, que podría cobrar el doble que ella: 30.000 euros semanales. A ambas las une el dulce y el picante gusto por Isabel Pantoja. Mila habría conocido a Pantoja cuando esta era amiga de una fallecida reina de la radio que no era nada dulce. Pese a que destile todo el machismo del mundo, no hay nada que deleite más a una audiencia televisiva que las llamadas “peleas de gatas”, por más caras que sean a la semana.

Si mañana es el Día de la Madre, hoy debería considerarse como una jornada de reflexión sobre lo que significan nuestras madres.

Se habla mucho del estado paternalista, entonces un gobierno en funciones, ¿es una especie de madre soltera? Me ha llamado la atención un titular de este periódico: “El Rey afronta la ronda de la impotencia”, destinado a referir la inútil petición de acuerdo entre los candidatos para evitar nuevas elecciones. Claramente estamos todos tan tensos con esta falta de cordura que no nos percatamos que en efecto hacia los 50 años muchos varones nos vemos rodeados de ese fantasma, el de la impotencia, seamos aristócratas o no, aunque al parecer a los aristócratas les afecta más. Así como es complicado ser madre y tener que tratar con una hija adolescente, ser rey y tener que dialogar con unos políticos imposibles de convencer también puede hacerte sentir impotente.

Los políticos también tienen madre, como Ricardo Costa, el que fuera el político más atildado de Valencia. Costa ha reaparecido igual que otro Rick, Rick Astley, que vuelve a las listas de éxitos. Para Ricardo Costa el regreso no es tan dulce. Su semblante refleja cómo las amarguras del caso Gürtel le han arrebatado aquel aspecto caramelizado de cuando era considerado el delfín de Francisco Camps. En su reaparición ya no tenía aquel aspecto de bombón que le caracterizaba. Tenso, como el nudo de su corbata, descargó en la dirección nacional del Partido Popular “cualquier responsabilidad en la financiación de las campañas electorales”. O sea, devolvió al tejado de la casa madre la piedra que tanto le pesa. Suele suceder en las peleas entre madres e hijos. “Es tu culpa haberme traído al mundo”, una acusación arbitraria y cruel. Costa pide la comparecencia de casi todas las estrellas del Partido Popular, desde Mariano Rajoy a Luis Bárcenas sin olvidar a María Dolores de Cospedal. Un postre muy familiar pero improbable.

Una madre, en realidad es una superviviente forjada a vivir momentos dulces, salados, picantes y amargos. Aprendemos a respetarlas y entendemos que tengan un día para celebrarlo. Por más que maduremos y consigamos gobernarnos, los hijos no somos merecedores de ese homenaje. Ni dulce, ni amargo.

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