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África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado
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Los párpados cerrados de Centroáfrica

La mayoría de los medios de comunicación nos están presentando esta crisis como fruto de una pugna entre musulmanes y cristianos, pero se trata de un conflicto mucho más complicado, con multitud de actores y causas que está costando la vida a muchas personas y que tiene sus raíces en razones políticas, económicas y sociales, a menudo vinculadas a la explotación de los inmensos recursos naturales que posee el país.

Esta es la realidad que el periodista donostiarra Alfredo Torrescalles cuenta en el documental “Los párpados de Centoáfrica”. En él ofrece un retrato de la sociedad centroafricana actual y de los diversos problemas que está viviendo. La cinta es un viaje de observación, alejado de maniqueísmos, que da voz a los diversos sectores sociales componiendo así un mosaico de testimonios y visiones que aproximan al espectador a las diferentes dimensiones que esconde esta guerra olvidada y fuera ya de los focos de atención mediáticos.

A la cinta se asoman una multitud de personas y situaciones que dejan ver la total desesperación de la población, los intereses políticos, el comercio de diamantes y otros negocios ilegales, el islamismo, la corrupción, los señores de la guerra o la intervención internacional entre otros muchos temas.

Este documental ofrece claves para entender el porqué del conflicto y por qué la gran mayoría de la población de un país rico en recursos naturales vive en la más extrema de las pobrezas. Es una gran oportunidad para escuchar a aquellos a los que normalmente no se les da voz, algo a lo que no estamos muy acostumbrados por aquí.

El director afirma que su trabajo “explica claramente que la guerra de la RCA no es una guerra de religión, como se vendió desde el principio en los medios de comunicación. La religión ha sido un elemento que se ha manejado por parte de algunas personas para enfrentar a la población. Detrás de todo esto está la pelea por la explotación de los recursos naturales y otra pelea más compleja relacionada con los equilibrios geopoliticoestratégicos en el que están implicados los gobiernos de varios países”.

Ante la falta de interés por conflictos como el de la RCA, Torrescalles piensa que “hay países que por su pasado colonial y/o por su presente de intereses varios en la zona, véase Francia, por ejemplo, tienen un cierto grado de interés por lo que ocurre en África. Pero en España, el cine documental de temática africana, en general, no interesa absolutamente nada”. Tras esta afirmación añade: “debo ser el tipo con menos sentido comercial del mundo porque es mi área de especialidad…”

Para él “es increíble que no queramos mirar hacia las realidades africanas porque se entiende que nos son ajenas. ¡Y nada más lejos!, nuestro estilo y nivel de vida están íntimamente ligados a estos problemas tan poco fotogénicos. Creo que mucha gente lo sabe o lo intuye, pero no quiere profundizar porque el cargo de conciencia, quien la tiene, te puede estropear alguna que otra digestión y eso no va con el estado de felicidad permanente obligatorio que imponen nuestras sociedades de consumo. Molesta, por tanto, que nos salpique tanta desgracia en las noticias mientras comemos frente al televisor. De buscar esa información motu propio, ni hablamos…”

Para él “todo esto es frustrante, pero, paradójicamente, también es una de las razones principales que justifican el sacar adelante proyectos como este”. Sin embargo, a pesar del general desinterés piensa que “es imprescindible ahondar en las causas de estos problemas, de documentar lo que ocurre, de dar voz a quien nunca ha tenido oportunidad de contar su historia, de denunciar, de fomentar el espíritu crítico, de crear conciencia, de proporcionar un espejo al espectador para mirarse reflejado en la vida de otras personas…”

Torrescalles, que conoce bien la RCA, ve al país en “una decadencia preocupante. Pero no es una decadencia material únicamente, también moral, social, espiritual. Hay códigos de conducta, cuya antigüedad se pierde en el tiempo, que se están diluyendo con una rapidez que sorprende a todos”.

Opina que la “ausencia de referentes, de líderes respetados, de autoridad, o de un sistema judicial está generando una desmoralización difícil de levantar. La gente está harta de que el país no funcione, se ha llegado a un punto en que la población ya no cree en sí misma. Se mira a la época de Bokassa con nostalgia, no son pocos los que plantean abiertamente una nueva colonización como única manera de superar el tribalismo y el nepotismo eterno que parece inevitable”.

Reconoce que no es muy optimista con el futuro del país “a pesar de que la vivita del Papa Francisco ha traído una ola de entusiasmo que ha cristalizado incluso en un acercamiento de comunidades inimaginable hace bien poco. Ahora con un nuevo presidente (¡¡qué no llega al poder de forma violenta, noticia!!) se abren de nuevo mínimas esperanzas de que quien llega a lo alto del poder con la letanía de trabajar para todos los centroafricanos sin distinción, el reparto justo de las riquezas naturales del país, desarrollar infraestructuras, carreteras, bla, bla, bla, lo haga de verdad. Que al menos lo intente”.

Alfredo Torrescalles no es nuevo en la tarea de contar lo que ocurre en diversas partes de África. En el año 2000, después de trabajar para otras empresas en diversos proyectos, fundó Fascina Producciones con el objetivo de comenzar un camino independiente en el sector audiovisual.

Comenta que a todos los trabajos que realiza los unen dos elementos que le interesan y que mezclan muy bien: “el audiovisual, que es a lo que me dedico profesionalmente, y la defensa de la dignidad humana y la justicia social, dos elementos transversales que deben estar presentes en nuestro catálogo de mínimos como algo fundamental, y comprometernos con independencia de nuestra actividad profesional”.

Añade que “nunca me he planteado hacer este tipo de documentales en especial; ha sido algo natural y espontáneo”.

Son muchas las circunstancias que le han llevado a dedicarse a este tipo de documentales, “pero el detonante, el punto de no retorno, se dio en un viaje en el que me quedé tirado, por una huelga de transportes, en un pequeño pueblo en la frontera entre Gambia y Senegal. El tener la oportunidad de conocer a la gente del lugar, especialmente a los niños y su mundo, más allá de la mirada fugaz desde un coche que pasa, cambió mi forma de entender algunas cosas”.

Al año siguiente volvió para hacer un documental y compartir “esa epifanía que había vivido”. A partir de ese momento ya no pudo dejar de hacer esta clase de trabajos. “Y sigo después de estos años porque creo que lo que hago tiene sentido y puede contribuir, modestamente, a mejorar algunas cosas”, comenta. “Porque creo que hay muchas situaciones que tienen que cambiar y, para ello, la información y el conocimiento juegan un papel capital. Y el análisis profundo y honesto más aún”.

Él está convencido de que “hay realidades y situaciones que han ido cambiado a base de crear conciencia. A veces, este es un trabajo a largo plazo, sí, pero se puede influir positivamente y los documentalistas y periodistas jugamos ahí un papel que puede ser relevante en la vida de muchas personas”.

Torrescalles ha dirigido, entre otros, los siguientes documentales:

  • Flowers of the frontier / Flores de la frontera (2012), que cuenta la vida cotidiana y la forma de mirar al mundo de un grupo de cinco “niños de la frontera” en Amdallai, una aldea en la frontera entre Gambia y Senegal. Este trabajo ha sido muy galardonado.

Torrescalles explica que su último trabajo, Los párpados cerrados de Cetroáfica, tiene como objetivo principal “dar la voz a todos los sectores de la sociedad centroafricana para que sean ellos quienes expliquen qué está pasando en su país”.

Añade que si “tuviéramos que extraer una tesis, el objetivo del documental es explicar que el ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor si se dan las circunstancias apropiadas, que no hay buenos y malos en esta guerra, sino víctimas todas ellas. Del abandono, de años de injusticias y del miedo”.

El documental fue pre-estrenado el pasado 14 de marzo en Córdoba y contó con la participación de Juan José Aguirre, obispo de Bangassu, en la RCA. Pronto estará en otras ciudades españolas.

Comentarios

Me han dejado con ganas de ver el documental. Estaré atento a la salida de su fecha de estreno en Canarias ya que el trailer (y esta publicación) deja claro que es un documental que todos deberían ver.Siempre será más sencillo disfrazar los conflictos económicos con las "ropas del pueblo". No solo lo vemos en el conflicto de la República Centroáfricana que trata este documental, sino en la gran mayoría de los actuales, entre ellos la guerra contra el DAESH y el conflicto sirio. Quienes están interesados en estos conflictos, en ambos bandos, tienden a señalar las razones de ellos con cuestiones étnico-culturales: en Siria es una batalla de musulmanes contra cristianos y de ambos contra Bashar al-Asad; el DAESH avanza con los refugiados musulmanes que intentan invadir con su doctrina religiosa los civilizados territorios europeos que "tanto nos has costado desarrollar"... Y así con uno y otro conflicto, la cuestión económica (interés en recursos naturales, vías de transporte...) se disfraza de factores más cercanos al pueblo.Es una pena que todavía a día de hoy cueste tanto abrir los ojos o incluso observar el pasado con la misma visión eurocentrista, xenófoba y racista de las corrientes predominantes en el siglo XIX.Gracias a Chema Caballero por este texto y por la dar a conocer este documental, que ojalá que viese toda España. Con él la gente invertiría mejor el tiempo que sentándose en el sofá y conectando su cabeza a determinados aparatos que no hacen más que hacerles perder la conciencia y aumentar la importancia de asuntos banales en detrimento de aquellos que sí que tienen importancia.Saludos, Iván
Me han dejado con ganas de ver el documental. Estaré atento a la salida de su fecha de estreno en Canarias ya que el trailer (y esta publicación) deja claro que es un documental que todos deberían ver.Siempre será más sencillo disfrazar los conflictos económicos con las "ropas del pueblo". No solo lo vemos en el conflicto de la República Centroáfricana que trata este documental, sino en la gran mayoría de los actuales, entre ellos la guerra contra el DAESH y el conflicto sirio. Quienes están interesados en estos conflictos, en ambos bandos, tienden a señalar las razones de ellos con cuestiones étnico-culturales: en Siria es una batalla de musulmanes contra cristianos y de ambos contra Bashar al-Asad; el DAESH avanza con los refugiados musulmanes que intentan invadir con su doctrina religiosa los civilizados territorios europeos que "tanto nos has costado desarrollar"... Y así con uno y otro conflicto, la cuestión económica (interés en recursos naturales, vías de transporte...) se disfraza de factores más cercanos al pueblo.Es una pena que todavía a día de hoy cueste tanto abrir los ojos o incluso observar el pasado con la misma visión eurocentrista, xenófoba y racista de las corrientes predominantes en el siglo XIX.Gracias a Chema Caballero por este texto y por la dar a conocer este documental, que ojalá que viese toda España. Con él la gente invertiría mejor el tiempo que sentándose en el sofá y conectando su cabeza a determinados aparatos que no hacen más que hacerles perder la conciencia y aumentar la importancia de asuntos banales en detrimento de aquellos que sí que tienen importancia.Saludos, Iván

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