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¿Por qué cree la gente en lo paranormal?

Un estudio ha analizado las diferencias cognitivas de las personas que creen en poderes extrasensoriales

Javier Salas
Un grupo de personas practica el tarot en el Retiro de Madrid.
Un grupo de personas practica el tarot en el Retiro de Madrid.José Javier Martín

"Muchas personas razonables creen en fenómenos psíquicos y muchos escépticos razonables descartan estas creencias. Estábamos interesados en saber por qué hay diferencias de opinión tan grandes entre personas igualmente razonables". Esta duda que plantea David Gallo es la que quiso resolver junto a su colega de la Universidad de Chicago Stephen Gray. ¿Qué distingue a quienes creen en lo paranormal? Se trata de una pregunta nada fácil de contestar, por mucho que la intuición haga creer que la respuesta es sencilla.

El estudio también mostró que quienes creen en la parapsicología tienden a estar más satisfechos con su vida que los escépticos

Y sobre todo, hablando de ciencia, se trata de llegar a conclusiones comprobables. A través de una serie de estudios múltiples, Gallo y Grey han dado con una correlación: quienes creen en la parapsicología son algo peores en pensamiento analítico que aquellos que desconfían de la existencia de lo paranormal. Puede parecer una perogrullada pero, hasta hoy, los estudios que han tratado de explicar el fenómeno no habían atado una conclusión tan nítidamente.

Gallo explica que muchas veces se ha propuesto que existen diferencias cognitivas entre creyentes en ciencias ocultas y escépticos, diferencias que llevan a creer en estos fenómenos. "Pero al mirar a través de la literatura científica, nos dimos cuenta de que había poca investigación para probar esta hipótesis", lamenta. Una hipótesis cacareada pero poco comprobada. Otros investigadores que trataron de encontrar correlación entre creencias esotéricas y el nivel de inteligencia o el desempeño académico habían fracasado: la gente que cree en médiums o la telepatía ni es más tonta ni tiene peor titulación.

Estos psicólogos diseñaron un estudio lo más completo posible para tratar de despejar algunas incógnitas de la ecuación. Muestrearon grupos de personas —con altos niveles de educación— que estuvieran convencidas de la existencia de poderes parapsicológicos o que fueran especialmente escépticas con estos fenómenos. Y se los comparó en numerosas tareas cognitivas: pruebas de lógica, de memoria, de lenguaje, de asociación... sin encontrar apenas diferencias.

En primer lugar, estudiaron en detalle su memoria episódica (el recuerdo preciso de acontecimientos que uno había experimentado en su pasado), un apartado en el que no encontraron diferencias entre grupos. Gallo y Grey, especializados en este campo, pensaban —por error— que la memoria podría estar en el origen de distorsiones y sesgos que ayudaran a que una videncia encajara gracias a recuerdos mal seleccionados o manipulados a posteriori, por ejemplo.

Otros investigadores que trataron de encontrar correlación entre creencias esotéricas y el nivel de inteligencia o el desempeño académico habían fracasado: ni son más tontos ni tienen peor titulación

El hallazgo clave fue descubrir que los creyentes hicieron peor algunas pruebas de pensamiento analítico, no con gran diferencia pero sí de forma sólida a través de diversas pruebas de lógica. Para Gallo, estos resultados pueden significar que tienden a procesar la información de una forma menos analítica y más intuitiva que los escépticos. "Esto podría causar que los creyentes rindan peor en las pruebas de pensamiento analítico y también podría apoyar sus creencias en lo paranormal", explica.

Curiosamente, el estudio también mostró que quienes creen en la parapsicología tienden a estar más satisfechos con su vida que los escépticos. Gallo recuerda que es una diferencia que ya se había observado en estudios previos y que "podría indicar que procesar la información de forma más intuitiva tiene ventajas, quiza hace que la gente sea más feliz en general".

La psicóloga Helena Matute, de la Universidad de Deusto, coincide en que es algo habitual y que determinadas supersticiones, a un nivel adecuado, pueden tener aspectos positivos. Matute publicó recientemente un estudio que encaja bastante bien con los resultados de Gallo y Grey, ya que mostraba que los creyentes en lo paranormal tienden a crear ilusiones causales. "Tiene mucho que ver con lo que nosotros estamos viendo, parecen tener menos pensamiento crítico y sesgan la información que reciben".

En los experimentos de Matute y su equipo han observado que tienden a encontrar relación de causa y efecto en situaciones aleatorias. "Son más dados a ese tipo de ilusiones causales, como detectar patrones a partir de información ambigua. Es como ver caras en las nubes, pero llevado al extremo: ver caras en una tostada y darle significado real", explica Matute, directora del Labpsico de Deusto.

El 70% de quienes aceptan la existencia de lo paranormal señalaron que su forma de pensar está en consonancia con la de amigos y familiares cercanos

Eso explicaría otro de los hallazgos del trabajo que Gallo publica en Memory & Cognition: el grupo de los partidarios de lo paranormal también abrazaban con más naturalidad las llamadas teorías de la conspiración, en la que se ofrecen explicaciones extraordinarias y esotéricas a hechos notables (uno de los ejemplos del estudio es que Obama en realidad no nació en EE UU).

Aunque el estudio proporciona una de las mejores pruebas de la hipótesis de diferencias cognitivas, también resalta otros factores que sin duda influyen decisivamente en las creencias: el 70% de quienes aceptan la existencia de lo paranormal señalaron que su forma de pensar estaba en consonancia con la de amigos y familiares cercanos. Gallo reconoce que no tiene evidencias suficientes para asegurar qué es más determinante: "Hay muchos factores que impulsan las creencias de las personas y estos factores podrían interactuar de maneras desconocidas".

Además, en la mayoría de los casos aseguraban que habían vivido experiencias que les llevaban creer, algo que encajaría bien en la hipótesis de estos estudios: quizá analizaron mal lo ocurrido o generaron una explicación ilusoria. No obstante, llama la atención que los escépticos también respondieron mayoritariamente que no creían en lo paranormal porque no habían vivido nunca una experiencia de ese tipo.

Gallo previene de no sacar conclusiones exageradas de su estudio y asegura que, para él, el resultado más sorprendente de su trabajo han sido las reacciones tras su publicación. "Algunos escépticos han asumido que finalmente 'se ha demostrado' que los creyentes eran inferiores cognitivamente y algunos creyentes han dicho que nuestras pruebas estaban sesgadas en su contra. Creo que ninguna de estas reacciones se justifica", defiende. El investigador explica que su trabajo rechaza la idea general de que escépticos y creyentes tienen grandes diferencias en la inteligencia o la cognición. "Al revés, indican que necesitamos una comprensión más matizada de cómo los diferentes estilos de procesamiento de información o habilidades cognitivas podrían estar interactuando con las creencias".

Todos 'creen' en Darwin

De las muchas cosas que analizaron en sus estudios, Gallo y Grey descubrieron que la ciencia no despertaba diferencias entre escépticos y creyentes en lo paranormal. Por ejemplo, ambos grupos respetaban de la misma forma la teoría de la evolución de Charles Darwin. "Aunque los creyentes son más propensos a apoyar ideas sobrenaturales, eran igualmente propensos a creer otras conclusiones científicas sobre el mundo". Curiosamente, los grupos presentaron alguna diferencia en su comprensión de las implicaciones de la evolución. Tras responder sobre Darwin, los escépticos puntuaron mucho más alto ante el enunciado: "Estoy satisfecho con mis creencias sobre el funcionamiento del universo".

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Sobre la firma

Javier Salas
Jefe de sección de Ciencia, Tecnología y Salud y Bienestar. Cofundador de MATERIA, sección de ciencia de EL PAÍS, ejerce como periodista desde 2006. Antes, trabajó en Informativos Telecinco y el diario Público. En 2021 recibió el Premio Ortega y Gasset.

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