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Este bisabuelo hizo que yo pasara de secundario a protagonista

El actor Javier Rey no hubiera conseguido pasar dos años trabajando en 'Velvet' sin la influencia de un hombre muy particular

Una historia de éxito nunca es la historia de una sola persona. Detrás de todo logro personal siempre hay alguien que lo ha propiciado de forma directa o indirecta. Un héroe anónimo. En las semanas previas al Día del Padre, contaremos en esta sección historias de este tipo de héroes en el caso de éxitos conocidos. Los lectores que quieran contar la historia de sus héroes personales pueden hacerlo en esta web creada especialmente para ellos por Perfumes Loewe: www.7loewe.com.

El actor Javier Rey ha interpretado a decenas de personajes, incluido el Mateo Ruiz de Velvet que le dio la fama. De camino hasta este punto, ha pasado por el muy cinematográfico trance de mudarse de ciudad y buscarse la vida en un sector nuevo. Desde cero. Lejos de casa, luchando, como tantos. Tirando de las lecciones de la infancia para afrontar las dudas, como todos. Pero lo que más recuerda de sus años mozos no es la importancia por llegar a la cúspide, sino una lección que para él tiene más significado: la importancia de ser generoso con los demás. Y eso no lo aprendió en ningún guion ni leyendo pasajes de sus obras preferidas, sino observando a su bisabuelo Juan. Hace poco, Javier le puso una estatua en la plaza de Noya, su pueblo de A Coruña. Un monumento discreto para un héroe anónimo. Un luchador cotidiano, invisible, que ha marcado a más de dos generaciones de este clan familiar y que, calcula hoy Javier, le ha ayudado a llegar donde está.

[Su bisabuelo Juan] daba a los que tenía cerca más de lo que se quedaba para él. Y era un ejemplo de que la sabiduría que no está en los datos que almacenes, sino en la manera de ver la existencia, en la forma de enfrentarte a los problemas y de acertar a la hora de guiar a los demás

"Lo tengo como un ejemplo de vida", se sincera poco antes de rodar una jornada más de Velvet. "Gracias a su recuerdo creo en la posibilidad de que alguien se dedique a los demás. En el altruismo de mi bisabuelo Juan veo algo muy difícil de encontrar actualmente", prosigue. Para este gallego de 36 años, su bisabuelo Juan constituye un "milagro" de la creación. "Daba a los que tenía cerca más de lo que se quedaba para él. Y era un ejemplo de que la sabiduría no está en los datos que almacenes, sino en la manera de ver la existencia, en la forma de enfrentarte a los problemas y de acertar a la hora de guiar a los demás", rememora.

De imponente estatura y complexión acorde, el bisabuelo de Javier Rey parecía, en palabras de su bisnieto, el "jefe sabio de la tribu". Sin saber leer ni escribir, con una infancia más cercana al trabajo manual que a los libros, su bisabuelo transmitía a través de sus ojos azules y su voz profunda el conocimiento ancestral del ser arraigado a la tierra, a las diatribas cotidianas de la supervivencia. "Tenía mucha personalidad. Se quedó viudo muy temprano con seis niños. Más tarde, con la búsqueda de trabajo y la emigración, también se tuvo que hacer cargo de algunos nietos y de bisnietos. Y a pesar de todo lo que tenía que hacer, siempre sacaba un hueco para sentarse al lado de cualquiera y preocuparse por él", cuenta Rey. Recalca cómo hablaba con todos como si fueran adultos. Con ternura, pero sin infantilismos. Y escuchando como se escucha un discurso profundo, serio, para atinar con un apunte o un consejo más tarde.

Nunca viajó a más de 50 kilómetros, pero cada noche se pasaba por las casas del pueblo preguntando qué tal iba todo, de lunes a domingo. Eso ahora es inaudito

¿Alguno en concreto que fuera clave? "No tengo una frase que resaltar, pero sí que él era mucho de decir que 'uno es lo que hace y no lo que dice que hace", expone Rey. Lo que ha hecho él fue labrarse un camino hacia Velvet pasando por compañías de teatro y compatibilizó funciones con el rodaje de varias teleseries como Amar en tiempos revueltos, Hispania, la leyenda o Isabel. Con esta trayectoria, asegura, tiene la suficiente perspectiva para saber que hay proyectos que funcionan y otros que no. Que siempre conviene seguir batallando por hacer lo que a uno le gusta y que el futuro es impredecible. "Relativizar, no dramatizar".

Miles de héroes, un mismo sentimiento

Contar esta historia es posible gracias a Perfumes Loewe, que está fomentando la divulgación de relatos en los que alguien agradece la influencia de un héroe anónimo en su vida: un padre, una madre, un profesor... En las semanas previas al Día del Padre (y aprovechando el lanzamiento de su nueva fragancia, 7 Anónimo), héroe por antonomasia de muchos hombres, se hace posible puede agradecer de forma pública a tu propio héroe en la web www.7loewe.com

"Vengo de una familia sin ningún tipo de vínculo con la interpretación. Inconsciente de mí, me fui a Madrid para aprender sin tener modelos, pero todos los que me rodean (mi padre, mi madre, mis amigos) me han insistido en que no tenía que hacer lo que no quisiera. Me dieron esa libertad", prosigue. El primer lazarillo fue su compañero Xosé Manuel Esperante, con quien se cruzó en los primeros pasos de la carrera como actor y a quien le debe el impulso para dedicarse a este sector. "Si no fuera por su confianza y su persistencia no estaría aquí", resume.

Como su amigo Xosé Manuel Esperante, cada actor, actriz, técnico o director con el que se cruza le deja poso. Desde Adrián Lastra a José Sacristán, ambos en el reparto de Velvet. "Tengo la suerte, para no quedarme con un nombre, de que me dedico a un trabajo en el que no dejas de aprender. Tengo la fortuna de rodearme de un elenco que sabe mucho de este oficio y que me inspira cada día", afirma antes de acordarse de su hermano, dos años mayor: "Mi hermano Ramón es uno de mis referentes y ejerce como tal. Hemos pasado toda la vida haciendo todo juntos y también somos muy amigos. Cada cosa que me dice es muy importante para mí. Su opinión vale mucho", sostiene. Y vuelve a su bisabuelo. "Nunca viajó a más de 50 kilómetros, pero cada noche se pasaba por las casas del pueblo preguntando qué tal iba todo, de lunes a domingo. Eso ahora es inaudito".

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