Aclaración imperativa
En El PAÍS del pasado 24 de febrero se publica una carta al director bajo el título Mi 23-F, en la que se afirma que los soldados de reemplazo eran “trozos de carne para los mandos“ (sic). Dicha afirmación es artera a todos los efectos ya que los mandos del Ejército español siempre han considerado al soldado como un ciudadano que se merecía, por las circunstancias del servicio militar obligatorio, todos los respetos y como un hijo merecedor de todas las consideraciones. Tuve el honor de mandar a miles de soldados “de reemplazo” y nunca se me ocurrió pensar que eran otra cosa que jóvenes que la nación me había confiado para su entrenamiento para un mejor servicio a España. Como mis propios hijos. Nunca “trozos de carne”.— Germán Fabra Valle.