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CLAVES
Columna
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Estado fallido

Hay que dar seguridad a los ciudadanos de que sus dineros están protegidos de los buitres

Jorge M. Reverte

Estamos muy cerca otra vez de una catástrofe ligada a la deuda exterior, y tenemos como riesgo nada fantasioso una crisis fiscal. Pero detrás de todo esto está un auténtico peligro de tener que afrontar que en el exterior se nos considere un Estado fallido. De esa dramática conjugación no nos va a librar nadie si no nos tomamos en serio la corrupción. Aquí no mandan los narcos, ni se queman ni se hacen desaparecer los cuerpos de miles de personas al año, como en México. Todo es menos escandaloso. Pero se cuenta con una gravísima complicidad social. Cada poco tiempo aflora en España un asunto en el que desaparecen miles de millones de euros y hay decenas de políticos implicados.

En Cataluña, Convergència y la cifra mágica del 3% han causado estragos. Y en Valencia han sido el PP y el mismo porcentaje. En los dos casos se ha barajado la posibilidad de disolver los partidos implicados. Porque, digan lo que digan los dirigentes, los partidos implicados se acercan más a una trama de delincuentes que a una asociación de ciudadanos limpios y concienciados. Unión Mallorquina ha desaparecido porque ya tenía más militantes encausados o presos que en sus listas electorales. ¿Por qué se escandalizan Mariano Rajoy y la cúpula del PP cuando otros líderes dicen que no pueden pactar con ellos, con la corrupción que aflora cada día de ese partido? Hay en Valencia 150.000 militantes del PP, y, desde luego, no todos están en la cola para declarar como imputados. Pero ya está bien, y se puede exigir al PP valenciano que nos aclare tanta basura. No lo hace, ni lo hará Puigdemont, ni lo hará nadie. Seguiremos con la basura hasta que se haya acabado la riqueza nacional. No hemos mejorado con más años de democracia, sino al revés. Lo que se ha hecho es luchar mal contra la escoria. Y tenemos una judicatura y una policía independientes y limpias. A mí se me hace urgente la disolución de algunos partidos y poner en marcha las medidas oportunas para que los políticos demuestren que no aprovechan el sistema para enriquecerse.

Hay que dar medios a la justicia. Pero sobre todo hay que dar seguridad a los ciudadanos de que sus dineros están protegidos de los buitres. Si no, ¿quién puede tener la caradura de pedirles que paguen a Hacienda?

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