_
_
_
_
Tentaciones
_

Ya es oficial: habrá 'emoji' de paella para WhatsApp

¿Pero será de verdad este plato? ¿O será un 'arroz con cosas'? Repasamos los mandamientos de los puristas de la paella y los atentados cometidos contra este plato para dictar nuestro veredicto

Ahora que se ha hecho oficial que habrá un emoji de la paella para Whatsapp, conviene recordar el revuelo se armó hace unos meses en Twitter con el temita. La propuesta del humorista Eugeni Alemany, con una petición vía change.org, para que la paella “tuviera su representación en Whatsapp” y bajo el hashtag #PaellaEmoji ya llevaba meses emprendiendo su particular encrucijada. Pero la sorpresa nos llevamos cuando vimos que el emoji de la paella  es un arroz con pollo, habichuelas y otras cosas imposibles de definir.

Los amantes de la paella pusieron el grito en el cielo para pedir que el emoji fuera una paella tradicional valenciana y no un “arroz con cosas”. El resultado fue uno de los Trending Topics más divertidos de los últimos tiempos en Twitter pero, ahora que han pasado unos meses, nos seguimos preguntando si ese emoji es lo suficientemente fiel a al realidad.

Ortodoxia, tontería y mucha conjuntivitis.

Reflexionemos. Imaginad la cantidad de discusiones que han debido de tener los puristas de la paella para decidir cómo debería ser el icono oficial. Y es que una paella no es un arroz con tropezones. Una forma de ilustrarnos es en wikipaella.org, donde posiblemente encontremos los paelleros más ortodoxos del planeta. Conjuntivitis en los ojos al ver el emoji, estoy convencido.

Y es que, a veces, al amante de la paella tradicional se le va mucho la olla. Hay quienes afirman que la auténtica paella valenciana hay que hacerla con agua de la misma Valencia, con arroz bomba cultivado en Valencia y al fuego de leña de naranjo también valenciano. Que digo yo que, con tanta restricción, igual en Madrid crees que comes paella, pero para un valenciano es un codillo al horno o un marmitako. El ritual es comerla con cuchara de palo y todos alrededor de la paella. A todo esto, que siempre hay algún flipado purista que comenta: “Hace un olor a la paella”, y entonces te caes para atrás.

Otro gran mito (y sé que me van a echar a los perros por esto), es que en Valencia es donde se come la mejor paella valenciana. Pues es bien falso, porque paellas buenas se comen en muchos lugares de España. Lo primero que tenéis que hacer es poneros de acuerdo en los restaurantes de toda la geografía española a la hora de ofrecer una paella y venderla como valenciana. En Valencia capital yo he llegado a comer paella de caza con morcilla y judiones, paella de caracoles y asadura de cordero, paella de pollo y setas al curry y todo un sinfín de variedades que son de todo menos paella. Eso sin contar las paellas de chiringuito de la Costa del Sol, que son por regla general un arroz tres delicias inundado en limón y con cierto sabor a gamba requemada.

Se dice que en Madrid se come muy buena paella, y en realidad es una verdad a medias. En la capital la paella rica es la que encuentras en arrocerías como Que si quieres arroz Catalina o en La Casa de Valencia, pero es bien sabido que las paellas que sirven los domingos en las tapas de La Latina son dignas del más infame reo condenado a muerte. En ocasiones no sabes si la tapa es paella mixta (esa que llaman mar y montaña) o una especie de sucedáneo de cuscús con sabor a látigos que lleva reposando en la cacerola cinco días hasta tu llegada al bar de turno. No sé vosotros, pero yo llevo fatal que me condenen a muerte.

Ni fideuá ni deconstrucción

Aún recuerdo cuando Ferrán Adriá aseguró que a unos yanquis les cocinó una paella deconstruída con cornflakes en vez de arroz. No puedo imaginar el careto de todos esos dictadores de la cocina valenciana mientras buscan la mejor forma de sacar el diablo del cuerpo al maestro. Porque la paella es un plato muy nuestro, y aquí no valen las interpretaciones ni las reinterpretaciones. Creo que ha quedado claro que la deconstrucción de la paella es el mal personificado, que el que le echa guisantes comete sacrilegio y que el que llama “paellera” a la sartén donde se cocina la paella (se llama también paella) debería a estas alturas lucir un mono naranja en sus paseos por el patíbulo.

Pero el problema va mucho más allá. Con el nuevo emoji, ¿cómo sabemos que el icono representa una paella y no una fideuá? Cuando salga el emoji del arroz a banda, ¿Cómo lo diferenciaremos del de la crema catalana? ¿Será el gazpacho el nuevo Bloody Mary del whatsapp? Es imposible diferenciarlo, pero ante eso nadie pone pegas. El emoji no te asegura si el grano de arroz es bomba y ha cocido en agua valenciana, si se ha cocinado en una paella o en una perola de cocina industrial, si se ha empleado leña de naranjo valenciano en su elaboración o vitrocerámica. Qué más da, ¡lo importante es que ya tenemos “dibujito” en el whatsapp!

En fin, tonterías aparte, la cocina española es ante todo una cocina de investigación y mucho curro. Y si hay algo que hemos conseguido hacer nuestro sello, es precisamente la capacidad que tenemos para reinventarnos. Como mi santa madre, que sigue haciendo paella todos los domingos, y aún no he encontrado valenciano que la haga mejor que ella. Las cosas son así; casi tan ciertas como que la gitana del Whatsapp tiene las articulaciones reventadas de tanto correr.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_