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Tentaciones
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lo que hay que ver

El novelesco regreso de Tristanbraker

Arrasó en los 'late nights' españoles allá por los noventa. Ahora quiere hacer lo propio con el mundo editorial

Sergio C. Fanjul

De todos los parapsicólogos que pululan por las sombras de la Tierra, Tristanbraker ha sido, tal vez, el más alocado, excéntrico y entrañable. También el más elegante: con su porte de dandy enjuto y su look oscuro y decimonónico (sombrero de ala ancha, levita, chalina y colgante con la estrella de cinco puntas, como un personaje de Alan Moore), este investigador del más allá saltó a una fugaz fama en los años noventa, cuando salió a la palestra el extraño caso del fantasma del Palacio de Linares, en Madrid.

Tristanbraker formó parte de la variopinta tropa de investigadores que se acercó al Palacio, sito en Cibeles, y allí brilló con luz propia: su equipo se llamaba Unidad Cero (su hijo formaba parte), pero debido a su indumentaria, consistente en monos azules con galones de colores según el rango jerárquico, cascos blancos y extraños instrumentos para la investigación de los umbrales de la muerte, se les acabó apodando como Los Cazafantasmas. Su presencia se extendió a programas como Al ataque, de Alfonso Arús (donde era entrevistado por Cárdenas, especialista en personajes, digamos, fuera de la norma) o Esta noche cruzamos el Mississippi, el late night pionero en España de Pepe Navarro. Alfonso Galán, su verdadero nombre, había trabajado de carpintero antes de cambiarse a un profesión más vocacional (como Harrison Ford), y había nacido en 1947 en el madrileño barrio de Lavapiés.

Fue en estos programas donde tuvimos noticia de algunos de los prodigios más prodigiosos de Tristanbraker: por ejemplo de las armas Bobby's, construidas con una metralleta de plástico y una linterna, que servía para fotografíar fantasmas, o de los gnomos de jardín que custodiaban su gabinete. Pero si, movidos por el recuerdo, buscamos en Internet información sobre el personaje, la pregunta es ubicua: ¿qué fue de Tristanbraker? He aquí el último misterio.

Después de un arduo rastreo digital acabamos localizando al parapsicólogo (vamos, que tiene perfil de Facebook) y después de ciertos tiras y aflojas conseguimos que nos concediera una entrevista telefónica desde su actual residencia en Benidorm, donde disfruta del buen tiempo y sufre de cataratas. Nos enteramos, además, de que ha escrito la primera de la que dice será una saga de novelas, junto con Karla María García, coautora y compañera, que también se pone al teléfono. Ahí está, la inconfundible voz cascada del auténtico Tristanbraker.

Tristanbraker: Si esto finalmente sale va a darte mucha más fama a ti que a mí, tengo un material literario por el que se tienen que pelear las editoriales. Va a ser un chispazo catastrófico.

Tentaciones. Así que habéis iniciado una serie de novelas

Karla María García. Sí, dentro del género del realismo fantástico, porque es una historia que sale de la imaginación de la mente de las personas, es invención, pero además es realista, porque ocurre en el mundo real. Cuenta las aventuras de Tristanbraker en torno al 1.900, a los tiempos de la Guerra de Marruecos o la Guerra de Cuba, cuando los propios americanos hundieron el acorazado Maine… El protagonista es Tristanbraker, que es físico y químico, y su compañero, el leal William Durpin. Algunos títulos serán El extraño caso de los niños verdes, El estigma del diablo, o El estremecedor caso del Ángel Caído, que es la primera entrega.

TB. ¡En 1.900 ya había DNI y te daban cocaína y heroína en la farmacia para catarros y resfriados! En la novela se ve cómo era la policía en aquella época, las putas y los chulos de Madrid. Hay fantasía como en Julio Verne. Con este libro voy a levantar chispas, porque nos pongo como realmente somos, un país de borregos, no solo en parapsicología, sino en todo.

K. También salió por aquella época el Spirit One, una máquina para hacer espiritismo que creó William Crookes, el afamado científico. La saga se compondrá de seis novelas.

T. ¿Quién lo edita?

TB. Pues estamos dispuestos a escuchar ofertas de cualquier editorial que esté interesada, pero, por el momento, vamos a editarlo nosotros. Estoy buscando una imprenta que nos lo haga a buen precio (me pedían 10 euros por libro, que es carísimo), y si no, lo imprimo yo mismo y lo encuaderno en canutillo. Estoy convencido de que si hago una pequeña edición la tengo vendida, porque me sigue mucha gente en mi blog. Va a ser un cañonazo terrorífico.

T. ¿Cuáles son tus casos más interesantes?

TB. En el Palacio de Linares me metí con nueve personas, el grupo Unidad Cero, y sacamos miles de psicofonías muy buenas.

T. ¿Experiencias paranormales?

TB. Un día me metí en una cueva en el barranco de Cuenca a pasar la noche. Desperté, regresé a Madrid y había pasado un mes. Son puertas interdimensionales en las que se diluyen las nociones de espacio y tiempo, ya lo decía Albert Einstein. En la estatua del Ángel Caído, en el Retiro, dicen que había una puerta al infierno. En el Caso Palomeras sangraban las paredes de la casa cuando puse crucifijos. El demonio trataba de engañarme.

K. Es muy cabrón el demonio.

TB. La parapsicología, además, es un arma fundamental para la investigación criminológica, pero la policía y la Guardia Civil no echa mano de una brigada parapsicológica, no quieren jugarse el prestigio.

T. ¿Qué era el Bobby?

TB. Uno de mis inventos, que detectaba a los espíritus, energías, entes. Tiraba un chorro vaporizado, la energía se contraía y se les podía fotografiar, les hacía visibles. Así saqué imágenes de varios ectoplasmas….

T. ¿Por qué es Tristanbraker tu nombre de acción?

TB. Es un nombre inventado por mí. Tristán en castellano viejo significa ruido, y braker en inglés es como brake, freno. Así que resulta “el ruido que todo lo frena”. Mucha gente en Internet ha intentado pasarse por mí, pero, claro, no pueden engañar a una televisión. Yo puedo cantar como Manolo Escobar, pero no soy Manolo Escobar.

T. ¿Cuál es la diferencia entre Tristanbraker y Alfonso Galán?

TB. Alfonso Galán es un señor, un intelectual, que además es autor y compositor. Tiene mucha música, muchos títulos, 250 libros, poemas… Actor con carnet de la unión de actores, parapsicólogo reconocido por el ministerio…

T. ¿Cómo fue tu experiencia en la televisión de los noventa?

TB. En la tele te iban a grabar y luego lo cortaban todo para hacerte parecer un friki, eso sí, luego nadie se atrevía a debatir conmigo en directo. Los medios trastocaron lo que soy, un tipo que empezó a estudiar parapsicología a los 20 años. En Internet me llaman profesor. Así es la tele: Paco Porras, por ejemplo, era un buen investigador, pero empezó a salir en la tele y a hacer el payaso, poniéndose el perejil en la oreja. Tengo muy mal recuerdo de la tele.

T. Estuviste mucho tiempo leyendo cartas en el Retiro, pero te has ido de Madrid

TB. Sí, quería apartarme de la incompetencia e ignorancia del género humano y me fui a Cantabria. Quería montar una granja con caracoles y gallinas, que era la ilusión de mi vida, pero salió mal: no soy Dios. Y eso que tenía gallinas que eran una ametralladora de huevos, pero los zorros me hicieron una buena limpieza. En Cantabria, por lo demás, no nos dejaron hacer nada, ni literatura, ni espectáculo, ni pintura… Así que, como además hacía mucho frío, nos hemos venido a Benidorm. Y aquí estamos de maravilla, aunque tengo cataratas y no veo muy bien, por eso Karla me ayuda a escribir. Por eso, también, mis libros tendrán letra bien grande.

T. En Facebook opinas mucho de política, ¿cómo ves la situación?

TB. Los políticos son unos sinvergüenzas, seguimos como cuando el turno de Cánovas y Sagasta: hay que avanzar hacia la democracia. No puede ser que los jóvenes científicos se tengan que ir al extranjero con la cantidad de inventores españoles que ha habido. Hemos dominado el mundo y podemos volver a hacerlo.

T. ¿Tiene sentido la parapsicología en un mundo tan científico y tecnológico como el actual?

TB. Hay mucha gente hoy en día que cree en los fantasmas pero no se atreve a decirlo. La gente tiene vergüenza de haber visto un platillo volante o un espectro, de haber vivido una experiencia inexplicable. Lo que pretendo es dar un poco de cultura a mis seguidores.

K. Es como cuando quemaban a gente por decir que la Tierra era redonda, solo que ahora no nos queman, claro.

TB. Ah, y nunca he tenido ni una denuncia por estafar o contar cuentos. Lo que pasa que este país la envidia hace estragos y van a por ti.

K. Es que Tristanbraker es muy buena persona.

(Se pueden solicitar los libros de Tristanbraker al mail tristanbraker2008@hotmail.com)

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Sobre la firma

Sergio C. Fanjul
Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados y premios como el Paco Rabal de Periodismo Cultural o el Pablo García Baena de Poesía. Es profesor de escritura, guionista de TV, radiofonista en Poesía o Barbarie y performer poético. Desde 2009 firma columnas y artículos en El País.

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