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Columna
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Diosecillos

Sólo esta técnica, tan misteriosa como el mundo mismo, nos permite separar, fraccionar e intentar entender las partes aisladas

Félix de Azúa

Durante las pasadas fiestas se agotó en los comercios un juego infantil, La patrulla canina, basado en la serie de televisión. Excelente noticia. La patrulla la forman seis canes, cada uno de los cuales domina una técnica. Uno lleva la caja de herramientas, otro la manguera, otro un torno con cuerda, otro la escalera, etcétera. Si aparece un problema —naufragio, incendio, criatura perdida— cada uno de los perros aplica su especialidad. Los niños ven el mundo como un conjunto de peligros que se pueden superar con técnicas simples. Acceden así a un politeísmo, parecido al de los Siete samuráis,de Kurosawa, en el que si falla un dios siempre quedará otro.

Es una perspectiva inteligente. Cuando crezcan un poco, los más listos superarán a los dioses menores y comenzarán a ver un mundo esférico, impenetrable, oscuro, amenazador y glorioso. Habrán llegado al monoteísmo. Comprenderán que sólo podemos acosar el mundo mediante una herramienta, el lenguaje. Sólo esta técnica, tan misteriosa como el mundo mismo, nos permite separar, fraccionar e intentar entender las partes aisladas. No hay milagros, no hay soluciones para cada fragmento, sólo tentativas que a veces crean figuras estables y otras se difuminan como niebla.

Quienes lleguen hasta esa posición estarán a punto de conocer la seriedad del mundo. Muchos de ellos, sin embargo, asustados, recularán y tratarán de mantener su infancia politeísta. Seguirán jugando a la patrulla canina cada uno con su pequeña identidad, su fiesta privada, su droga y su tuit. Sólo los más esforzados seguirán luchando con el lenguaje en busca de un enunciado que todo el mundo pueda compartir, una proposición que alivie el agobio y la miseria de la mayoría. Y eso ya no es un juego. Es la edad de la razón.

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Sobre la firma

Félix de Azúa
Nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

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