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Tentaciones
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Megamixes, auge y caída de un fenómeno masivo

Max Mix, Lo + Duro, Bolero Mix, Maquina Total... Todos los jóvenes bailaron a su ritmo allá por los noventa. ¿Qué fue de sus protagonistas?

Abraham Rivera

Durante casi una década los Max Mix fueron la referencia dentro de la música de baile nacional, si de ventas y repercusión mediática se habla. Estos recopilatorios abrieron el camino a un formato, los megamixes, que durante finales de los ochenta y toda la década de los noventa tuvo enorme trascendencia en los gustos de la juventud española, tras él vendrían sagas míticas como Lo + Duro, Bolero Mix, Maquina Total o Ibiza Mix. La historia consistía en lo siguiente: se seleccionaban los temas electrónicos más importantes de la temporada y luego se mezclaban todos en una pista de audio de unos 15 minutos. En estas mini sesiones de la época aparecen efectos, repeticiones y toda suerte de adornos sonoros.

El megamix se realizaba de forma artesanal, es decir, cortando y pegando los diferentes trozos de canciones y sonidos que debían ir en cada lugar. Resultando un proceso muy largo y arduo, un verdadero trabajo de chinos, donde la imaginación y el humor solían ser las líneas dominantes.

Hubo grandes figuras del megamix, muchos de ellos locutores radiofónicos como Quique Tejada, Jose Maria Castells o Javier Ussia. Pero por encima de ellos quedan para el recuerdo los nombres de Toni Peret y Mike Platinas, dos adolescentes cuando empezaron en esto. Ellos serían los encargados de dar forma a estos primeros discos de corta y pega. “Realmente era muy laborioso todo el trabajo”, explica Mike Platinas, ganador del primer concurso en 1985 para realizar un megamix y que convocó la casa discográfica Max Music. “Me presenté en las oficinas de la discográfica con un revox, un magnetófono de bobina abierta de los de antes, para enseñarles lo que había hecho con aquello. Se quedaron realmente impresionados, al principio pensaron que era un auténtico loco”.

Gracias a este primer megamix el sello encontraría un verdadero filón para explotar los temas que ellos mismo licenciaban. Las ventas se multiplicarían para Max Music y comenzarían a surgir competidores en todos los frentes. Sin embargo, Platinas saldría corriendo de allí tras acabar el segundo volumen de Max Mix. Eran unos años donde el control de la industria era escaso y las ventas millonarias, por lo que muchos sellos independientes falseaban su saldo y no pagaban los debidos royalties a autores y agencia tributaria, todo ello acompañado de reimpresiones piratas y miles de ediciones sin registrar. “Por los cálculos que hice me debían unos 12 millones de pesetas. Ellos no lo entendían. Yo les explicaba que cuanto más vendiéramos mejor para todos. Pero ellos no quisieron verlo así”, explica Platinas, que intentaría marcharse a la competencia, Blanco y Negro, para realizar allí su propio megamix.

Un año más tarde, Max Music ficharía a Toni Peret y Jose Maria Castells, quienes elevarían las ventas hasta niveles nunca antes soñados. Max Mix en ese momento lanzaría al mercado un pack donde uno mismo podía elaborar un rudimentario megamix con una serie de elementos que se regalaban. Todo parecía una sublime chaladura.

El sonido que en ese momento llenaba las discotecas era el synth pop y la música spaguetti, sonidos de influencia inglesa, alemana e italiana, pero en el que también se encontraban muchos artistas españoles adscritos al llamado sonido Sabadell. Una reducida factoría de vocalistas, músicos, artesanos y productores que prolifero en la comunidad catalana. “Estábamos muy conectados con aquella escena, conocía a casi todos los artistas”, cuenta Toni Peret, quien además pinchaba habitualmente en las discotecas de la zona.

En televisión se pudieron ver algunos de los shows protagonizados por estos primeros DJ’s. La técnica era exagerada y eso les permitía introducir elementos estrafalarios de todo tipo. Colchones, escobas y batutas se mezclaban con música clásica, italo disco y las primeras encarnaciones del house de Chicago. Un popurri extremadamente loco. “Las exhibiciones de la tele eran una cosa, pero luego nosotros pinchábamos muchas horas en discotecas, sesiones más cercanas a lo que se entiende por pinchar hoy en día”, aclara un pionero Peret.

Platinas al salir de Max Music se dedicaría a la producción y a representar a España en diferentes campeonatos de DMC, el certamen de DJ’s más importante del mundo. “Tengo una gran capacidad armónica, eso me ha servido para realizar mezclas más elaboradas y fluidas”, cuenta orgulloso. Sus producciones y sesiones serán escuchadas por miles de chavales en estas tres décadas. “En la mayoría de los discos aparezco como asistente, pero soy yo el que elabora las mezclas”, explica sobre algunos de los discos que publicaría en los noventa, afines al sonido makina, un estilo propio de la zona de Barcelona. Discotecas como Chasis o Scorpia serían los lugares donde la juventud iba cada fin de semana en procesión.

Peret sería también un referente de esta generación. Con su programa It’s Your Time, en Onda Cero, daría visibilidad nacional a aquellas músicas que bebían del hardcore holandés y el hardtrance. “Fue una época muy bonita. Entonces las discotecas eran para miles de personas. No había descanso”, describe sobre aquellos noventa en los que compaginaba su labor como locutor con ser la cara visible de la discográfica Max Music. Este sello y su rival coparían las televisiones y tiendas de discos con productos altamente comerciales como Rambo Mix, Currupipi Mix, Picapiedra Mix, Bombazo Mix y demás subproductos que hacían furor entre los adolescentes españoles. “Si los temas que queríamos sacar estaban licenciados por otros, lo que hacíamos era hacer versiones de las canciones”, dice Peret sobre la fértil industria que apareció alrededor de estos recopilatorios, donde cantantes y productores de diverso gusto confeccionaban covers de hits de Culture Beat, 2 Unlimited o Rebeca.

La fiebre del megamix decaería a finales de los noventa. Antes ya lo habían hecho los Max Mix, que en 1992 publicaban su último numero, superado de largo por los Maquina Total y Bolero Mix del momento. Las dos discográficas más destacadas correrían suerte dispar: Max Music terminaría declarándose en suspensión de pagos en 1999 con una deuda millonaria, tras haberse separado sus socios y entrar en una rocambolesca guerra con sicarios colombianos y secuestros de por medio; por otro lado, su rival se haría con el control del mercado, incluido el catálogo de Max Music que ahora administra. Este año lanza Max Mix 30 aniversario, recuperando el sonido primigenio de aquellos megamixes de los ochenta y a Mike Platinas y Toni Peret al frente de las mezclas.

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Sobre la firma

Abraham Rivera
Escribe desde 2015 para EL PAÍS sobre gastronomía, buen beber, música y cultura. Antes ha sido comisario de diversos festivales, entre ellos Electrónica en Abril para La Casa Encendida, y ha colaborado con Museo Reina Sofía, CA2M y Matadero. También ha presentado el programa Retromanía, en Radio 3, durante una década.

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