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CONVERSACIÓN GLOBAL
Tribuna
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Una Ciudad de México con sabor a Nueva York

Un polémico proyecto de modernización urbanística será sometido a referéndum

Luis Pablo Beauregard
Render del proyecto del Corredor Chapultepec.
Render del proyecto del Corredor Chapultepec.

Esta semana un ejército de brigadistas comenzó a rellenar con discos y folletos de información los buzones de las casas del corazón de la Ciudad de México. El próximo 6 de diciembre los habitantes de la céntrica delegación Cuauhtémoc votarán sobre un polémico proyecto que pretende modernizar la avenida Chapultepec, una de las principales de la capital mexicana. Los defensores del llamado Corredor Cultural Chapultepec aseguran que la vialidad se transformará en una versión del High Line neoyorquino, mientras que los detractores consideran que es una privatización del espacio público.

La avenida Chapultepec es una de las más antiguas de la ciudad. Su trazo sigue un antiguo acueducto que fue construido en tiempos prehispánicos por Moctezuma I para abastecer de agua a Tenochtitlan. En la actualidad aún pueden apreciarse algunos arcos de la obra hidráulica de la época colonial. Si el Corredor Cultural prospera, este monumento estaría acompañado por un segundo piso. Por el techo transitarían los peatones entre áreas verdes. La planta baja dejaría espacio a decenas de tiendas que formarían un centro comercial de 1,3 kilómetros. Por esto algunos llaman socarronamente al proyecto Shopultepec.

El problema, dicen algunos, es que el modelo está hecho para beneficiar a compañías privadas. La concesión a las empresas que desarrollarían el proyecto con una inversión de unos 60 millones de dólares tendría una duración de 40 años y se podría aumentar hasta 80. El Gobierno de la Ciudad de México solo obtendría una utilidad del 5%.

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Los vecinos opuestos al proyecto presentan una cierta resignación. Creen que hay una gran posibilidad de que la consulta sea manipulada por gente de Ricardo Monreal, delegado (alcalde) de la Cuauhtémoc o por Simón Levy, un funcionario del Gobierno de la Ciudad de México que se encarga de la relación con los desarrolladores y los grandes capitales. Muchos ya comienzan a imaginarse ese segundo piso que traerá a México los aires neoyorquinos de la modernidad. Vientos con olor a privatización.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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