Montoro sobreactúa

La duplicación de la vigilancia sobre el destino de los recursos del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) para Cataluña impulsada por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, era innecesaria. El propio Montoro asegura que ni un solo euro del FLA ha ido hasta hoy a objetivos ilegales o de agitación secesionista. No podía ser así, puesto que sus transferencias son finalistas (van directamente a las cuentas de los acreedores, farmacias u hospitales) y se controlan telemáticamente. De manera que los nuevos controles no suponen garantías adicionales sobre el buen fin de ese dinero.

Claro que la resolución parlamentaria de desconexión y desacato introduce dudas sobre el comportamiento futuro de la Generalitat. Pero con los mecanismos actuales bastaba para evitar males mayores. La sobreactuación de Montoro tiene pues una clara intención electoral. Aunque para nada perjudicará a los catalanes, como alega, también sobreactuando, el presidente en funciones de la Generalitat, Artur Mas. Cobrarán todos los acreedores que deban cobrar. Ni uno más, como dice temer Montoro; ni uno menos, como apunta Mas, atizando fuegos inexistentes. Su incoherencia se multiplica cuando anuncia que acudirá a los tribunales españoles contra la decisión: a esos mismos tribunales cuyas sentencias promete desobedecer.

Lo mismo cabe decir de la discusión sobre el cómputo de deudas “en la sombra” (pagos aplazados a lo largo de los años) de la Generalitat no contabilizadas. Ni Hacienda demuestra que se hubiesen escondido ni la Generalitat acierta al atribuirle la obligación de consignarlas, pues proviene de Eurostat, la agencia estadística de la UE. Si ha terciado mala fe en este asunto conviene que lo aclare un organismo neutral, como la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal: si se pretende aclararlo y no enredarlo en provecho único de la demagogia preelectoral.