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Cómo debo venderme para conseguir un trabajo, en ocho pasos

¿Tengo que borrar esa foto de mi Twitter? ¿Hablo de dinero en la entrevista? ¿Qué escribo en mi Linkedin? ¿Qué llevo puesto?

Ben Stiller lleva un pastel a la oficina en la 'La vida secreta de Walter Mitty' (2013). Por aquí preferimos el clásico jamón.
Ben Stiller lleva un pastel a la oficina en la 'La vida secreta de Walter Mitty' (2013). Por aquí preferimos el clásico jamón.Cordon

Conseguir un trabajo es un trabajo en sí mismo. Redactar el currículo perfecto, investigar la empresa, dar buena imagen en la entrevista, tener un discurso atractivo… Aunque no hay una fórmula mágica, se trata de evitar que un error nos descarte en cualquiera de las fases. “En un proceso de selección analizan todo, por eso hay que tener el máximo posible bajo control”, explica Silvia Forés, de la empresa de servicios legales Baker & McKenzie Barcelona y autora del libro Sólo puede quedar uno, sobre procesos de selección, una carrera de obstáculos en la que debemos aguzar el ingenio. Es ahora, en periodos de crisis, cuando el empleador endurece los requisitos. Para Forés, “hay que enfocarlo como una estrategia de venta: conocerlos a ellos, saber qué es lo que buscan, quiénes son... y buscar la mejor manera de venderles la mercancía: usted mismo”. Preste atención y tome nota.

Gorka Olmo

1. PASOS PREVIOS

Gorka Olmo

- Cuidado con la huella digital: En dos palabras: sentido común. Estudie las opciones de privacidad de sus redes sociales. Que no lo etiqueten en fotografías comprometidas. “Es por la reputación ante los clientes de la compañía”, explica el especialista Silvia Forés. Y ya sabe, cuidado con los comentarios desafortunados y las bromas en Twitter. Si le ha pasado a varios políticos, le puede pasar a usted.

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- Un consejo: “Lo mejor es buscarse en Google de vez en cuando, porque es lo que hacen muchas empresas. Y a ver qué sale”, sentencia Forés.

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- Investigue: No rastrear información de la empresa a la que corteja es un error. “Hay que hacer un estudio de dónde vamos a mandar el currículo, para adaptarlo”, resume Victoria Rodríguez, de Ogilvy & Mather.

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2. EL DISEÑO

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- Ante todo, sencillez: La claridad en el currículo es la regla de oro, incluso para un puesto creativo. “Debe ser limpio, claro y que incluso así te diga algo. He llegado a recibir algunos hasta con mariposas dibujadas...”, cuenta Rodríguez.

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- La foto, ese dilema: Aunque en países como EE UU es ilegal ponerla por motivos de discrimación racial, aquí todos los expertos la recomiendan. Lo mejor es una imagen del candidato de medio plano, con fondo neutro y, más que con sonrisa, con una mirada sonriente.

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- No caiga en… Recortar una imagen de grupo, aprovechar esa de una boda porque sale en traje, usar la de la orla de la carrera… Dan una imagen nefasta. ¿Retocarlas? Sólo de manera sutil. “Nos han llegado a enviar fotografías con un montaje como si fuera el león de la Metro”, recuerda Victoria Rodríguez.

3. EL CONTENIDO

- Mentir, o no: “En lo que más se exagera es en los idiomas. Y es ridículo, porque se suele probar en la entrevista”, asevera Nuria Esparza, de Adecco. “Incluso hay quien pone ‘Excel y Access nivel avanzado’ y lo escribe mal”.

- Otras experiencias: Aunque lo ideal es adaptar el currículo al puesto, cualquier experiencia siempre da valía. ¿Entonces pongo ese trabajo de dependiente? Si el empleo requiere un trato al público, puede ser. Eso sí, siempre al final, junto a la información complementaria. Un consejo: si ayuda en alguna ONG no dude en reflejarlo. ¿Quién no querría contratar a una buena persona?

- ¿Y ese Erasmus? No crea que aquella beca en el extranjero le sirvió sólo para descubrir el Jägermeister. Puede serle de gran ayuda. “Así, el nivel de idiomas es muchísimo más creíble y puede ayudar a pasar una criba”, explica Esparza. Póngalo sin miedo.

4. ¿Y DESPUÉS?

- El envío: Aunque lo más común es mandarlo por email –con una dirección que se ciña a su nombre y apellidos, por favor–, cada vez más empresas publican ofertas a través de redes sociales, en las plataformas de búsqueda de empleo e incluso en Twitter.

- La importancia de Linkedin: Si su empleo requiere formación universitaria, grábese a fuego la siguiente palabra: Linkedin. “Lo solemos mirar siempre. Últimamente publicamos muchas ofertas por allí y contratamos a candidatos que llegan por esa red. Conviene tener el perfil cuidado, actualizado y sin comentarios inapropiados”, advierten desde Adecco.

- ¿Habrá llegado? Una vez enviado, tanto si nos llega una confirmación automática como si no, una semana es un tiempo prudencial para preguntar si lo han recibido. Si ya nos lo han confirmado, no hay que insistir. A nadie le agrada alguien que parece desesperado.

5. PREPARATIVOS

- Vencer los nervios: No le vamos a aconsejar que se imagine a su interlocutor desnudo. Lo mejor para ir más tranquilo es practicar en casa respuestas a preguntas tipo y repasar los logros de su carrera. Así evitará lo peor: quedarse en blanco.

- Redes sociales: ¿Se imagina la cara del examinador cuando usted saque a colación que sigue la cuenta de Twitter de la empresa? No hacerlo no descalifica, pero hacerlo nos hace ganar puntos y demuestra algo muy importante: interés (bueno, y que también sabemos usar Twitter).

- ¿A qué hora? “Cuando el candidato ya tiene trabajo, la empresa puede adaptarse, pero cambiar la cita más de una vez no denota seriedad”, resalta Silvia Forés. Si estamos en búsqueda activa de empleo (vamos, en paro), cualquier hora debería valernos. Si no, debemos justificar bien un cambio de hora.

 6. ¿QUÉ ME PONGO?

- ¿Traje y corbata? Es obligatorio en banca y un comodín si ignoramos las costumbres de la empresa. Pero apueste por el sentido común y fíjese en el resto de compañeros. Hágase un favor y adáptelo a su figura. Son solo unos pequeños arreglos y ni se puede imaginar lo que ganará en presencia.

- Casual, pero elegante: O lo que se llama smart casual. Es lo ideal en la mayoría de los casos. “Si alguien viene más serio, no pasa nada. Lo importante es evitar las estridencias”, explican desde Ogilvy & Mather. ¿No controla el smart casual? Una camisa, una americana y un pantalón liso bastan. ¡En ICON se lo hemos explicado cientos de veces!

¿Y si pregunto cómo debo ir vestido? “Casi nadie lo hace, pero no está de más si el tema del vestuario nos pone nerviosos. De hecho, puede significar más interés por parte del candidato”, resaltan desde Ogilvy & Mather. Así que, pregunte: nadie le va a comer.

7. EN PLENA ACCIÓN

- La actitud: “En la entrevista hay cuatro pecados capitales: la desidia, la soberbia, la mentira y la negatividad”, advierte Silvia Forés. Ante todo, positividad, pero sin pasarse de listo intentando confundir al entrevistador con datos técnicos. “Siempre digo que el mejor ingeniero es el que te explica algo con sus propias palabras y se le entiende”, sentencia Forés.

- El saludo: La empatía es la clave, así que recuerde dar la mano y mirar a los ojos con sinceridad. ¿Quiere que le recuerden? Diga su nombre a la vez que chocan la mano. “Crea un punto de conexión importante al saludar y, si lo decimos en algún momento de la entrevista, es sencillamente perfecto”, resume Forés.

- ¿Hablar de dinero? Por supuesto, a todos nos mueve el vil metal, así que, si no hablan del salario, sáquelo usted, aunque siempre al final. ¿Y los horarios? Ni se le ocurra en una primera entrevista.

 8. ¿Y DESPUÉS?- Plazos: En diez días las empresas ya suelen tenerlo decidido, aunque puede preguntarlo al salir de la entrevista. ¿Y llamar después? Está en su derecho, pero hágalo educadamente y teniendo en cuenta que, muchas veces, los procesos se alargan.- ¿Y si pido explicaciones? “Si ha estado en un proceso hasta el final, realmente le deben una explicación”, señalan desde Ogilvy & Mathers. De hecho, si la respuesta es que no encajamos con la filosofía de la compañía, ¿qué sentido tiene volver a aspirar a cualquiera de sus puestos? Mejor que nadie pierda el tiempo.- Pruebe otra vez: Como al intentar retomar una relación sentimental, dese un tiempo. Aunque cualquier excusa es buena y un máster o un cambio importante en nuestra formación pueden justificar que mandemos otra vez el currículo. Todo sea por volver a intentarlo. Pero esta vez sin errores.

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