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Alterconsumismo
Coordinado por Anna Argemí
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"Anticafé", el café donde se paga sólo el tiempo y no la consumición

No se trata de un bar donde esté prohibido tomarse un café o de un sitio donde se abuchea al adicto a la cafeína. El «café» es para muchos un lugar donde se hace una pausa tomándose un cafelito. Luego toca apresurarse a salir y liberar el taburete de la barra para que otro lo ocupe. En el Anticafé, en París, no te invitan -más o menos calladamente- a dejar el espacio libre lo antes posible para que otro cliente consuma en tu lugar sino que te dejan apoltronarte todo lo que quieras. No se paga por consumición sino por horas. Como dice su «slogan» allí se paga sólo el tiempo que pasas, lo demás está incluido.

La primera hora en el Anticafé cuesta 5 € y cada hora que pasa el precio va decreciendo. Quedarse todo el día cuesta como mucho 20 €. Cuando dicen que «lo demás está incluido» quieren decir que por ese precio puedes beber (cafés, tés, refrescos), comer (tentempiés dulces y salados), navegar por internet (conexión wi-fi de banda ancha) y jugar con los juegos de sociedad que te proponen tanto cuanto te plazca. Lo de apoltronarse que decía arriba no es una metáfora. Puedes escoger donde sentarte: si en una silla, en una butaca de orejas o bien, si lo prefieres, puedes repantingarte en un sofá como si estuvieras en casa.

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Los tentempiés que ofrecen son «alimentos ricos» (nourriture riche, en francés) según su propia jerga y cultivados en un radio máximo de 40 km
. Por alimentos ricos se refieren a aquellos que conseguirían una muy buena nota si los examináramos bajo tres criterios: el sanitario, el social y el medioambiental. El cocinero responsable de los tentempiés es Arnaud Daguin, un chef distinguido con una estrella Michelin. Su compromiso con el cliente: no añadir aditivos, utilizar productos de temporada y trabajar con productores que apuestan por la agroforestería.

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El Anticafé se presenta como un espacio de disfrute y relax pero también de intercambio profesional: un cruce entre un café al uso y un novísimo espacio de coworking
. Por eso ofrece también barra libre de impresoras, videoproyectores y escáners. El fundador es un joven de origen ucraniano, Leonid Goncharov. Decidió crear en París el espacio que él buscaba como estudiante y que nunca llegó a encontrar: un lugar donde trabajar, pero también donde conocer a gente y pasarlo bien; un lugar donde no sentirse culpable de quedarse más de una hora después de haberse bebido el café. De hecho Goncharov exportó a Europa el concepto de los «anticafés rusos» (Tsiferblat), donde también se paga por el tiempo transcurrido y no por la consumición. El primer Anticafé europeo abrió en 2013 en París. Hoy en día ya hay 3 Anticafé en París, 1 en Roma y anuncian 50 nuevas aperturas en Francia (Aix) y en Europa en los próximos tres años como franquicias.


Fotos e ilustraciones: Anticafé

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