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Cómo casi me lleva al suicidio salir del armario en el deporte más rudo

Gareth Thomas, el jugador de rugby más popular de Gales, vivió un calvario. Ahora su drama inspira un anuncio de cerveza y una película

Gareth Thomas, con la camiseta de los Cardiff Blues, en un partido de 2010.
Gareth Thomas, con la camiseta de los Cardiff Blues, en un partido de 2010.Getty Images

Hombretones que chocan entre sí, narices rotas, barro. Esa es la idea que en España, un país no precisamente afín al rugby, se puede tener de este deporte que enciende a las masas en el Reino Unido. Pero para Gareth Thomas, emblemático jugador de Gales, el primero en disputar 100 partidos con su selección, lo verdaderamente duro era tener que mantener en secreto que es gay. “La batalla que he tenido que librar como persona ha sido diez veces peor que las batallas en el campo. Yo era físicamente fuerte, pero mentalmente débil y temeroso”, dice.

Fue a finales de 2009 cuando Thomas (Bridgend, 1974) hizo pública su homosexualidad. A tenor de las mínimas salidas del armario contabilizadas en el deporte, se puede sospechar que anunciarlo en el vestuario de un equipo de rugby no debe de ser fácil. Por entonces, ya en el ocaso de su carrera, Gareth Thomas admitió a Daily Mail que sabía de su tendencia sexual desde los 16 años, pero la había mantenido en secreto porque “sabía que nunca sería aceptado” en “el más rudo y macho de los deportes masculinos”, declaró. “El rugby era mi pasión, toda mi vida, y no estaba preparado para arriesgarme a perder lo que amaba”. Y añadía: “Casi me lleva al suicidio”.

Gareth Thomas y Mickey Rourke, quien quiere rodar una película sobre la vida del deportista. Están en el estreno de 'Immortals' (2011), en Los Ángeles.
Gareth Thomas y Mickey Rourke, quien quiere rodar una película sobre la vida del deportista. Están en el estreno de 'Immortals' (2011), en Los Ángeles.Getty Images

Su vivencia vuelve a estar de actualidad porque la marca de cerveza negra más popular, Guinness, la ha elegido como argumento para su último anuncio.Ya se sabe que la tendencia de moda en publicidad es el story-telling (contar una historia): las firmas declinan dar a conocer las bondades de sus productos, ahora todo son relatos. Historias de cerveceros españoles que viajan al sudeste asiático (San Miguel), de músicos de rock que evocan sus primeras cañas en Madrid (Mahou) o de jugadores de rugby que han estado a punto de quitarse la vida por miedo a que les fuera arrebatado el placer de patear un balón ovalado, lo que a Gareth más le gustaba hacer.

“Temía que todo el mundo me diera la espalda”, explica en el anuncio con cara de haberse quitado un peso de encima. Con un estadio vacío al fondo, su discurso está salpicado de violentas imágenes de rugby y suave música de piano. “No podía dormir, no podía cerrar los ojos, me daba pánico la oscuridad”. Al término de un partido en el que sintió que no había rendido al máximo, se derrumbó ante su entrenador. “No podía parar de llorar”, recuerda. Por suerte, el técnico le apoyó. “Esta gente te quiere”, le dijo, refiriéndose a sus compañeros de equipo. Pese a todo, soltar la bomba delante de ellos fue, para Thomas, “lo más duro que he hecho en mi vida”.

La batalla que he tenido que librar como persona ha sido diez veces peor que las batallas en el campo. Yo era físicamente fuerte, pero mentalmente débil y temeroso”, desvela el deportista

Los malos presagios de Gareth no se cumplieron. Compañeros de equipo y aficionados arroparon al fiero jugador de 1,92 metros en el momento en que él más lo necesitaba. “Quiero dar las gracias a todos por la increíble respuesta que he recibido, en mi nombre y en el de mi familia y amigos”, dijo días después. Robert Norster, presidente de los Cardiff Blues, donde jugaba entonces, le dedicó palabras de elogio: “Es un orgullo para este equipo, alguien que ha aportado honor a esta camiseta como gran jugador y líder sólido. Su vida privada solo te atañe a él”. Eso no le ahorró a Gareth los años de angustia en que escondía su sexualidad porque pensaba que truncaría su carrera.

Gareth Thomas, jugando con Gales, esquivando a un adversario australiano, en 2007.
Gareth Thomas, jugando con Gales, esquivando a un adversario australiano, en 2007.Cordon

Si la vida de Thomas sirve para vender cervezas, también podría servir para vender entradas de cine. Aunque con Mickey Rourke detrás del proyecto nunca se sabe. Cuatro años lleva dando vueltas la película sin que de momento haya visos de que vaya a ver la luz. Este mismo 2015 Rourke ha intentado venderla en Cannes, y habla de ella en entrevistas, anticipando perlas como que, en caso de interpretar él a Thomas, "se quitará los dientes postizos" para las escenas íntimas. Las últimas noticias desde Hollywood apuntan a que Rourke se lo está pensando, dado que en Estados Unidos la mayoría de la gente no sabe qué es el rugby. Los planes de rodaje en Gales se han trasladado a Irlanda y la trama, lejos de ser biográfica, se basaría en un concepto más amplio de la homosexualidad en el deporte (el filme podría titularse Irish thunder).

El pasado 19 de febrero las tribulaciones de Thomas llegaron al teatro. Ese día se estrenó en Cardiff (Gales) la obra Crouch, touch, pause, engage (las instrucciones que da el árbitro de rugby antes de una melé), basada en su vida y escrita bajo su supervisión. Tras la première, la función recorrió el resto de Gales e Inglaterra. A sus 41 años, Thomas, al que todavía conocen en su tierra como Alfie (por su parecido con Alf, el personaje de la popular serie de televisión) se ha convertido en un ejemplo de integridad y resistencia por su injusto sufrimiento, en un icono gay (el primer gran deportista británico en salir del armario) y en una celebrity que participa en la versión británica de Gran Hermano VIP o posa desnudo para Attitude, revista gay en la que habló de su novio, Ian Baum, diez años mayor: “Siento que es la pieza final del puzle”.

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