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Una travesía por el Mediterráneo: de voluntario a refugiado

El autor relata su conversación con un joven sirio que era colaborador de la ONG en su país y ahora, huyendo de la guerra, es receptor de la ayuda que antes prestaba

R.J. muestra una imagen en su móvil con el uniforme de la Media Luna Roja en Siria.
R.J. muestra una imagen en su móvil con el uniforme de la Media Luna Roja en Siria.

En el centro de registro de la Policía en Kos hay alrededor de 200 personas. Han estado dentro durante varias horas. Muchas llevan esperando este momento durante días, incluso semanas, donde obtendrán los papeles que les abrirán las puertas de la Grecia continental. Sentados en el suelo, son principalmente hombres, aunque también hay grupos familiares con niños pequeños o incluso bebés. Un joven sirio se fija en los voluntarios de la Cruz Roja Griega y se acerca a explicarnos que él es también parte del Movimiento Humanitario de la Cruz Roja y Media Luna Roja, como voluntario en la Media Luna Roja Árabe Siria, desde el año 2010. “Y mira cómo y dónde estoy ahora”, nos dice.

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R. J. tiene 24 años y procede de una zona rural de Damasco. Lleva muchos recuerdos en su teléfono móvil; fotografías relacionadas con su trabajo como voluntario en la Media Luna. En Siria, incluso durante el conflicto, fue conductor de ambulancia y voluntario de primeros auxilios, también proporcionaba apoyo psicosocial a las personas que, fruto de la violencia, perdieron a sus familiares o amistades. Su casa y vecindario fueron completamente destruidos por las bombas. Ha estado en la Isla griega de Kos compartiendo habitación con otros sirios durante 15 días, después de llegar en un bote desde la costa turca. Además de voluntario, estaba estudiando Arqueología cuando la guerra comenzó y su Universidad fue clausurada. “Ahora estoy en Kos. Al menos estoy contento porque hay un montón yacimientos Arqueológicos Medievales y Griegos que puedo visitar”, dice.

Pero nuestra charla despierta un recuerdo doloroso en él. “Estábamos planeando visitar las ruinas de Palmira con nuestros profesores universitarios”, explica. “Me siento avergonzado de su bárbara destrucción. La situación actual es muy dura para mí; todos los días lloro por haber dejado a mi familia detrás, y quisiera traérmelos conmigo”. Con los papeles de registro del Gobierno griego, R. J. nos confiesa que se encaminará hacia Países Bajos, donde planea retomar sus deberes cívicos. “Quisiera, en mi nuevo hogar, convertirme de nuevo en un voluntario de la Cruz Roja".

Oscar Velasco es delegado de comunicación en Emergencias de la Federación Internacional de Cruz Roja desplazado a Grecia.

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