Elijah Wood: el señor de los vinilos

Cientos de CDs fueron la compañía de Elijah Wood durante los 18 meses que vivió en Nueva Zelanda interpretando a cierto hobbit por todos conocido. Su condición de expatriado con escaso tiempo libre terminó por unirle a su colega de rodaje en la saga de El señor de los anillos, Dominic Monaghan (Perdidos), en una afición común: la de Djs aficionados que de vez en cuando se montaban una sesión en el bar de un colega. “Cuando trabajamos fuera, en los rodajes recibimos un presupuesto para nuestros gastos diarios. El mío terminó íntegro en una tienda llamada Real Groovie, que además tenía una de esas ofertas en la que cuanto más gastas menos cuesta cada disco. Terminé con una tonelada de ellos”, nos cuenta Wood, intentando alejarse de la etiqueta de celebrity Dj, un rato antes de debutar en uno de los templos sagrados de los pinchadiscos estrella, el Berghain berlinés.

De vuelta de la Tierra Media, el actor se llevó consigo su recién estrenada pasión, que pronto se convirtió en una nueva perspectiva profesional cuando se topó con el productor musical Zach Cowie (Turquoise Wisdom). Se conocieron mientras el músico pinchaba en un desfile de moda y, aunque solo Wood recuerda lo que ocurrió aquella noche de juerga, fue entonces cuando forjaron una amistad y una alianza profesional. Junto a un Cowie ya abonado a la sobriedad, el actor se pasó al vinilo y ambos montaron Wooden Wisdom. A menudo unen fuerzas con el irlandés Dj Fitz y el trío acaba de pinchar en una de las salas del club alemán (Panorama Bar), durante el nuevo acontecimiento musical para los meses de septiembre en la capital, el Pop Kultur. Cada vez que comparten espacio tras los platos viajan con más de 150 vinilos, a partir de los cuales nacen sesiones improvisadas e imprevisibles en las que hay cabida para todo tipo de sonidos. “Dependemos de la gente. Pinchamos la primera canción y tras ver la reacción del público decidimos lo que viene después”, cuentan en el biergarten anexo al mítico edificio de arquitectura estalinista.

Cuando están juntos no pueden parar de hablar de ella, de la mejor tienda de discos en Estambul donde encontrar melodías locales, de lo buena que es Francia para descubrir joyas del funk africano o de la web con una selección más grande de rarezas. Parecen competir, de hecho, por demostrarse el mayor conocimiento enciclopédico, pero tanta sobreinformación termina por enriquecer cada una de sus sesiones. Wood cree que es una lucha saludable, que nace de la admiración mutua y que les sirve de inspiración permanente. “Tenemos suerte de habernos encontrado los unos a los otros y de que nuestra adicción común sean los discos, que está dentro de los límites de lo socialmente aceptable -bromea Zach Cowen-. Ahora incluso somos gente cool”. Elijah Wood, quien se hizo famoso hace más de 20 años soportando los sibilinos ataques de envidia de su "primo" Macaulay Culkin en El buen hijo, no lleva la voz cantante, de hecho parece disfrutar de ser uno más en este grupo de melómanos compulsivos enganchados a la mesa de mezclas. “En mi día a día me siento bastante fuera de la industria del cine así que, no siento que tenga que escapar de Hollywood. Desde mi etapa en Nueva Zelanda, gran parte de mi tiempo libre lo ocupa la música y formar parte de este proyecto con ellos es una extensión de mi vida real”, dice. ¿Cómo sienta que se les denomine un supergrupo de Djs? “Bueno, quien diga eso necesita ayuda profesional”, coinciden los tres entre risas.