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MIRADOR
Columna
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Vuelve el ruido

Hay insultos que hacen más daño en el anonimato del ordenador que oídos de viva voz

Julio Llamazares

Llega septiembre, se acaban las vacaciones para la mayoría de los españoles y regresa el ruido. Durante unas semanas, pocas, el silencio se había apoderado del país, a excepción de las playas y de las zonas turísticas, pero hoy vuelve el ruido, que durante todo el año nos atronará de nuevo, el que verdaderamente aturde cuando no nos llena de furia o nos descorazona, que quizá es peor: el que producen los tertulianos, los políticos, los opinadores como yo (pido perdón por mi modesta contribución a él) y, sobre todo, los llamados internautas, que somos todos o casi todos, y que hacemos un ruido añadido, por más que sea virtual e inaudible para el oído humano normal. Hay palabras que hacen más ruido leídas que pronunciadas, como hay insultos que hacen más daño en el anonimato del ordenador que oídos de viva voz y con alguien con rostro y nombre detrás de ella.

Durante todo este mes, en este mismo periódico, he publicado una serie de treinta artículos dedicada a glosar el viaje que Don Quijote y Sancho Panza hicieron en la ficción desde su desconocido pueblo manchego hasta Barcelona, donde el hidalgo rindió sus armas y puso fin a sus aventuras, y, como es natural y hasta deseable, los comentarios que suscitó fueron variados y contradictorios: hubo quien me felicitó y quien me corrigió errores de enfoque o de precisión histórica, quien me advirtió de olvidos reales o imaginarios (El Quijote no es una guía, es una novela), y quien los comprendió y aceptó generosamente.

Lo que me desasosegó, no obstante, fue descubrir el alto número de lectores que, con razón o sin ella, anticipándose o no a lo que aún no había escrito incluso y daban ya por supuesto y erigiéndose en jueces de una horca que en la literatura y el periodismo cuelga siempre sobre las cabezas de los que lo hacemos, expuestos como estamos a todos los comentarios de los lectores, llenaron de insultos y palabras despectivas la edición digital de EL PAÍS a propósito de cualquier error o aseveración mía que no compartieran. ¡Y eso que hablaba de Don Quijote y de un viaje fantástico por literario, algo que no parece un tema muy conflictivo a priori (comparado, me refiero, con la política o con el fútbol), y que los internautas estaban de vacaciones y se supone que relajados y más tranquilos!

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Así que miedo me da, viendo las caravanas de españoles que hoy regresan a sus lugares de origen más cansados y estresados muchos de ellos que al dar comienzo a sus vacaciones y conociendo la agenda política que nos espera, el ruido que se va a producir a partir de ahora y la furia de que va a venir envuelto.

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