MTV azuza la polémica en la gala dedicada a los vídeos

Hace dos años fue de la que más se habló. Sobre el escenario, Miley Cyrus se fumó algo que parecía un porro mientras que, con la lengua afuera hacía su famoso twerking al cantante Robin Thicke y se tocaba todo el cuerpo con una enorme manopla. Esta noche es la presentadora de la misma gala que confirmó su estatus de superestrella a golpe de polémica y de la que el año pasado fue una de las grandes triunfadoras, los MTV Video Music Awards.

A pocas horas de que empiece el espectáculo, Miley se ha desmarcado de la imparcialidad que se le presupone a una anfitriona y se ha metido en medio de la trifulca entre la rapera Nicki Minaj y la artista pop Taylor Swift. Una tensión que comenzó hace un mes, cuando se hicieron públicas las nominaciones, de las que Swift es líder y Minaj se quedó sin candidatura al Mejor Vídeo del Año por su tema Anaconda. Minaj lanzó unos cuantos dardos a Swift y a MTV por Twitter, pero su enfado con la cadena estadounidense no ha impedido que hoy abra la gala. Cyrus dijo en una entrevista “que no apoya declaraciones hechas por pataletas egoístas”, posicionándose por tanto con la favorita para ganar los premios Taylor Swift.

El otro gran atractivo del evento, que se celebra en el teatro Microsoft de Los Ángeles, es el regreso después de cinco años sin actuar de Justin Bieber, que interpretará su tema What Do you Mean, y la presencia de Britney Spears, anunciada por sorpresa a última hora. El premio Michael Jackson a la Vanguardia será para otro experto en meterse en líos con Taylor Swift, Kanye West.

“Estamos preparados para Miley así que emitiremos con unos segundos de retraso”, ha confirmado en una entrevista a Billboard el productor de la gala, el veterano Van Toffler. Por un lado está seguro de que millones de jóvenes sintonizarán la cadena para ver a Miley Cyrus, sus estilismos y todo su despliegue de recursos para jalear al público, pero con este delay intentarán evitar problemas. Ahora presentan a Cyrus como “la anfitriona perfecta”, mientras que ella ha prometido a The New York Times una gala “plural” y “sin censuras”. Por su parte, Minaj también ha calentado la previa del evento. La artista ha insinuado que podría estar embarazada, pero al parecer el único antojo que tiene es hacerse con alguna de las estatuillas con la forma de un astronauta pisando la luna, figura que ha sido rediseñada para esta edición por Jeremy Scott, colaborador habitual de Cyrus, Minaj o Katy Perry, y que se prevé vestirá a muchas de las estrellas que estarán sobre el escenario, como Pharrell Williams, Demi Lovato.

Por último está Taylor Swift, que permanece callada a la espera de que las quinielas acierten y termine llevándose el premio al Mejor Vídeo del Año por su Bad Blood, superproducción en la que reunió a sus mejores y más famosas amigas y al rapero Kendrick Lamar. Su favoritismo no significa que vaya a estar tranquila. De momento hay rumores de que la organización podría haber sentado a la cantante junto a Justin Bieber, con quien no se habla desde que Swift presionase a su exnovia Selena Gómez para que rompiese con él. Además tendrá que verse las caras con Minaj y con Kanye West, quien esta vez ya tiene asegurado el suyo por su aportación a la vanguardia artística, e irá acompañado por su mujer, Kim Kardashian, que, como es habitual, puede terminar siendo una de las atracciones de la noche. Sin ser cantante ni haber rodado un videoclip en toda su vida.